Costa Rica


El “arte precolombino”…  ¡no existe!

Víctor Alvarado Dávila. vdavila27@yahoo.com Magister Philosophiae

Algunos autores(1) o entienden el arte como artificio con fines utilitarios o confunden lo estético con el arte; mientras otros, como es el caso de Juan Acha (Las culturas estéticas de América Latina (2)), 1993), parecen reconocer los problemas que se generan cuando se confunde lo estético con lo artístico:

"...es falsa la cuestión del origen del arte, pues éste como sistema cultural de producción de imágenes, objetos y acciones estéticas data del neolítico, en que van apareciendo la cerámica y la cestería, la textilería y la orfebrería, la arquitectura y la pintura, la lítica y lo urbano.

Verdadero es el problema del origen de la sensibilidad o gusto estético
que existió primero en las relaciones del hombre con la naturaleza, como una estetización razonada de sus sentimientos biológicos o animales
(Acha, Juan: Las Culturas Estéticas en América Latina. 1993. Universidad Nacional Autónoma de México, p.31)

Sin embargo una cosa es el origen del gusto estético, que aquí no discuto, y otra cosa es decir que el origen del arte nace en el neolítico, lo que implicaría que todo el resto de los bienes estéticos precolombinos han de ser considerados arte, sin haber demostrado antes, que tales creaciones no estaban subordinadas a cuestiones externas a sí mismas. Y todo esto  aunque el mismo Acha aseveró lo siguiente:

"En el caso de nuestro estudio, incurriríamos en errores si empleamos los vocablos arte, artista y artístico, tan cargados de connotaciones extrañas al mundo precolombino. Lo mejor sería evitar su uso, explicar en qué sentidos los estamos usando o reemplazarlos por designaciones de oficio, anteriores al Renacimiento, como pintor, escultor o constructor" (Acha., 1993, p.31).

A pesar de lo expresado en esta cita, Juan Acha sigue empleando el vocablo arte aunque distinguiéndolo someramente del estético:

"...diferenciación entre lo estético y lo artístico (lo estético como facultad humana y lo artístico como sistema cultural o técnica de producir bienes estéticos)" (Ibid., p.41)

Definición que le permite a Acha sostener coherentemente –desde su propia lógica– que los bienes culturales al albergar elementos o características estéticas han de ser consideradas por lo tanto como artes desde el periodo neolítico.

Sin embargo, a pesar de tales distinciones tomamos un partido contrario, al definir al arte como una creación movida por el espíritu y las emociones humanas carentes de utilidad práctica, lo que implica que el fin del arte se encuentra en sí mismo, y que su condición estética nunca está subordinada a otros intereses místicos, míticos o mágico-religiosos, y tampoco militares. Lo que nos conduce a afirmar que la discusión tradicional occidental en torno al ser y el deber ser del arte, resulta no solo limitada, sino también gratuita cuando se aplica al mal llamado "arte prehistórico", "arte precolombino" y "arte indígena". Lo más honesto sería limpiar los vocablos, para asumir luego conscientemente las connotaciones específicas que elegimos como analistas. Solo así podemos hablar con cierta coherencia y propiedad de arte, estética, artesanía y otros tópicos. Por el momento, resulta evidente para nosotros las contradicciones lógicas y discursivas en las que caen la mayoría de los historiadores y arqueólogos del arte. Bien podríamos hacer caso omiso a esas nimiedades y valorar sus aportes, si bien no desde la disciplina estética, por lo menos desde la historia o la antropología de los bienes culturales, como los datos interesantes que nos proporcionan Acha y Vela, referentes al papel del artífice(3) (artista para Vela), de las nociones armoniosas fundamentadas en las matemáticas mayas, de las variaciones estilísticas, del realismo obsesivo de los artífices precolombinos y de su gran capacidad de abstracción simbólica, como de otros tópicos más. Incluso, si no somos tan exigentes podemos estar de acuerdo con David Vela cuando primeramente da cuenta de la subordinación de los bienes estéticos a los intereses mágico-religiosos de la comunidad. Pero no en cambio con lo que sigue, cuando tomando la óptica de Spinden, sostiene que los artistas "–aun estando bajo la influencia del sentimiento religioso y de los requerimientos  del rito– el arte se sobrepuso con mayor desarrollo e insensiblemente ganó independencia, con indudables contribuciones individuales" (Vela.,1983, p.21) Por último dirá (asumiendo la posición de Westheim) :

"en el arte maya parece que ya no existía el respeto a la tradición sagrada, y, si existía, era fácil desentenderse de él" ..."ello se debe a que lo religioso yano es el sentido ni la meta exclusivos de la producción artística; que al lado de lo religioso, relegado a segundo término, surge lo estético" ( Ibid., p.41) (4).

Podría parecer que David Vela es consciente que al quitarle la supremacía a la religión para dársela a la estética, se le otorga a los bienes culturales la categoría de arte.

He dicho que "podría parecer" que Vela estaba claro en las implicaciones de tales premisas, pero ahora lo dudo,  porque sin demostrar primero su hipótesis  –el tránsito de la primacía de lo estético sobre lo religioso– se enreda al partir de una concepción que implícitamente distingue entre arte mágico-religioso y arte estético, pues la misma lógica lo evidencia cuando desde un inicio habla de arte maya y de producción artística.

Por su parte, Juan Acha concuerda con el primer planteamiento de Vela, al reconocer la primacía de lo mágico-religioso sobre lo estético:

"Los diferentes dibujos y esculturas, cerámicas y pinturas que fueron surgiendo entre 4.000 y 1.300 a.C., muestran ya  una unión muy estrecha con la magia y lo mágico-religioso. Para nosotros son obras estéticas por bellas y no por útiles y, por ende, placenteras, como lo fueron para sus productores y sus usuarios. La estética de tales productos tuvo una lectura distinta a la nuestra. Ellos tuvieron sus razones, así como nosotros poseemos las nuestras igualmente válidas. Es menester, entonces, diferenciar unas de otras en lo posible. Su estética fue definitivamente mágico-religiosa" (Acha, p.32)

Más tarde, refiriéndose a las estéticas mesoamericanas, sostiene que lo religioso es producto de lo estético, lo que implica que lo primero está subordinado a lo segundo:

"Los utensilios y los bienes religiosos entrañan categoría estética, que son percibidas inconscientemente. Si es así, entonces cabe reconocer lo religioso como un producto estético"
(Ibidem; p.39).

Referente a esto, consideramos que la forma lleva implícita un estilo, pero la creación, que sólo se evidencia mediante la forma, es fruto de una exigencia espiritual o religiosa, o en otras palabras, que la forma es intrínseca a la intencionalidad religiosa, lo que implica que lo estético está subordinado a la exigencia religiosa, pues una cosa es decir que los bienes religiosos entrañan categorías estéticas, y otra que lo estético produce lo religioso. La finalidad no es crear belleza sin finalidad alguna. Se producen "objetos estéticos" con finalidad utilitaria de tipo religioso. Lo extraño es que el mismo Acha al hacer una síntesis de los bienes culturales de paleoamérica, afirma que lo religioso y lo estético se implicaban mutuamente, lo que nos parece más acertado que lo dicho en la cita anterior:

"Paleoamérica en general  –y esto como síntesis– nos muestra unas estéticas eminentemente mágico-religiosas, si nos atenemos a las escasas obras y documentos  de que disponemos. Esto significa que sus culturas poseían sistemas de valor o categorías estéticas que regían a las magias, ritos y mitos, y a la vez eran resultados de éstos" ( Ibid., p.58).

Pero la problemática no se resuelve ahí, pues líneas abajo olvida las influencias mutuas entre lo mágico-religioso y lo estético, y sostiene más bien que lo estético siempre estuvo subordinado a los otros órdenes, veamos:

"Los sistemas estéticos, hoy denominados artesanías o artes paleoamericanas, que producen objetos e imágenes (...) no tuvieron la importancia que queremos darles: fueron  –repetimos–  simples instrumentos  de las diversas acciones de las magias, rituales y mitos" (Acha, p.59) "Basta una ligera mirada en nuestros pueblos para comprobar que sus estéticas se dirigen a fuerzas sobrenaturales" (Op,cit.)

Finalmente a pesar de todas las críticas que podamos subrayar, lo fundamental de las obras que pretenden dar cuenta de los bienes culturales precolombinos, radica en la posibilidad de manifestar o expresar explícita o implícitamente, que las artes en América Latina no solo han de tener como referente las estéticas discursivas y técnicas estilísticas europeas. No se trata de rememorar nostálgicamente un pasado que ya no nos pertenece del todo, sino a medias, porque a pesar de que corre sangre indígena por nuestras venas, la visión de mundo asumida o impuesta es más europea que otra cosa. Ejemplo más cercano es lo que en este momento hacemos como escritor o lector.

De lo que se trata es de desenterrar parte de esta génesis olvidada, marginada y un tanto oculta y poder aprehenderla con las limitadas herramientas disponibles, con el fin de apropiárnosla para adaptarla a las nuevas orientaciones del arte latinoamericano, pienso aquí en lo que se puede extraer del realismo obsesivo, de las curvas y relieves en movimiento y de la capacidad sintética de abstracción de nuestros ancestros precolombinos, sensibilidad tan cercana a nuestra condición latinoamericana... ¡más de lo que nos imaginamos!

Notas

1. David Vela en su "Plástica Maya" (1983) escribe: "Subyugado por el sentimiento de lo sobrenatural y sobrecogido de emoción –temor y esperanza ante el misterio–, el arte sirve a la religión y se llena de ingredientes mágicos" (Vela, David: Plástica Maya: Guía para una apreciación. 1983.2ª  Edición, Tipografía Nacional, Guatemala.  p.18)

2. En esta obra Juan Acha  asegura que" las estéticas precolombinas, como muchas otras del mundo, son ajenas a la belleza y al naturalismo, ideales renacentistas". (Acha. P.28) Acha "peca" por ignorante, pero lo peor del caso es que parece vanagloriarse de ello. Una cosa es que las estéticas precolombinas carezcan de la concepción renacentista de "belleza", y otra cosa es afirmar que podamos concebir estética alguna sin la noción aprehensiva de belleza –así como otras nociones aprehensivas. Además, no es cierto que la belleza responda únicamente a los ideales renacentistas, ¿que pasa con las filosofías del arte anteriores en las que se inspira el renacimiento, por ejemplo en Platón y Aristóteles? En este sentido no puedo disculpar a Acha por su imprecisión teórico-discursiva y menos aún cuando contradictoriamente más tarde afirma que "es prerrogativa del ser humano ver belleza y señalar valor estético en los bienes naturales y los humanos o culturales, sin ser indispensables que sus autores ni sus usuarios originales hayan tenido conciencia de ella o de ello" (Acha. P.29) Estoy plenamente de acuerdo con lo dicho en esta cita, pero debo confesar que como lector me desorienta, pues ni siquiera es explícito con la manera en que emplea los vocablos.

3. Podemos estar de acuerdo con muchas de las intuiciones y orientaciones interrogativas planteadas por el autor citado,  pero resulta menester que a pesar de ello cuestionemos lo que considero lapsus de pluma y que hacen caer a Acha en contradicciones íntimas. Por ejemplo, cuando en sus "Prevenciones conceptuales" sostiene: "Por un lado, hay constantes humanas en la representación de las cualidades visibles. Por otro, existen las variantes estilísticas, que son las constantes de época o sociedad y que son decisiones culturales. Que en las obras precolombinas descubramos la regla de oro, implica descubrir una normalidad que nunca fue consciente en sus productores" (Acha. P.27) Todo iba bien hasta que se atrevió a negar la intencionalidad de los creadores, cosa que si bien no podemos afirmar, tampoco nos es posible negar. subrayado es mío. Por otra parte, siempre en relación con el papel del artífice precolombino, es menester resaltar una de las tesis más interesantes de David Vela, cuando afirma que la experiencia del  "artista" acrecienta la creatividad del mismo, lo que le permite fundar un estilo específico, que para Acha sería inconsciente.

¿Preguntas, comentarios? escriba a: rupestreweb@yahoogroups.com

Cómo citar este artículo:

Alvarado Dávila, Víctor. El “arte precolombino”...  ¡no existe!.
En Rupestreweb, http://www.rupestreweb.info/arteprecolombino.html

2008

BIBLIOGRAFÍA

*Víctor Alvarado Dávila: Magíster Philosophiae (Esteta y Fenomenólogo). Profesor de Filosofía en Escuela de Estudios Generales de la Universidad de Costa Rica. Entre las publicaciones relacionadas con el artículo presentado se encuentran:

Estética de la Armonía en Platón. 2005, Revista "Praxis", n° 57, EUNA/ Universidad Nacional. Heredia.

Entre líneas: “Comentario crítico al texto de Derrick Kerckhove: La Piel de la Cultura: investigando la nueva realidad”. 2006, Revista “Tópicos del Humanismo”, n°127, Universidad Nacional, Heredia.

Del Modernismo a las Vanguardias. 2006, Revista “Tópicos del Humanismo”, n° 128, Universidad Nacional, Heredia.

De las Valoraciones Estéticas: un acercamiento a los movimientos más representativos. 2006, Revista “Espiga”, nº 13, año VI, Escuela de Ciencias Sociales y Humanidades / Universidad Estatal a Distancia, San José, Costa Rica.

Cuando se escribe ¿Para qué se escribe?. 2007, “La Máquina del Tiempo” (…una revista de literatura). Argentina: (ver fuente)

De la Investigación en las Artes. 2007, “Encontrarte”, (Revista Cultural Participativa). Venezuela: (ver fuente)

Fenomenología del Teatro. 2007, “Enfocarte”, no.32,.: (ver fuente)

¿Existe Arte Prehistórico? 2008. “Gazeta de Antropología”, nº 24, Universidad de Granada, España: (ver fuente)

El Arte Zahuate, “ K ”, 2008. (Kafka, Revista de Literatura-Arte-Pensamiento). Año 2, nº 4. Ediciones Hypatia, S.A. de C.V. México DF.


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