Cañada El Marrón: un sitio ritual ubicado en el borde sur oriental del Desierto Chihuahuense en Mina, Nuevo León

Lorenzo Encinas. nichocolombia@gmail.com


Cañada el Marrón es uno de los sitios más representativos con manifestaciones relacionadas con el arte rupestre y en especial con la presencia del borrego cimarrón, extinto ahora en Nuevo León.

Ubicado en el municipio de Mina, Nuevo León, pertenece al Ejido Carricitos y se encuentra cerca de los poblados El Delgado y Presa de la Mula, comunidades donde se puede apreciar, además de la amplia gama de motivos rupestres, astas de venado y cornamentas de borrego cimarrón.

Para llegar a este lugar hay que realizar una larga caminata que inicia desde el sitio conocido como Puerto del Indio, que se encuentra a cinco kilómetros con dirección al norte.

Ubicación de Cañada el Marrón en Mina, Nuevo León.

Cañada El Marrón se localiza al poniente de Nuevo León, muy cerca de la frontera con el estado vecino de Coahuila, en un conjunto de cerros conocidos como Sierra del Marrón, por las tonalidades rojas y ocres de las piedras, tal vez el lugar toma ese nombre por el color de la serranía o bien porque hay algunos motivos rupestres dibujados con color marrón.

Parte del abrigo rocoso donde se encuentran las pinturas rupestres.

Y no es de extrañar esta colaboración ya que en los frontones pétreos se pueden apreciar minerales como el almagre y algunas rocas que contienen óxido ferroso con lo cual las tribus antiguas elaboraron los motivos rupestres.

Ubicado aproximadamente a 68 km de Monterrey, el lugar se encuentra plagado de manifestaciones gráfico rupestres ya sea a modo de pinturas o petrograbados.

Cañada El Marrón se halla muy cerca de otros sitios arqueológicos de la misma naturaleza como lo son Presa de la Mula, El Delgado, Puerto del Indio, el Coyote.

Además de Huizachal y de antigua hacienda conocida como El Anhelo estos últimos en el estado de Coahuila.

 

El Desierto Chihuahuense

El espacio se encuentra dentro de lo que se conoce como el Desierto Chihuahuense en la parte sur oriental de este mega sistema ecológico el cual termina en las estribaciones de la Sierra Madre Oriental justo en esta zona del estado de Nuevo León.

Aunque hay que aclarar qué hace miles de años, cuando los grupos de cazadores recolectores deambulan por estos lugares, el clima era bastante distinto y los arroyos, ahora secos, tenían corrientes de agua bastante considerables lo que permitirá en cierta medida albergar una buena cantidad de plantas y animales que servían como alimento a las antiguas tribus.

Lo anterior queda demostrado en la gran suma de motivos rupestres plasmados en la roca por los antiguos habitantes de este lugar.

Cañada El Marrón se halla en pleno desierto, al pie de un conjunto de serranías circulares, flanqueadas por la parte externa, al sur, por la Carretera Monterrey-Paredón y al oriente por la carretera Monterrey-Monclova.

El sitio se encuentra justo entre formaciones geológicas que corresponden al periodo Cretácico y al Paleoceno, de hecho se han encontrado infinidad de fósiles que proceden del Paleoceno en las inmediaciones de Cañada El Marrón.

En Cañada Marrón se aprecian formaciones rocosas del Cretácico y el Paleoceno.

El Desierto Chihuahuense es el sistema ecologico de mayor extensión en Norteamérica y es considerada una de las regiones secas con mayor riqueza de especies en todo el mundo (Morafka, 1977; Sutton, 2000; Hoyt, 2002).

Sus enormes planicies existen montañas de elevada altitud donde la flora y la fauna interaccionan, generando considerables formas de vida.

Aspecto del Desierto Chihuahuense en las cercanias del sitio arquelógico.

La Sierra Madre Occidental y la Sierra Madre Oriental son los límites del Desierto Chihuahuense, aunque aun hoy hay controversias en la delimitación de su extensión territorial (Henrickson y Straw, 1976) y en el clima (Schmidt, 1986) y en la flora (Hernández et al., 2004).

El mega sistema ecologico se extiende a lo largo de 630,000 km2 e incluye a los estados mexicanos de Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Durango, Zacatecas y San Luis Potosí y porciones de Queretaro e Hidalgo; en Estados Unidos, Arizona, Nuevo México y Texas.

Fuente: Ecología de la Vegetación del Desierto Chihuahuense, Diódoro Granados et al.
Revista Chapingo Serie Ciencias Forestales y del Ambiente, Volumen XVII,
Edición Especial: 111-130, Universidad Autónoma Chapingo, México, 2011
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El Desierto de Chihuahuense presenta una altitud que va desde los 600 y los 1.675 metros sobre el nivel del mar y tiene un ecosistema bastante rico en recursos bióticos.

La flora que predomina es variada y destacan plantas como la Gobernadora, Hojasén, Mezquite, además de la Anacahuita, la Yucas o Palma del desierto y Agaves tales como la Lechuguilla, sin olvidar al Nopal y el Peyote.

Fuente: Ecología de la Vegetación del Desierto Chihuahuense, Diódoro Granados et al.
Revista Chapingo Serie Ciencias Forestales y del Ambiente
, Volumen XVII,
Edición Especial: 111-130, Universidad Autónoma Chapingo, México, 2011.


La ilustración anterior representa el perfil semirrealista del ecotono conocido como mezquite-pastizal con la flora más representativa 1. Opuntia streptacantha, 2. Yucca carnerosana, 3. Cylindropuntia imbricata, 4. Opuntia duranguensis, 5. Acacia constricta, 6. Mimosa biuncifera.

Mezquite, planta muy importante cuya vaina era parte de la
dieta de los antiguos grupos de cazadores recolectores.


Luego de un buen aguacero, la anacahuita muestra su belleza en todo su esplendor y sus flores blancas adornan el paisaje de esta porción del Desierto Chihuahuense.

Las flores de Anacahuita aparecen luego de las lluvias.

En cuanto a la vida animal en las inmediaciones del sitio arqueológico predominan especies propias del desierto chihuahuense entre las que encontramos reptiles y mamíferos.

Abundan las serpientes de cascabel, las tortugas del desierto y algunas especies de pequeños lagartos que se esconden en las paredes rocosas en las cercanías de los arroyos secos, donde tratan de aprovechar la sombra y la humedad escasa producto de la brisa matinal.

Una tortuga del desierto.

Un tipo de víbora es común en esta zona de Nuevo León y Coahuila, se trata de la “Cascabel Pigmea”, cuya mordedura es letal y dado que la mayor parte de los sitios se ubican en espacios aislados es importante extremar precauciones y estar atentos para evitar algún desagradable encuentro.

Serpiente de cascabel pigmea.

En cuanto a los mamíferos, abundan los Coyotes, Zorras, Osos y felinos como el Puma y el Lince, especies de carnívoros que, aparte de cazar liebres, consejos, se han constituido como depredadores de ganado ovino, caprino y bovino, propiedad de los ejidatarios de las poblaciones de Carricitos, Presa de la Mula, El Coyote y El Delgado.

Un coyote del Desierto Chihuahuense.

En los abrigos rocosos, algunos de los cuales donde se encuentran motivos rupestres son habitados por Pumas.

Puma, un depredador se ubica en lo alto de la cadena alimenticia. Foto Especial.

Aunque en apariencia, y es una característica del desierto, se trata de espacios carentes de vida, hay que aclarar que esta región del Desierto Chihuahuense alberga un enorme ecosistema muy rico en una variedad de especies de plantas y animales.

Un correcaminos.

Tomando en cuenta los grabados rupestres ubicamos algunos animales como el Venado cola blanca, el Borrego Cimarrón, El Bisonte, estos dos últimos, extintos en el noreste de México y que gracias a las manifestaciones gráfico rupestres, plasmadas sitios como Cañada El Marrón, nos percatamos que hace miles de años abundaban en esta región del noreste de México y que sirvieron como alimento de los antiguos moradores de estos espacios sagrados, lo anterior es un campo fértil para la zoo-arqueología.

Huellas de bisonte

 

La Tintura de las Rocas

Una de las características que identifican a la mayor parte de las rocas son los tonos rojizos que sobresalen en las crestas rocosas donde fueron grabados los motivos rupestres.

En el caso de Cañada el Marrón las tonalidades rojizas de las rocas donde fueron elaborados los petroglifos resaltan en un día soleado, y su impresionante belleza dota al sitio de un carácter mágico.

Representación de pies en una roca de Cañada el Marrón.


En estas regiones del noreste de México las rocas presentan una capa mineral a la cual se le conoce como barniz de la roca, pero es en las rocas del desierto donde esta tonalidad adquiere un significado especial para los antiguos pobladores de esta región.

Este barniz suele mostrar un aspecto lustroso oscuro y muy delgado, pudiendo tener inclusive un grosor de una décima de milímetro. (Mc Aulffie, 2000).

Durante la época prehistórica los antiguos habitantes de los desiertos utilizaron una superficie recubierta por el barniz del desierto para trazar algunos elementos de su cosmología.

Los petroglifos fueron elaborados removiendo selectivamente el barniz oscuro revelando así la roca que por lo general tiene un color más claro y resalta a la vista el motivo.

Tintura en las rocas.

 

El sitio

Cañada El Marrón se encuentra en lo alto de una mediana serranía que corre de oriente a poniente y que se ubica en la orilla de un arroyo intermitente que en la época de mayor esplendor del sitio dotaba a los grupos de cazadores recolectores de agua o bien servía como abrevadero y trampa para las presas en las cacerías.

Aspecto de El Marrón y desde lo alto.

A lo largo del recorrido desde lejos se puede apreciar un abrigo rocoso donde y a la distancia se ve un conjunto de pinturas rupestres con tonalidades rojo, naranja, blanco, negro, amarillo y marrón, en cuyos trazos se detallan motivos geométricos (rayas, puntos, círculos), fitomorfos (plantas), zoomorfos (figuras de animales), antropomorfos (figuras humanas) y principalmente astas de venado y cornamentas de borrego.

Abrigo rocoso donde se encuentran las pinturas.

Las representaciones de estos últimos están diseminadas en la cresta rocosa, justo en la orilla del cauce del arroyo.

Cornamenta de borrego cimarrón grabada en la roca, además se aprecia
otro motivo que bien se puede tratar de la huella del óvido.

En Cañada El Marrón los antiguos grupos de cazadores recolectores plasmaron en la rocas, además del óvido, astas de venado como si se tratase de una especie de metáfora para el buen resultado en sus jornadas de cacería.

Asta de venado.

Cañada el Marrón se localiza en una cresta rocosa en cuya parte más alta se forman algunos abrigos rocosos mismos que se encuentran plagados de pinturas rupestres, la mayor parte elaboradas en color rojo, sin embargo también existen pinturas con motivos naranjas, ocres, blancos, negros y hasta amarillos.

La cresta rocosa mide alrededor de 400 metros y va desde el nivel del suelo hasta altura de 150 metros en lo alto de la pequeña serranía.

El sitio arqueológico está orientado hacia el sur y se encuentra en línea recta a otros lugares con gráfica rupestre como son Puerto del Indio, Ojo Frío, Cerro Bola y llama la atención que también se halla en línea directa con el Cerro de Mesillas, una montaña que domina el panorama de muchos sitios con que se encuentran en los límites de Nuevo León y Coahuila, seguramente el lugar fue un referente geográfico y probablemente fue utilizado de manera esquemática por los antiguos grupos de cazadores recolectores como un motivo para demarcar su territorio o como un referente de su cosmovisión.

Cerro de Mesillas un referente en el panorama de Cañada el Marrón.

En cuanto a las pinturas rupestre generalmente representan situaciones abstractas y motivos naturales y la podríamos catalogar dentro del estilo La Mula Pelillal cuyas pinturas se caracterizan por representaciones de pies y manos, además de líneas geométricas elaboradas con trazos gruesos, contrarias al delineado fino que predomina en algunos sitios ubicados más al oriente como es el caso de Boca de Potrerillos y el lugar conocido como El Magueyoso.

Cabe mencionar que el interperismo ha dañado varias pinturas e incluso, el espacio ha sido visitado por los vándalos quienes han dejado su huella depredadora en los motivos rupestres.

Huella depredadora de los vándalos.

La sobreexposición de pinturas rupestres puede apreciarse, lo que de alguna manera nos indica qué lugar fue ocupado por diversos grupos de cazadores recolectores que matizaron elementos de su cosmología en los frontones pétreos a lo largo del paso de los años.

Pinturas rupestres sobrepuestas.

Un par de manos pintadas muy cerca del panel principal de Cañada el Marrón puede representar rituales de iniciación entre los miembros de las tribus arcaicas.

Un par de manos, probable espacio para los ritos de iniciación.

En la parte de abajo del sitio de la cresta rocosa hay dos pequeños paneles con pinturas en color rojo los cuales no tienen relación con el conjunto de pinturas elaboradas en el abrigo.

Sobre los petroglifos encontramos que tienen una estrecha relación con la cacería y representan una forma simbólica para obtener buenos resultados en la cacería.

Entre el conjunto de petroglifos se pueden apreciar puntas de proyectil al lado de huellas de vanado lo que bien puede representar una oración para el buen efecto en las largas jornadas en busca de alimento.

Huellas de venado, junto a puntas de proyectil.

En el lugar sobresalen las astas de venado y las cornamentas de borrego cimarronas, siendo más numerosas las representaciones del óvido, pues su número alcanzan los 28 en tanto que existen en el lugar solamente 4 astas de venado cola blanca.

Cornamenta de borrego cimarrón, grabadas en una roca, junto al extinto cauce de agua.

Como ya se había mencionado la antigüedad de Cañada el Marrón puede comprender un periodo que abarca desde los 2 mil 500 años antes de Cristo hasta un poco más de 1.600 de nuestra era; aclarando que si tomamos en cuenta las fechas correspondientes a Boca de Potrerillos, un sitio arqueológico ubicado a 12 kilómetros, del lugar, la edad puede ser más antigua, inclusive llegando a superar los ocho mil años antes de Cristo.

Debido a que en el lugar existen bastantes cornamentas de borrego, hemos propuesto que este tipo de cornamenta del óvido caracterizada por un trazo doble, la denominamos: como “Estilo el Marrón”, motivo muy similar al de otros puntos cercanos como El Huizachal , El Coyote y trazo que se extiende a otros puntos más al oriente como Boquilla Flores y El Delgado, incluso hay representaciones de esta representación de la cornamenta en el interior del Cañón de Eslabones, en Ramos Arizpe, Coahuila, a escasos 5 kilómetros del sitio.

Cornamenta del óvido estilo “El Marrón”.

En Cañada el Marrón se contabilizaron 28 cuernos de borrego, las cuales se encuentran en la ladera sur del abrigo rocoso.

Llama la atención un conjunto de cornamentas en una roca las cuales fueron grabadas de una manera ascendente, motivo muy parecido al que se halla en dos sitios del estado de Coahuila, ubicados a menos de 5 kilómetros, uno al pie de la Sierra Pinta y otro localizado en el Cañón de Eslabones en el llamado Valle del Pelillal.

Posible representación de la Constelación de Orión.

De todo este conjunto bien se puede representar parte de la bóveda celeste, donde al igual que la tribu Kiliwa, de Baja California, los habitantes veían al borrego cimarrón como una representación de la constelación de Orión.

La tradición oral de los antiguos pobladores de Baja California, nos muestran la relación profunda entre la caza, las estrellas y el agua. Nos recuerdan, asimismo, una especie de código sagrado entre los cazadores del desierto, que consiste en compartirlo todo, hasta la abnegación, sobre todo con los que son muy jóvenes muy viejos.

Claude Lévi Staruss,

Hoy en día, los pocos Kiliwa que sobreviven en nuestros días aún creen que si las personas no comprenden que la bóveda celeste descansa en las cornamentas de los borregos cimarrones, entonces no ha entendido nada del universo.

En español se les ha denominado, “Las Tres Marías” o “Los Tres Reyes Magos”, por cierto Lévi-Strauss ha notado la íntima relación entre Orión y la cacería en ambos hemisferios (Lévi-Strauss, 1975:220-228).

Lo anterior bien puede ser parte de un mito ancestral, el cual se originó desde el momento en que los antiguos grupos de cazadores recolectores cruzaron el estrecho de Bering siguiendo a las especies en sus cacerías.

Representación probable de una manda de borregos cimarrones.

Cornamenta de borrego cimarrón y un espécimen de ovis canadienses.
Foto Composición José Ventura Flores.

 

El estilo

Estilísticamente hablando el marrón podíamos identificarlo como parte del conjunto La Mula Pelillal, que se caracteriza por representaciones de atlatls, cuchillos enmangados cornamentas de borrego, astas de venado, vulvas, huellas además de la recurrencia de pinturas y grabados de pies y manos. (Rodríguez, Rufino 2014)

Una vulva, motivo recurrente en Cañada el Marrón.

“El Marrón” se encuentra precisamente en una zona limítrofe del estilo predominante con el de Boca de Potrerillos por lo que este sitio bien podría ser caracterizado por una zona de transición en cuanto a los motivos rupestres ya que por un lado se encuentran los motivos relacionados con la cacería muy comunes en el estilo La Mula Pelillal que contrastan con los motivos característicos de Boca de Potrerillos como lo son los círculos, soles, planetas y los puntos como conteos lunares.

Una representación de venus.

 

Estilo La Mula Pelillal, del cual Cañada el Marrón forma parte, en conjunto es un enorme cuadrado el cual abarca desde el kilómetro 42 de la carretera Saltillo Piedras Negras hasta el kilómetro 79, desde el Arroyo de Patos y se prolonga hasta los grabados ubicados en los Cañones de Espinazo, Nuevo León hasta Cerro Bola muy cerca de Paredón, Coahuila.

De nueva cuenta en “El Marró”, los restos de las cocinas prehistóricas se aprecian varios fogones donde los antiguos grupos de cazadores recolectores hacían sus “barbacoas” y sus danzas ceremoniales, llamadas mitotes.

Fogones, las cocinas prehistóricas.

El peyote, planta alucinógena, abunda en el lugar, por lo que es fácil inferir que los antiguos habitantes de “El Marrón” recurrieron esta planta en sus rituales religiosos.

Peyote, planta que abunda en la región de” El Marrón”.

Cañada el Marrón se encuentra sobre las orillas de un arroyo intermitente que baja de la montaña y que en temporada de lluvias o huracanes suele llevar un considerable caudal de agua.

Cauce seco del arroyo que corre junto al sitio arqueológico.

Durante varias ocasiones, los poblados Presa de la Mula, Carricitos y El Delgado han quedado aislados de las vías de comunicación debido a que el arroyo crecido suele romper los puentes que los comunican con las carreteras que conducen a Monterrey.

Huellas, Astas y Cornamentas

No cabe duda que las representaciones grafico rupestres a lo largo de la historia del hombre pues han desempeñado un papel destacado en los intentos por entender el mensaje religioso de los cazadores-recolectores.

Atlatls grabados en la roca.

En el caso de Cañada el Marrón los motivos rupestres están asociarlos con espacios relacionados con la cacería de animales como los bisontes, venados, borrego cimarrón. Tal vez los motivos cómo el atlatl, las huellas, puntas de proyectil, astas y cornamentas, podemos relacionarla con la finalidad de aumentar, “sobrenaturalmente”, el éxito en la caza.

Para Rufino Rodríguez el observar huellas y astas de venados nos lleva a la hipótesis de la “magia de caza” o “magia simpática”.

En este hecho se entiende por el hecho “de grabar o pintar la pieza o animal que se deseaba cazar. Ellos seguramente pensaban que si lo representaban los cazarían, es decir habría éxito en cuanto que así era “embrujado” y atrapable en un tiempo más corto”, (Ídem).

Podríamos afirmar, que en “El Marrón” por largo tiempo se estuvo grabando, y que a lo largo de algunos milenios se siguieron elaborando pinturas y petroglifos conforme unos grupos se trasladaban y otros llegaban a este lugar, o bien el mismo grupo estacionalmente regresaba al sitio sagrado, para realizar sus rituales.

La pátina, es entendida como la parte externa de la piedra, se puede observar como una película o recubrimiento de tonos ocres, nos indica que en fechas diferentes se estuvo grabando.

En este caso, cuando el color del petroglifo es obscuro o se ha mimetizado y refleja una elaboración más antiguas, pero cuando en el petroglifo se observan tonos más claros nos indica que es más reciente.

En este sentido llegamos a la conclusión que en general la zona de Cañada el Marrón fue utilizada durante miles de años y se interrumpió con la llegada de los colonizadores europeos.

Llegamos inferir que los motivos relacionados con la cacería funcionaban dentro de un contexto mágico-religioso y se relacionaba como un culto al animal, que dotaba a la presa de un valor especial, como una pieza sagrada, lo que explica la proliferación de múltiples representaciones en las rocas de huellas, astas y cornamentas.

Cazar borregos y venados era extremo difícil en la prehistoria y al conseguirlo el hecho significaba prestigio para la tribu.

Los motivos de cacería y la adoración a los animales son remiten al concepto de “Zoolatría”, que no es más que el culto a los animales (Durkheim, 1992) donde los nativos procuraban no sólo cazar a sus presas, sino reproducir simbólicamente sus creencias y mitos a través de sus mitotes que regularmente llevaban a cabo.

En este caso, lo fundamental del totemismo podría recaer en la creencia sobre un origen común y en cierta afinidad consanguínea de los miembros de la tribu con especies de animales, plantas, objetos o de fenómenos.

Zona donde habitó el borrego cimarrón en Mina, Nuevo León.


En Sonora aún persiste el culto conocido como la danza del venado

https://www.youtube.com/watch?v=jTCmhhJk3mI
.

En las tribus de Baja California los indígenas llevan a cabo la danza del borrego cimarrón.
https://www.youtube.com/watch?v=esWeWcKRXZE.

Pobreza vs Riqueza Arqueológica

La temperatura que supera durante la época de verano los 43 grados centígrados y el sol abrasador parecen ser el común denominador en la zona.

Pese a la riqueza arqueológica, la pobreza y la sequía que caracterizan a esta zona de Mina y sus habitantes viven de manera muy similar como lo hacían los grupos de cazadores recolectores ya que viven de la recolección de frutos de algunas plantas como la flor de palma, los nopales y fruto la tuna, sin olvidar que procesan la fibra de lechuguilla y la cera de la candelilla.



Además, cuando no hay dinero, (eso es siempre) cazar ratas, conejos y liberes en el desierto.

A falta de pan, algunos pobladores comen ratas, conejos y liebres.

Así terminamos, a la sombrea de un mezquite, luego del recorrer la zona borreguera de Nuevo León.


 

¿Preguntas, comentarios? escriba a: rupestreweb@yahoogroups.com


Cómo citar este artículo
:

Encinas, Lorenzo. Cañada El Marrón: Un sitio ritual ubicado en el borde
sur oriental del Desierto Chihuahuense en Mina, Nuevo León.

En Rupestreweb, http://www.rupestreweb.info/elmarron.html


2015

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

 

Durkheim Emile. Las Formas Elementales de la Vida Religiosa Akal, 1982.

Henrickson and Johmston 1986. Vegetation and community types of the Chihuahua Desert.: 20-39.

Hernández et al Cactus species turnover and diversity along a latitudinal transect in the Chihuahua Desert Region. Biodivers Conserve 17:703–720.

Hernández et al Checklist of Chihuahuan Desert Cactaceae. Harvard Papers in Botany: 51-68.

Hoyt, A. C. 2002. The Chihuahuan Desert: Diversity at Risk. Endangered Species Bulletin 27(2): 16-17.

Mc Aulffie 2000. Desert Soils in A Natural History of the Sonoran Desert, Tucson Arizona.

Morafka D.J. 1977 “A biogeographical analysis of the Chihuahua desert through its herpetofauna”, Publishers, The Hague.

Rodríguez, Rufino.
http://coahuilarupestre.com.mx/index.php/noticias/articulos-escritos-por-rufino-rodriguez/
item/42-astas-sagradas

Schmidit 1986. Chihuahuan climate. Chihuahuan Desert Research Institute, Sul Ross State University, Alpine, Texas. pp. 40-63.

Sutton, A. 2000. El Desierto Chihuahuense, nuestro desierto. Fondo Mundial para la Naturaleza. URL: http://www.pronatura.org