Una serpiente y una historia del agua.
Notas para un estudio del Alto de Las Guitarras (introducción)

Cristóbal Campana Delgado. cmcampanad@hotmail.com

Introducción al libro Una sepiente y una historia del agua, Fondo Editorial de la Universidad Privada Antenor Orrego, Trujillo 2013.

Vista panorámica de la quebrada del Alto de Las Guitarras, desde el “portillo” del noroeste,
construcción Chimú para controlar el trueque de la sal. Las dos grandes piedras del centro de la
foto son “La Mesa del Agua” y el “Gran Sapo” del Núcleo Sur y, en primer plano a nuestra
izquierda el núcleo norte donde estás las imágenes más conocidas.

 

IntroducCIÓN

En uno de los paisajes más espectaculares de la región, se encuentra un conjunto muy grande de imágenes grabadas en piedra, de extraordinaria calidad artística y de alto valor histórico. El lugar, aparentemente, es una expresión de la belleza natural en donde diversos grupos humanos aprovecharon como espacios de caza, luego se asentaron estacionalmente a través de más de cinco milenios, tiempo, en el que se fue reordenando ese paisaje, confiriéndole y reestructurando hasta darle un valor simbólico y sagrado.

Amanecer en el día de solsticio de verano.


Nuestra manera de ver el mundo que nos rodea, ha perdido su animismo y nosotros la capacidad de animar. Ya no pensamos que aquello que ha ido modificando nuestra voluntad, nuestro esfuerzo y nuestros sueños, son cosas que han adquirido una vida propia derivada de la nuestra. Ya no creemos en cerros enamorados de las nubes que lloran ríos de agua cristalina. De ríos que corren por el cielo en forma de serpientes. Ya no creemos que los cerros oscuros, silenciosos y empinados en su soledad, sigan enamorados de las lagunas tendidas a sus pies y sin poder expresarles su amor. No creemos que en las oquedades de la tierra, por donde nacen las aguas, nacieron también los primeros hombres y amanecieron los sueños de nuestra existencia: Entonces, hemos perdido la capacidad del asombro y no podremos entender que este paisaje, ahora casi seco, fue hecho por el hombre.

El pragmatismo de las ciencias no esclarece las preguntas de los sueños, de los mitos y la verdad de los dioses. Creemos –ahora- que lo mejor es no creer en nada, ni en nadie. Y, así, nos quedamos solos en un balcón abierto a infinitas soledades, vacías de nosotros mismos. Hemos perdido el camino de nuestros pasos de venida, buscando abrir las puertas de salida.

Cuando se empina la mirada al llegar al Alto de las Guitarras, -y desde muy alto-  encontramos  la huella de una ondulante serpiente que baja lentamente, que se requiebra en la tortura sinuosa de los pedregales encendidos, que sigue y no muere, que acrecienta su cuerpo ondulante en las planicies y –como dudando- trata de  llegar a la angostura de la cerrazón. Allí, sus lágrimas serán la sal de la vida. Y así fue: su primer recurso para vivir. Desde “el portillo” vemos el origen de la vida, calculando su muerte en el otro extremo. Allí se convierte en el “río Salinas”.  Nació arriba dulce, angosta y cristalina y –abajo- muere angosta y salada. Esa es la historia del agua “animada” y convertida en serpiente que vivió hasta secarse para siempre en una garganta de sal.

Esa quebradita angosta que hoy vemos, fue como una serpiente viva que corría llevando agua, amarrando el cosmos entre el cielo, los suelos y las entrañas de la tierra, enhebrando la vida de plantas y animales hasta convertirse en una deidad hecha por el hombre. Así, por miles de años, fue el abrigo íntimo de cazadores, el escenario grandioso de sueños y leyendas, el sagrario abierto de los dioses que el hombre fue haciendo a su imagen y semejanza...y sin errores. Esta quebrada es la historia que soñaron nuestros antepasados para contar cómo el agua genera la vida, entre hembra y macho, iguales y sin errores a lo largo del tiempo. Esa quebrada, es la historia del agua que va fundando la vida. Y eso no es una metáfora más.

 

Guerreros danzantes en la lucha ceremonial.


Mirando ese paisaje, se podría pensar que un lugar con petroglifos es un lugar con hermosos rasgos orográficos, con un clima tal o cual, que varía según la época de la visita, o un extraordinario “paisaje”, en donde el hombre ha dejado valiosas muestras de su capacidad creativa. Es decir, vemos ese ambiente sólo como una expresión de la naturaleza sin entender que es el producto del esfuerzo y la creatividad humana. No buscamos otras explicaciones, ni el porqué el hombre ubicó allí su obra y no en cualquier otro lugar. El cómo lo fue modificando hasta someterlo a su mandato y así, sólo alcanzamos a pensar que si el paisaje fue entendido como parte de una cosmovisión, éste se convierte en un  escenario, en donde él y los elementos que allí aparecen son “actores” de un drama ceremonial donde se representa los momentos más importantes en su lucha por la existencia, en tiempos que se repiten y retornan. Éste es el caso de los paisajes aledaños al Alto de las Guitarras, Trujillo, Perú.

El Jaguar Totémico al atardecer...

La gran cantidad de petroglifos en El Alto de Las Guitarras (1), no ha sido estudiada científicamente, ni por medios arqueológicos, ni como conjuntos iconográficos, pese a que –en su variedad- muestra el proceso histórico de las diversas sociedades que allí actuaron o vivieron. La poca información existente se circunscribe a la publicación de algunas imágenes aisladas (2) y a su ubicación geográfica (Disselhoff 1960; Campana 1968, 1994; Núñez 1986; Zevallos 1990). Así mismo, dada su cantidad y variedad, en una zona que hoy parece inhóspita, es necesaria la explicación del largo y complejo proceso de ocupación sucesiva, que permita ver cómo se dio y cómo se  refleja en los estilos existentes. Allí Se puede observar cuales fueron las primeras imágenes y como fueron superponiéndose. Esto, nos permitiría entender los aspectos de su evolución y las rutas de su difusión en épocas tempranas. La gran cantidad de imágenes correspondientes a grupos de cazadores, frente a otras de gran calidad estilística, pero en mucha menor cantidad, informan del paso y duración de sus ejecutantes, de las diferencias de sus intereses y de la expresión de sus ideas en imágenes simbólicas complejas.

1. Coordenadas 405 – 003 de la hoja cartográfica Nº 17-f, (Salaverry), provincia de Trujillo, margen izquierda del valle de Moche. La cercanía a este valle es sólo geográfica, pues la quebrada donde están los petroglifos corresponde a la hoya hidrográfica del valle de Virú y -cuando traía agua- vertía en la margen derecha de ese río.

2.Horkheimer (1945, 1965:23); El Comercio (14/02/45); Garrido (1953); Disselhoff (1955:63-66,1960); García (1966:15); Kauffmann (1969 y en ed. de 1971:212; 1983:282); Pimentel (1986); Núñez (1986:359-442,2); Ravines (1986:41); Zevallos (1990:14 -16); Morales (1993); Kaulicke (1994:393); Rodríguez (1994:313-314); Guffroy (1999); Kaulicke et al. (2000:25-28); El Comercio-Enciclopedia Ilustrada del Perú (2001,1:106).


Coronando el cerro está la imagen del “Jaguar Totémico”, la neblina viene del oeste,
desde el valle de Moche y en primer plano el “templete” ante el “apu” está listo para
la ceremonia del amanecer cotidiano. Amanece el día del solsticio de invierno.


El mayor problema que aún tenemos s que no existen estudios cuyas investigaciones obtengan información del análisis estratigráfico, para saber cómo fue el proceso de ocupación de dicho lugar, excavaciones arqueológicas rigurosas que demuestren las fases de ese proceso. La mayor parte de estos estudios y sus respectivas publicaciones se circunscribe a la muestra de imágenes y a su ubicación geográfica. La última publicación  es un inventario donde aparecen las referencias correspondientes (3). Reconocemos nuestras limitaciones y el agudo problema con el que nos encontramos, dada la inexistencia de fechados rigurosos para definir el proceso histórico. Recurriremos a las asociaciones estilísticas, con las obras de sociedades de las que sí tenemos fechados radiocarbónicos, a partir de –por ejemplo- Huaca Prieta, de Sechín o de los cupisniques, cuyos fechados tienen calibraciones rigurosas y que tienen sus territorios de asentamiento a unos pocos kilómetros, en todo el valle medio. Estos sitios son: “Herederos”, Huaca de los Chinos, Menocucho, Huaca de los Reyes u otros más tardíos como las Huacas del Sol y la Luna.  

3. Para una buena y amplia documentación ver en ARTE RUPESTRE DEL PERÚ. HOSTNIG, Rainer: 197.  2004. Lima.

Este estudio se hizo se hizo a través de cuatro decenios, desde 1963 en que fuera nuestra primera visita con fines de investigación. En los primeros años de los setentas, sin contar con la tecnología ni el instrumental de los que hoy se puede tener, como un G.P.S. para un buen mapeo, película infrarroja o color, etc., lo que nos obligaba a mostrar fotografías sólo en blanco y negro o algunos centenares de diapositivas. En esa etapa establecimos la diferencia de sus principales técnicas de elaboración, evitando así que la fusión  involuntaria de las imágenes nos creara la confusión en la observación de su diseño. Siempre tuvimos la percepción de que en una misma piedra había información dejada por sus autores, en épocas diferentes. Pues, cuando no se advierte, las imágenes nos parecerían entreveradas, poco reconocibles o  deformadas en sus planteamientos temáticos y estilísticos, respectivamente.

En una etapa posterior hicimos los dibujos de aquellas que, siendo de un estilo definido, reconocible y predominante, aparecían junto a con otras imágenes de otro estilo y tema, y que por estar juntas, llevaba a la percepción equívoca del proceso y de la capacidad artística de sus ejecutantes. La tercera etapa –la actual- clasifica los petroglifos según su “carácter”, técnica y estilo asociado al tema. El uso de la fotografía digital con la que se puede tomar  fotografías de una sola imagen cada media hora, abaratando los costos, nos permite acumular miles de fotografías con imágenes, las que podemos verlas ampliadas a proporciones –y acercamientos- imposibles en el lugar. Así, se pudo revisar mejor el contenido temático, diferenciando las imágenes que aún estando juntas son de épocas y de sociedades diferentes, pues ahora, ayudados por un software especial, se puede estudiar muchas variables que antes nos fuera imposible.

En el Portillo nace la quebrada del Alto de Las Guitarras, en un triángulo cuyo vértice más agudo
da origen a la “serpiente del agua”. Por el lado Izquierdo, la hilera oblicua de piedras es “la Avenida”
y, a ese lado, está el área nuclear de las imágenes. En cambio, a su lado derecho hay restos de
construcciones. Así conforman un triángulo que recuerda una forma pélvica y genital.

Este lugar ahora denominado Alto de Las Guitarras, realmente es un lugar compuesto por dos quebradas “gemelas”, una chica a la izquierda de la mayor, sin petroglifos pero con otras evidencias de haber sido ocupada, pues hay evidencias de que fuera sembrada con coca. La quebrada más larga y con los petroglifos, debió ser conocida también en los tiempos del virreinato, pues era lugar de tránsito entre los valles de Virú y Moche y usado como coto de caza de venados. Existe información sobre el lugar desde tiempos anteriores a la Independencia, por muchos viajeros, soldados, comerciantes de leña, carbón y sal, especialmente a mediados del siglo XIX (4), quienes litigan sobre explotación de algarrobos, “minas de sal” y, en algunos casos sobre “usos y costumbres” de caminos. Ha sido descrito por varios estudiosos –como visitantes- desde mediados del siglo anterior con diferentes objetivos y -en los últimos decenios- fue analizado, tanto como resto arqueológico o como por el valor artístico de los petroglifos allí existentes.

4. Archivo Departamental de La Libertad (Sect. Archivo Baldomero Jara).

Por nuestra parte, hemos hecho varios estudios delimitando campos de interés, así, hemos tratado sobre el análisis de algunos petroglifos como aquellos que nos permitan entender el proceso, la variación en los conceptos de aprovechamiento de los recursos de ese ambiente y los cambios sociales entre los cazadores y trocadores que allí vivieron. Dentro de esto, el principal objetivo demostró cómo LA SAL, y luego la COCA, fueran los factores fundamentales para el control y manejo de ese ambiente. En otros estudios hemos tratado sobre las relaciones entre las imágenes corpóreas o escultóricas y la predicción del tiempo, o el cultivo de la coca, especialmente en la otra quebrada “gemela”. Otros estudios, los hicimos para explicar la tecnología y la especialización de sus ejecutantes y sus posibles reflejos en la estructura social.

Paralelamente, en nuestro país estamos viviendo un extraño y doloroso descuido frente a la agresión de todo aquello que tenga que ver con la cultura andina. Hay acciones conducentes a la  despersonalización de los diversos procesos que se dieran en este territorio y que, siendo el fundamento de nuestro orgullo nacional, tienden a la destrucción de nuestro patrimonio cultural.  Y lo que más nos preocupa es que no haya una conducta social y política que detenga tal agresión.

En nuestros tiempos, sólo se ha mostrado algunas fotografías hechas por viajeros o por estudiosos desde mediados del siglo anterior. Talvez, para nuestro vecindario y ciudadanía, los que mayor entusiasmo y buena voluntad mostraron, en la segunda mitad del siglo pasado, fueron el artista y profesor Marcial Américo Miñano, el ex Cónsul de Chile Sr. Constante Traverso, el periodista Gustavo Álvarez Sánchez a quien le debemos la primera numeración de muchas piedras -ya fallecidos- y a Luis Torres Alva, quien tiene el mayor archivo fotográfico de petroglifos de la región. Casi todos ellos, incluyendo a los estudiosos alemanes Hans Dietrich Disselhoff y Hans Horkheimer, profesor de la Universidad Nacional de Trujillo a la sazón, fueron llevados por don Manuel Acosta, también ya fallecido.  


5. Horkheimer (1945, 1965:23); El Comercio (14/02/45); Garrido (1953); Disselhoff (1955:63-66,1960); García (1966:15); Kauffmann (1969 y en ed. de 1971:212; 1983:282); Pimentel (1986); Núñez (1986:359-442,2); Ravines (1986:41); Zevallos (1990:14 -16); Morales (1993); Kaulicke (1994:393); Rodríguez (1994:313-314); Guffroy (1999); Kaulicke et al. (2000:25-28); El Comercio-Enciclopedia Ilustrada del Perú (2001,1:106), Campana 1984; 2003. Hostnig 2004.

El Alto de Las Guitarras (6) es uno de los repositorios de arte rupestre más importantes del planeta. Es, junto con “Toro Muerto” en Arequipa, un lugar de primera magnitud en los Andes. Tiene uno de los paisajes más dramáticos de la yunga costeña, porque allí se explica la función del agua en las sociedades del desierto y su simbolización como serpiente, eje de la visión cosmogónica de nuestros antepasados.  Pero, desgraciadamente, este extraordinario paraje está en completo abandono. 

6. Coordenadas 405 – 003 de la hoja cartográfica nacional, Nº 17-f, (Salaverry), provincia de Trujillo, Distrito de Laredo provincia de Trujillo, departamento de La Libertad, Perú.


En esta piedra se conjugan tres expresiones técnicas para mostrar su vocabulario simbólico. A,
Es una escultura, en tres niveles que semeja un templo en forma de pirámide trunca en cuya falda
hay una “paccha” de figura cambiante. B, es un conjunto de petroglifos bidimensionales a su alrededor, siendo el más importante el que muestra una serpiente que devora a otra y que es el más conocido.
Y, C, es la representación de la “paccha” cuya forma es de un mamífero que va cambiando de forma
según como se vaya secando el agua contenida. El de la fotografía semeja un oso, pero en otras
secas de mayor sequía muestra mamíferos más delgados. En el equinoccio cercano se adelgaza tanto
que de la cola sólo queda una línea delgada y aguda. Es una de las piedras más importantes del Núcleo Sur.


Este estudio tendrá cuatro partes bien definidas: la primera ha de versar sobre los aspectos geográficos, climáticos y ambientales. La segunda, tratará sobre la interpretación hecha por nuestros antepasados desde su visión cosmogónica, explicando sus implicancias teóricas e ideológicas con o dentro del pensamiento andino, que fundamentarán la interpretación de la obra humana en este lugar, pues –como se comprenderá- nos tenemos que mover entre más de dos culturas, pero básicamente, entre dos mundos diferentes: entre la concepción teórica propia del mundo andino, de sus conocimientos, mitos, leyendas y “decires”, de los que en la mayoría de los casos desconocemos sus respectivos lenguajes y argumentos y tenemos que tratar de entenderlos desde este lado del mundo occidental, con la presunta frialdad de su ciencia y desde otra cosmovisión. En la tercera parte se analizarán las sociedades que vivieron allí, rutas y evidencias, los caminos en diferentes épocas, recursos, funciones y petroglifos, las técnicas de grabación, esculpido, implicancias y el análisis de imágenes y formas. En la parte final, se estudiarán los temas y personajes, más notables, algunos  de los cuales han motivado publicaciones nuestras.

El “Triángulo Escalonado” es la primera de las cuatro partes escalonadas de la “chacana”,
el más completo instrumento para calcular el tiempo en el Mundo Andino. Su geometría fractal
puede verse en esta fotografía la cual tiene una garza sobre el segundo nivel y sobre la cabeza
tiene una chacana simple, como todas las deidades más importantes del Formativo. Esta piedra
forma parte del Núcleo Norte y como se puede advertir, en el atardecer del solsticio veraniego,
el sol define claramente su forma. Esta era una forma de calcular el tiempo.

 

abreu

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Cómo citar este artículo:

Campana Delgado, Cristóbal. Una serpiente y una historia del agua.
Nota para un estudio del Alto de Las Guitarras (introducción).

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2014