|
|
||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
* En la descripción de algunas de las pinturas, especialmente de aquellas relacionadas con las figuras abstractas, se ha visto la necesidad de utilizar conceptos propios de la cultura occidental, lo cual obedece exclusivamente al interés de facilitar la identificación de los dibujos en el texto, sin pretender en ningún momento adentrarse en la interpretación de su significado. En el Cuadro 1 se puede observar que en 16 de las 33 pinturas identificadas se ha utilizado exclusivamente el color rojo en su trazo; cantidad que coincide con el número de representaciones efectuadas únicamente con pintura amarilla. Solamente en uno de los diseños se ha empleado simultáneamente los colores rojo y amarillo. Por otro lado, en la cara de la roca dirigida hacia el occidente se reconocieron 11 de las 33 pinturas (la tercera parte), mientras que en la cara dirigida hacia el norte el número corresponde a 22 (las dos terceras partes). Sobre el canto de la primera pared de roca se encuentra otra pintura abstracta elaborada con color rojo, dirigida aproximadamente hacia el norte (véase la Figura 6).
2. IMPORTANCIA DEL PICTÓGRAFO DE “EL HIGUERÓN” El primer investigador que reportó la existencia del pictógrafo de “El Higuerón” fue Wenceslao Cabrera en el año de 1.966, cuando publicó su artículo Pictógrafos y Petroglifos de Nariño en la Revista Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. En dicho documento, Cabrera dejó el siguiente testimonio (véase la Figura 7):
Figura 7. Primer reporte gráfico del pictógrafo de “El Higuerón” A nuestro modo de ver y teniendo en cuenta el conocimiento que tenemos de esta clase de antigüedades, este pictógrafo es de los más importantes del departamento y nos descubre por primera vez la existencia de pinturas rupestres con un color amarillo. En otras partes de Colombia hemos copiado multitud en color rojo y aún en negro, pero en amarillo es la primera vez que lo hacemos. Se encuentra en la cañada de la quebrada Higuerón, a 80 metros arriba de la cantera de los Cano, en el kilómetro 6 de la carretera de Pasto a Sandoná. Sobre unas rocas verticales, en forma de pequeños acantilados, se formó un ángulo diedro con dos superficies, formando 90 grados entre sí, y en ambas caras se encuentras las pinturas. Dos manos derechas en rojo, muy perfectas y pequeñas (la mayor de 15 cm.), una de ellas parece femenina, resalta a primera vista. La superficie pintada ocupa casi cuatro metros cuadrados y en líneas generales están bien conservadas, aunque en una esquina han roto la piedra y en otra se ha producido un oscurecimiento que puede ocultar otras pinturas pequeñas. Para el estudio de los pictógrafos de Nariño, esta piedra es importante e indispensable, lo mismo que para la correlación con las demás de Colombia y el Ecuador. Es una fortuna que permanezca casi ignorada y oculta, pues así se ha salvado de ser destruida (1). Posteriormente, en la década de los ochenta, Osvaldo Granda Paz describió a esta obra rupestre en su libro Arte Rupestre Quillasinga y Pasto de la siguiente manera: Se trata de una pintura elaborada sobre una roca diédrica, aunque otro elemento pintado de rojo está sobre este diedro y casi tapado por las raíces del árbol de higuerón que se introducen en la superficie pétrea. Con la localización de esta pictografía que se presenta precisamente en una esquina lítica debajo de un árbol milenario de higuerón, se plantea otro problema digno de estudiarse más ampliamente, pues, entre Pastos y Quillasingas el árbol de higuerón poseía grandioso poder mágico y curativo, así lo menciona Haro Alvear en su obra El shamanismo en el Reino de Quito. Por ello nos parece que el estudio del arte rupestre es trascendental en estudios de tipo etnohistórico y arqueológico en cuanto se interrelacione esta producción de carácter estético-ritual con pautas de poblamiento y características culturales. El pictógrafo del Higuerón está a unos 400 metros del punto en el cual se cruzan la quebrada del Higuerón y la carretera que de Pasto lleva a Genoy. La técnica que se utilizó fue la aplicación de pintura plana, los diedros líticos tienen entre 4 y 5,50 [metros] de alto por 1,50 y 2 metros de ancho, la tercera cara en la que se encuentra un motivo pintado es de formación muy irregular. Las figuras que se encuentran en la cara que aparece de frente al observador son las siguientes: 2 figuras antropomorfas de conformación masculina y que aparentemente corren llevando una lanza, 2 manos pintadas (intencionalmente) en colores amarillo y rojo y tamaños homogéneos, en la parte inferior se encuentra pintado en rojo una figura circular con ocho rayos o patas (¿representación solar?). Una figura de triángulos opuestos en color ocre, figura que Haro Alvear identifica como las alas del Sol, una figura geométrica que se conecta con un casquete hemisférico sobre el que descansa una E invertida, encima aparece otra E en dirección opuesta, 3 líneas o trazos en amarillo de una especie de tocado o rayos. En este sector la piedra fue destruida. En el plano o cara opuesta aparecen: 7 figuras antropomorfas estilo muisca, 5 de ellas en ocre y 2 en rojo. Una espiral en rojo de trazo muy delgado y exacto, 2 manos nuevamente, una en amarillo y otra en rojo, una figura de triángulos opuestos o alas de Sol en rojo, en la parte inferior están pintados dos cuadriláteros de diferentes tamaños en color rojo. A unos 50 centímetros de este conjunto, sobre la misma superficie, pero más arriba se inicia otro conjunto pintado solamente en amarillo y de figuras abstractas magníficamente elaboradas y que se han conservado con la vivacidad del color que debieron tener cuando recién se pintaron, se trata de una composición abstracta conformada por circunvoluciones y espiraloides y rectas, entre las que destacamos una especie de G o medialuna (¿símbolo lunar?), una figura que a manera de cuernos se entrecruzan y en mayores dimensiones y sobre la parte superior aparecen tres espiraloides que se unen y son interceptadas por otros signos, que aunque incomprensibles reaparecen en otros petroglifos de este mismo sector, exactamente en los de Pandiaco. Además de estas composiciones, existe un motivo solitario, pintado en rojo y ubicado en un espacio escondido de este abrigo natural, es una figura con tendencia antropomórfica y también de ave, ya que de los que pudieron haber sido sus brazos se abren un par de alas…(2) (véase la Figura 8).
Figura 8. Dibujo del pictógrafo de “El Higuerón” elaborado por Osvaldo Granda Paz. (GRANDA PAZ, Osvaldo. Arte rupestre Quillasinga y Pasto. Pasto: Ediciones Sindamanoy, 1983. p. 10). Para los actuales habitantes de Mapachico, la piedra de “El Higuerón” está vinculada a una serie leyendas que todavía se conservan en la tradición oral de esta comunidad rural del municipio de Pasto. El pictógrafo se lo considera como “un sitio que dejaron los antepasados como una señal de su paso por este territorio” (3) y el cual fue utilizado por los indígenas “seguramente para rendir culto”(4). Una de las leyendas más conocidas es la vinculación de la obra rupestre con la apertura de una puerta mágica que se abre cada Viernes Santo, permitiendo observar un tesoro que está relacionado con una biblioteca (5)* que puede ser obtenida por quien no quede encantado por las energías presentes en el lugar: “Nuestros abuelos y padres nos decían que allá no había que ir, sobre todo en Semana Santa, porque cuando llega el Viernes Santo, el sitio se abre y se mira una biblioteca, entonces, por eso nos decían que no vayan allá, porque se podía abrir y, entonces, uno podía quedar encantado. Esa era la creencia que había sobre este sitio”(6). De igual manera, la señora Marcionila Botina anotaba que: “hace unos 70 años, conversaban los mayores que en Semana Santa el sitio se abría y que se veía hartos libros, sino que era prohibido entrar ahí. Había un gran perro negro que estaba echado ahí cuidando el lugar. Por eso, nosotros nunca pasábamos por aquí”(7). Precisamente, este tipo de creencias también permitió que este bien cultural haya recibido en varias oportunidades la visita indeseable de buscadores de oro, como lo reportó el profesor Nicanor Criollo: “hace unos 30 años, cerca de la piedra del Higuerón, a unos 300 metros de ahí, don Pedro había huaqueado el sitio el 3 de mayo; aunque dicen que no encontró nada”(8). Algunos de las personas de Mapachico también resaltan que la presencia de la pictografía cerca de un árbol de higuerón no es casual, por cuanto se cree que dicha planta fue utilizada por los indígenas para “hacer sus brebajes, porque no es muy conocido aquí. En donde hay este árbol, se han encontrado restos de humanos sepultados en las rocas”(9). Por otro lado, desde el punto de vista de la investigación arqueoastronómica que adelantó Quijano (10), se pudo demostrar que la orientación y estructura de las paredes internas del pictógrafo de “El Higuerón” son de tales características que pueden registrar la proximidad del solsticio de verano (20-21 de junio de cada año) cuando se presentan los siguientes fenómenos: En primer lugar, la sombra proyectada por la pared de roca cuya cara está dirigida hacia el norte (azimut 285° 17') sobre el muro pétreo cuyo frente está dispuesto hacia el occidente (azimut 11° 18') alcanza en el año la menor distancia con respecto a la arista, para una misma hora de la tarde (véase el cuadro 2). Cuadro 2. Valores deducidos de la sombra proyectada en el pictógrafo de
En segundo lugar, durante las primeras horas de la tarde (1 p.m. a 3 p.m.) la pintura circular con ocho rayos es iluminada por el Sol, el cual, en su recorrido hacia el horizonte, desciende del meridiano celeste proyectando sus rayos sobre la obra rupestre (véase la figura 9).
Figura 9. Iluminación solar del círculo con ocho rayos pintado en la obra A medida que transcurre la tarde (aproximadamente entre las 3 horas y las 4 horas 45 minutos) el círculo de la pintura con ocho rayos va siendo cubierto poco a poco por la sombra proyectada (de 0,06 metros a 0,12 metros). Así mismo, en este período de tiempo (entre las 3 horas y las 4 horas 45 minutos), debido a que el Sol se encuentra más bajo sobre el horizonte, se puede apreciar con gran claridad que la sombra proyectada en este día es bastante uniforme, siendo aproximadamente paralela a la arista de intersección de las dos paredes de roca (véase la figura 10).
Figura 10. Sombra uniforme proyectada en el pictógrafo de A medida que la fecha de observación se aleja del día del solsticio de verano, esta sombra comienza a volverse más irregular, aumentado su valor cuanto más cerca se esté del solsticio de invierno (véase la figura 11).
Figura 11. Sombra irregular proyectada en el pictógrafo de “El Higuerón” Finalmente, en el último momento de la tarde, a medida que el Sol se dirige al punto del ocaso en el noroeste del horizonte, ocultándose detrás de las laderas del volcán Galeras, la sombra proyectada sigue incrementándose de 0,12 metros a 0,158 metros, quedando de esta manera cubierta completamente la pintura circular con ocho rayos por dicha sombra. Por lo tanto, los antiguos quillacingas solamente necesitaban observar la aparición de estos sucesos en el pictógrafo para saber que el Sol había “regresado” al mismo punto del cielo, coincidiendo este hecho con el inicio del verano en la región; un momento del ciclo estacional caracterizado por ser el más seco, con la menor cantidad de humedad en la atmósfera y con la presencia de los vientos alisios fríos del sureste que hacen descender la temperatura; variables que influyen de manera significativa en las plantas y en los animales. Debido a las características ambientales tan particulares del verano en la zona andina de Nariño, la llegada del solsticio de junio fue un momento muy importante para las comunidades indígenas que se asentaron en la región. Durante esta época se realizaba la cosecha de los productos de primera necesidad, como el maíz, precisamente para evitar la influencia negativa de las heladas, las cuales se incrementan con la llegada de los vientos del sureste. Así mismo, con el inicio de esta estación, los animales que habitaban por encima de los 2.700 metros sobre el nivel mar descendían a las zonas más bajas del valle de Atriz buscando mejores condiciones de existencia; situación ésta que era aprovechada por los cazadores. Además de la importancia de esta fecha en la vida material de las comunidades de los Andes de Nariño, actualmente se reconoce que los solsticios también tuvieron una gran importancia en la vida religiosa para estas primeras sociedades, especialmente en aquellas celebraciones realizadas para rendir culto al poder del Sol que fecunda a la madre Tierra y a su anual renacimiento; festividades que inclusive perduran hasta épocas recientes, no obstante la influencia de la cultura europea y al proceso de mestizaje que se dio con la llegada de los españoles. Así, por ejemplo, a finales del mes de junio, en algunos de los poblados que rodean la ciudad de San Juan de Pasto, ubicados en las laderas del volcán Galeras, todavía se conservan fiestas campesinas realizadas en agradecimiento a la tierra por las buenas cosechas obtenidas. En este sentido, se destacan las celebraciones de San Juan (24 de junio) y San Pedro y San Pablo (29 de junio) que se efectúan en Jongovito, Anganoy, Obonuco y Genoy. Son expresiones culturales en donde se aprecia el sincretismo religioso, producto de la unión de las celebraciones católicas en honor a los Santos Patrones traídas por los conquistadores españoles y los rituales agrarios relacionados con el solsticio de verano que se remontan a tiempos precolombinos. Los resultados de este estudio se publicaron a nivel internacional en la revista Anales de Antropología del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), no solamente como una forma de avalar el trabajo adelantado, sino, de manera especial, para resaltar la importancia del pictógrafo de “El Higuerón”: En el primer artículo, Quijano nos presenta los resultados iniciales de su investigación arqueoastronómica que realizó sobre el pictograma de El Higuerón, localizado cerca de la actual ciudad de San Juan de Pasto, Colombia. Este territorio fue ocupado en tiempos prehispánicos por la etnia de los quillacingas quienes, según Quijano, conocían la llegada de la estación de verano observando los efectos de la luz y sombra que se proyectaba en el pictograma. Realizó constantes observaciones con el fin de encontrar posibles conexiones entre la obra rupestre y ciertos fenómenos astronómicos. Sus conclusiones son ilustrativas para comprender la orientación y la estructura de las paredes del pictograma y, con datos medidos y un análisis estadístico, fundamenta su hipótesis sobre la idea de que los antiguos quillacingas solamente necesitaban observar la aparición de estos sucesos en el pictograma para saber que el Sol había regresado al mismo punto del cielo y que coincidía con en el inicio del verano en la región... (11). 3. ESTADO ACTUAL DEL PICTÓGRAFO DE “EL HIGUERÓN”El sábado 19 de julio del año 2.008 se realizó una visita al pictógrafo de “El Higuerón”, entre las 8:30 de la mañana y las 12 del mediodía, de acuerdo con el permiso solicitado al señor Guillermo Calderón, uno de los propietarios en donde se encuentra la obra rupestre. El recorrido fue adelantado por dos funcionarios de la Dirección de Cultura del municipio de Pasto: Nancy Liliana González Zambrano y Luís Alberto Ruiz y los integrantes del grupo de investigación Inti Rumi de la Institución Universitaria CESMAG: Luís Eduardo González Martínez y Armando José Quijano Vodniza. 3.1 DESCRIPCIÓN DEL RECORRIDO Una vez recibida la autorización por parte del señor Guillermo Calderón para hacer el recorrido, el equipo de trabajo se desplazó en vehículo hasta el predio de la señora Lola Vallejo (en el cual se encuentra el petroglifo de “La Gran Espiral”) y desde ahí se caminó hasta la entrada de la cantera “Santa Leticia”; una mina que comenzó a ser explotada comercialmente desde hace aproximadamente once años. Luego se ascendió por el camino que recorren permanentemente las volquetas que sacan el material producido, a cuyo pie corre la quebrada de “El Higuerón” (la cual procede de las partes altas del volcán Galeras). Es importante destacar que dicha quebrada presentaba un mayor caudal que el que se había podido observar en visitas realizadas en años anteriores, para esta misma época del año. Luego de pasar el altar erigido a la Virgen que algunos habitantes del corregimiento de Mapachico le han hecho sobre una pared de roca en donde las personas dicen que se apareció, se caminó aproximadamente unos 50 metros hasta encontrar en la parte superior, a mano izquierda, un árbol de higuerón de gran altura, el cual nos indicaba la proximidad de la obra rupestre. Hacia el lado derecho se aprecian las excavaciones de gran profundidad de la cantera “Santa Leticia”, de las cuales se está retirando el material petrificado depositado desde tiempos inmemoriales por el volcán Galeras. Estando de frente al árbol de higuerón, comenzamos a bajar hacia la quebrada, caminando por un depósito de material de desecho no consolidado, proveniente de la cantera “Santa Leticia”. Atravesamos la quebrada y nos adentramos por entre un espeso matorral que hacía difícil el acceso y que prácticamente haría desistir en su intento de llegar a la obra rupestre a una persona que no conozca el lugar. Cuando nos acercábamos a las pinturas rupestres evidenciamos un primer hecho preocupante: una parte del talud ubicado antes de llegar al sitio había colapsado, quizás debido al fuerte invierno que se ha presentado en los últimos meses en la región; sin embargo, también existía la posibilidad de que se debiera a la acción humana o a una combinación de ambos factores. Desde este derrumbo, nos arrastramos unos diez metros por entre la maleza, hasta llegar al pictógrafo de “El Higuerón”. El primer hecho relevante fue encontrar material que había caído por la parte alta de la pared de roca y el cual estaba depositado en la cercanía de la obra rupestre (figura 12), incluso había tierra que recientemente se había acumulado detrás de una de las paredes de la pictografía -de hecho, mientras se estuvo en el lugar, de vez en cuando se desprendían terrones que hacían evidente la presencia de material amontonado en la corona del talud-. También se observaron troncos de árboles que habían sido arrojados desde arriba (figura 13).
Figura 12. Material arrojado desde la parte superior del
Figura 13. Tronco de árbol arrojado desde la parte superior del talud. Como consecuencia de este proceso, sobre las 34 pinturas presentes en esta obra rupestre se había acumulado gran cantidad de polvo, afectando la visibilidad de las mismas hasta el punto de que la mayoría eran difícilmente reconocibles. La segunda etapa de la visita consistió en verificar la causa de los hechos antes mencionados, para lo cual el equipo se desplazó desde la obra rupestre hasta el lote de propiedad de los hermanos Calderón, ubicado encima de las pinturas, siguiendo una trocha abandonada que hace unos diez años se abrió en el sitio, cuando se hizo el levantamiento topográfico del lugar que sirvió como apoyo a la investigación que permitió vincular el pictógrafo de “El Higuerón” con el momento astronómico de la llegada del solsticio de verano. En este lugar se pudo comprobar que recientemente se ha dado apertura a una nueva cantera (figura 14), cuya área es mucho mayor que la de “Santa Leticia”, extendiéndose hasta el mismo borde en donde se encuentra el árbol de higuerón que yace encima de la pictografía (figura 15).
Figura 14. Nueva cantera abierta en la proximidad del pictógrafo de “El Higuerón”.
Figura 15. Material acumulado de la explotación de la cantera, El terreno se está explotando con maquinaria pesada, como se puede evidenciar en las huellas de la oruga que se observaron en un sitio ubicado a unos 20 metros en línea recta hasta el árbol de higuerón (figura 16), y es precisamente parte de este material acopiado en el borde del talud el que ha caído sobre la obra rupestre (figura 17).
Figura 16. Evidencia de huellas de maquinaria que se está utilizando en la
Figura 17. Desechos de la explotación de la nueva cantera que se De hecho, si se compara las fotografías mostradas en las figuras 18 y 19 se puede observar el grado de destrucción que ha sufrido el sitio, por cuanto las dos fotografías fueron tomadas aproximadamente en el mismo sitio: la primera, en el año 1.997 (figura 18) cuando se estaba realizando el levantamiento topográfico del lugar y, la segunda, en el 2.008 (figura 19), en el momento de la visita.
Figura 18. Imagen del sector próximo al pictógrafo de “El Higuerón”
Figura 19. Imagen del sector próximo al pictógrafo de “El Higuerón” en el verano del 2008. Con esta información se dio por terminada el reconocimiento, y el equipo de trabajo regresó al sitio de partida, descendiendo por la vía de acceso que se ha abierto para permitir el ingreso de los vehículos que están laborando en el lugar. 3.2 POSIBLES IMPACTOS DE LA NUEVA CANTERA SOBRE EL PICTÓGRAFO DE “EL HIGUERÓN” Desde el punto de vista de la conservación y protección del pictógrafo de “El Higuerón” la nueva cantera se convierte en una verdadera amenaza, por lo menos, por los siguientes motivos:
4. EL PICTÓGRAFO DE “EL HIGUERÓN” Y LA COMUNIDAD DE MAPACHICO Teniendo en cuenta que el pictógrafo de “El Higuerón” es uno de los últimos vestigios arqueológicos que se conservan en el municipio de Pasto, como herencia de nuestros antepasados, siendo una de pocas pictografías que han sido reportadas en toda la zona andina de Nariño y que tiene un comprobado valor astronómico como marcador de la llegada de la estación de verano en la región, se necesita realizar acciones urgentes que permitan, entre otros aspectos, comprometer a los propietarios del predio detener la explotación de la cantera en la cercanía de la obra rupestre (véase la figura 20), con la finalidad de reducir al mínimo los impactos negativos que este tipo de obras pueden llegar a generar sobre este bien cultural.
Figura 20. Zona aledaña al pictógrafo de “El Higuerón” que debería ser reservada En este sentido, los habitantes del corregimiento de Mapachico desde el interior de la misma comunidad han iniciado una serie de acciones encaminadas al conocimiento y la divulgación de este vestigio arqueológico, tal como se pudo constatar en los diferentes testimonios recogidos durante la visita al pictógrafo que se programó en al año 2.007 como parte de las Fiestas Patronales del corregimiento de Mapachico (véase las figuras 21 y 22), así como en el taller de mapas parlantes sobre obras rupestres realizado por el grupo de investigación Inti Rumi el 9 de junio del año 2.007 en la Escuela de Mapachico (véase la Figura 23).
Figura 21. Plegable de las Fiestas Patronales del corregimiento de Mapachico
Figura 22. Comunidad del corregimiento de Mapachico durante la visita al pictógrafo
de
Figura 23. Taller de mapas parlantes sobre obras rupestres ubicadas en el corregimiento de A continuación se transcribe el testimonio de la corregidora de Mapachico Irma Vergara, como una de las conclusiones que se obtuvieron en el taller sobre obras rupestres, especialmente, en lo relacionado con el pictógrafo de “El Higuerón”: Primero, en la gran mayoría de la población hay un desconocimiento total de las piedras. Pueda que conozcamos una o dos, pero no las relacionamos con nuestros antepasados, entonces, no le damos el valor que tienen. Yo pienso que, en primera instancia, sobre todo algunas de las personas que están aquí somos líderes: líderes en la educación, líderes en sus veredas, incluso algunas personas han hecho estudios o están haciendo estudios sobre Mapachico. Como corregidora, yo creo que lo primero es que nosotros tenemos que sensibilizarnos. Yo por lo menos desconocía hasta hace unos ocho días de la existencia de las piedras. Sabía de la Cueva Santa, pero simplemente lo había escuchado como una anécdota, hasta que ustedes llegaron a mi casa y me comentaron sobre esto. Creo que lo primero es que nos sensibilicemos y que tratemos de ir sensibilizando los entornos grupales más pequeños que nosotros tenemos. Acercarnos, conocerlos, tratar de saber un poco más de la historia, sobre todo con las personas mayores, y de pronto eso poderlo ir socializando y ampliando en el círculo de nuestras familias, de la escuela, a ver si se puede recuperar. A mí me preocupa, por ejemplo, lo que ustedes decían que ya existe un hueco en la piedra del Higuerón, Lucio Figueroa decía que ahí los dueños ya están intentando dañarla. Nadie se ha interesado, porque no sabíamos el valor que tienen las piedras (12). De igual manera, el profesor Nicanor Criollo expresó: Saqué un tiempo para venir a esta charla, a reunirme con ustedes, porque el hecho de que en nuestro territorio exista este tipo de señas nos dice de lo que pasó anteriormente con nuestros antepasados, pero más que conocerlo se trata de rescatarlo y de difundirlo a la comunidad, porque si solo lo conocemos o dejamos ahí, pasará lo que dice don Luís: tarde o temprano lo vamos a destruir. Entonces, sería bueno que tomemos conciencia que el sitio se conserve como una prueba de que ahí estuvieron nuestros antepasados haciendo esa clase de trabajos. No sabemos porqué, de pronto no tenía libros, no tenían computadores como ahora los tenemos, pero miraron que esas piedras eran una herramienta para dejar el testimonio de su cultura. Con los niños de la escuela estuve planeando ir al Higuerón: ¡ nos vamos a una piedra bien bonita en donde pienso que ahí estuvieron viviendo nuestros primeros padres…! Yo pienso que Mapachico está en mora de explotar estos recursos culturales (13).
Notas 1. CASTILLO, Mario. Prólogo. En : Revista Anales de Antropología del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México UNAM. México. No. 40 I; (2007); p. 6. 2. Es probable que esta situación fue lo que ocasionó el derrumbe de la pared ubicada aproximadamente 10 metros antes de llegar a la obra rupestre, tal como se reportó en la descripción de la visita. 3. TALLER DE MAPAS PARLANTES SOBRE OBRAS RUPESTRES DEL MUNICIPIO DE PASTO, participación de doña Irma Vergara, Corregidora de Mapachico, Escuela de Mapachico, 9 de junio del 2007. 4. TALLER DE MAPAS PARLANTES SOBRE OBRAS RUPESTRES DEL MUNICIPIO DE PASTO, participación de Nicanor Criollo, profesor del corregimiento de Mapachico, Escuela de Mapachico, 9 de junio del 2007. 5. CASTILLO, Mario. Prólogo. En : Revista Anales de Antropología del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México UNAM. México. No. 40 I; (2007); p. 6. 6. Es probable que esta situación fue lo que ocasionó el derrumbe de la pared ubicada aproximadamente 10 metros antes de llegar a la obra rupestre, tal como se reportó en la descripción de la visita. 7. TALLER DE MAPAS PARLANTES SOBRE OBRAS RUPESTRES DEL MUNICIPIO DE PASTO, participación de doña Irma Vergara, Corregidora de Mapachico, Escuela de Mapachico, 9 de junio del 2007. 8. TALLER DE MAPAS PARLANTES SOBRE OBRAS RUPESTRES DEL MUNICIPIO DE PASTO, participación de Nicanor Criollo, profesor del corregimiento de Mapachico, Escuela de Mapachico, 9 de junio del 2007. 9. CABRERA, Wenceslao. Pictógrafos y petroglifos de Nariño. En : Revista Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Bogotá. Vol. 12, No. 48; (jul., 1966); p. 392. 10. GRANDA PAZ, Osvaldo. Arte rupestre Quillasinga y Pasto. Pasto : Ediciones Sindamanoy, 1983. p. 9-11. 11. TALLER DE MAPAS PARLANTES SOBRE OBRAS RUPESTRES DEL MUNICIPIO DE PASTO, participación de don Luís Figueroa, Presidente de la Junta de Acción Comunal de Briceño, Escuela de Mapachico, 9 de junio del 2007. 12. TALLER DE MAPAS PARLANTES SOBRE OBRAS RUPESTRES DEL MUNICIPIO DE PASTO, participación de doña Irma Vergara, Corregidora de Mapachico, Escuela de Mapachico, 9 de junio del 2007.OBRE OBRAS RUPESTRES DEL MUNICIPIO DE PASTO, participación de Nicanor Criollo, profesor del corregimiento de Mapachico, Escuela de Mapachico, 9 de junio del 2007.
—¿Preguntas, comentarios? escriba a: rupestreweb@yahoogroups.com— Cómo citar este artículo: Quijano Vodniza, Armando José. El pictógrafo de “El Higuerón”: 2009 BIBLIOGRAFÍA CABRERA, Wenceslao. Pictógrafos y petroglifos de Nariño. En : Revista Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Bogotá. Vol. 12, No. 48; (jul., 1966); p. 392. CASTILLO, Mario. Prólogo. En : Revista Anales de Antropología del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México UNAM. México. No. 40 I; (2007); p. 6. GRANDA PAZ, Osvaldo. Arte rupestre Quillasinga y Pasto. Pasto : Ediciones Sindamanoy, 1983. p. 9-11. QUIJANO VODNIZA, Armando José. El pictógrafo quillacinga de “El Higuerón” como marcador del solsticio de verano. San Juan de Pasto : Empresa Editora de Nariño – EDINAR, 2007. p. 99-101. QUIJANO VODNIZA, Armando José y AGREDA MONTENEGRO, Esperanza Josefina. Estudio arqueo y etnoastronómico de obras rupestres localizadas en los barrios de Pandiaco y Torobajo y en los Corregimientos de Mapachico y Genoy del Municipio de Pasto. San Juan de Pasto : inédito. TALLER DE MAPAS PARLANTES SOBRE OBRAS RUPESTRES DEL MUNICIPIO DE PASTO, participación de doña Marcionila Botina, habitante del corregimiento de Mapachico, Escuela de Mapachico, 9 de junio del 2007. TALLER DE MAPAS PARLANTES SOBRE OBRAS RUPESTRES DEL MUNICIPIO DE PASTO, participación de Nicanor Criollo, profesor del corregimiento de Mapachico, Escuela de Mapachico, 9 de junio del 2007. TALLER DE MAPAS PARLANTES SOBRE OBRAS RUPESTRES DEL MUNICIPIO DE PASTO, participación de don Luís Figueroa, Presidente de la Junta de Acción Comunal de Briceño, Escuela de Mapachico, 9 de junio del 2007. TALLER DE MAPAS PARLANTES SOBRE OBRAS RUPESTRES DEL MUNICIPIO DE PASTO, participación de doña Irma Vergara, Corregidora de Mapachico, Escuela de Mapachico, 9 de junio del 2007. VISITA
CON REPRESENTANTES DE LA COMUNIDAD DE MAPACHICO AL PICTÓGRAFO DE “EL
HIGUERÓN”, participación de don Lucio Figueroa, pictógrafo de “El
Higuerón”, 13 de julio del 2007. [Rupestreweb Inicio] [Introducción] [Artículos] [Noticias] [Mapa] [Investigadores] [Publique] |