Perú

Mant´o: sitio rupestre de características singulares en los Andes amazónicos del Cusco.

Rainer Hostnig rainer.hostnig@gmail.com SIARB. Cusco, Perú

Artículo a ser publicado en el libro “La Amazonía en el Cusco” bajo el título “Mant´o: crisol del mundo andino y amazónico en un lugar de tránsito y transición”. INC, Cusco, 2009. En esta nueva versión, preparada para Rupestreweb, se incluyeron nuevos textos e ilustraciones haciendo necesaria la renumeración de las figuras.

Ver localización aproximada en Google Maps.


Introducción

Mant’o, por su ubicación estratégica entre los pisos ecológicos de Quechua y Yunga en la vertiente oriental de los Andes cusqueños, lugar de confluencia de ríos y de convergencia de importantes rutas de tránsito, por su paisaje abrumador y de notable carga mágica, a la que contribuye la presencia de una imponente caída de agua cerca de la unión de los ríos Lares y Amparaes, debe haber sido un lugar sagrado para los pueblos precolombinos, sean andinos o amazónicos, que compartían este espacio o transitaban por él a través de los siglos anteriores a la llegada de los españoles.

Las pinturas rupestres en los abrigos y en las bases de los farallones de la zona, realizadas al parecer en diferentes períodos prehispánicos, pero con mayor intensidad probablemente durante la época inca, son una expresión “elocuente” de esta sacralidad y reflejan la importancia sociopolítica, económica y ritual de la zona. Son, además, de interés particular para la investigación del arte rupestre del suroriente peruano por no tener parangón en cuanto a iconografía y estilo de representación con las demás manifestaciones rupestres de la región. No sólo se destacan por su ubicación particular, sino también por la amplia gama de representaciones zoomorfas (camélidos, jaguares, monos y serpientes) y antropomorfas, la variedad estilística y la forma peculiar de representación de los camélidos, los detalles de la vestimenta en los personajes y el empleo de la policromía. Son una prueba contundente de la ocupación de esta franja de tierra contigua a la Amazonía cusqueña por pobladores precolombinos de aparente origen andino, pero en contacto estrecho con sociedades amazónicas, con las que deben haber mantenido a lo largo de los siglos relaciones tanto pacíficas como de conflicto, de intercambio cultural y comercial y también de enfrentamientos bélicos con el propósito de ganar control sobre territorios y recursos naturales más allá de las “fronteras” establecidas.

El presente artículo contiene una breve contextualización histórica, arqueológica y ecológica de la zona, un resumen de antecedentes de investigación sobre las pinturas, una somera descripción ilustrada de cada uno de los seis subsitios rupestres de Mant’o hallados hasta la fecha, a la que sigue un capítulo sobre el estado de conservación de los paneles. Finalizo el trabajo con conclusiones derivadas de la comparación estilística e iconográfica de los diferentes subsitios de Mant’o, con un planteamiento tentativo respecto a la ubicación cronológica de las pinturas y con apreciaciones sobre el posible significado de determinados motivos y escenas y sobre la importancia estratégica del lugar.


Ubicación geográfica

Mant'o se encuentra en las estribaciones orientales de la Cordillera de Vilcanota, en la confluencia de los ríos Lares y Amparaes, que dan lugar al río Yanatile. Territorialmente pertenece a la Comunidad Campesina de Matinga en el distrito de Lares, provincia de Calca.

Tres de los seis sitios registrados hasta la fecha se encuentran en un espolón del cerro Wanacaure, llamado Mant'o(1). Los otros dos están ubicados en las laderas de la montaña Loaq'ay en la margen izquierda del río Lares, cerca de su confluencia con el río Amparaes. Los sitios se extienden desde los 2,400 hasta los 2,600 metros sobre el nivel del mar (Fig. 1).

 

 


Departamento de Cusco
y distrito de Calca

 

 Fig. 1:  Mapa de ubicación con indicación de sitios arqueológicos de la época incaica.
(en base a Carta Nacional de Escala 1:100,000 del Instituto Geográfico Nacional)

Antecedentes históricos y sitios arqueológicos cercanos

El actual distrito de Lares estuvo poblado en tiempos preincaicos por los Laris y Wallas que, junto con los Sawasiras de la zona de Calca, habían logrado resistir durante un tiempo prolongado los afanes imperiales de los incas del Cusco. Según las crónicas españolas, Calca fue conquistada recién bajo el reinado de Viracocha Inca (Cieza de León [1553] 1977:138-141), probablemente en la segunda mitad del siglo XIV, y es de suponer que al mismo tiempo había sido incorporada al incanato la región de Lares y Amparaes, convirtiéndose los Laris en indios tributarios (Lare inga), junto con los Antisuyo inga y Tambo inga (Guaman Poma de Ayala [1613] 1987).

La ocupación inca fue consolidada con la construcción de caminos que interconectaban el valle del Vilcanota con las punas de Lares y la ceja de selva del actual distrito de Yanatile, a lo largo de los cuales fueron construidos tambos, ciudadelas fortificadas y dos asentamientos humanos de importancia, que son Antawalla, en la parte alta de Lares y Choquecancha a medio camino entre Mant'o y Antawalla. Los restos arqueológicos inca en Choquecancha y las construcciones castrenses ubicadas a lo largo de la cumbre del cerro que separa las cuencas hidrográficas de Lares y Amparaes en la ruta hacia Mant'o, son un indicio de la importancia estratégica y económica de la zona, la que era necesario proteger contra las incursiones de pueblos amazónicos con las cuales los incas no habían logrado establecer alianzas duraderas.

Al igual que la ceja de selva de la vecina provincia de Paucartambo, también el valle tropical de Yanatile debe haber servido en la época Inca para el cultivo de coca, maíz y frutales en chacras trabajadas por mitimaes andinos, mientras que, paralelamente, debe haber tenido lugar en esta zona de transición entre la sierra y la yunga un intenso intercambio de productos amazónicos como plumas de guacamayos, pieles de animales silvestres, animales vivos, chonta para la fabricación de arcos y flechas, etc. y andinos (principalmente instrumentos metálicos y líticos).

En el lugar llamado Mant'o convergen al menos dos caminos precolombinos de importancia, ambos parcialmente empedrados: uno que desciende de la parte andina para penetrar en la zona amazónica del actual distrito de Yanatile y el otro que según Salustio Gutiérrez (s/f) procede de la provincia de La Convención y se dirige hacia el río Mapacho y la selva del Manu. A poca distancia de Mant'o, mirando hacia el sur, se encuentra en la parte alta del cerro Wanakauri el sitio arqueológico inca de Qoriwayrachina. Más allá le siguen, siempre en dirección al sur y sobre el camino inca, los sitios Llukumarca, Aukani, Aromarka y Choquecancha. En la plaza principal de Choquecancha se puede todavía observar los restos de un usno ceremonial de forma rectangular, con mampostería rústica hecha de piedra pizarra. El muro frontal, orientado hacia la plaza, donde antes se encontraba una pequeña laguna drenada luego por los españoles, está ornamentado con 14 nichos trapezoidales y 42 ventanillas de doble jamba en la parte superior del muro. (Fig. 2).



Fig. 2: Edificio ceremonial inca en la plaza de Choquecancha

Toponímia

El nombre del sitio aparece escrito de diferente manera en la bibliografía consultada. Los nombres más comunes son “Mant'o”, “Manto” y “Mantu”. También se encuentran “Mantto”, “Mantur” (Valcárcel, 1926) y “Mantocc” (Bües, en Barriales, 1982; Pardo 1957). Según Valcárcel, la palabra “mantur” designa un fruto tropical de color rojo. En el diccionario quechua-castellano de la Academia Mayor de la Lengua Quechua del Cusco, el término “mantur”, es traducido como “pintura roja o bermellón”. Manto es también el nombre de una antigua hacienda en el valle del río Amparaes y es probable que el lugar de las pinturas rupestres haya formado parte de su territorio.


Entorno físico y biótico

Según comunicación personal del geólogo Raúl Carreño C., los sitios rupestres de Mant'o están ubicados en afloramientos de un pequeño cuerpo intrusivo, compuesto de microgranito de edad desconocida. Este intrusivo corta las rocas paleozoicas de la formación San José, del Ordovícico inferior-medio, que predominan en la zona, y que están compuestas principalmente por lutitas, esquistos, cuarcitas y pizarras negras.

La zona de Mant'o pertenece a la Zona de Vida Bosque Húmedo Montano Bajo Subtropical (bh-MBS), con temperaturas medias anuales de 14.5ºC. y mínimas de 12.4ºC., siendo las precipitaciones medias anuales de aproximadamente 1000mm. Los valles de los ríos Lares y Amparaes que convergen en Mant'o, están flanqueados por montañas abruptas que se elevan hasta el piso ecológico de la puna. Los flancos empinados de las montañas, en la parte inferior cerca del río, están cubiertos por bosques frondosos característicos de la ceja de montaña.


Antecedentes de investigación

El primero en registrar y documentar la existencia de pinturas rupestres en el sitio Mant'o fue el ingeniero alemán Christian Bües quien, residiendo en Quillabamba (capital de la provincia La Convención), visitó el lugar en enero de 1926 y confeccionó el primer dibujo de las pinturas del subsitio 1 de Mant’o (Barriales 1982: 89).

En el mismo año, Luis Valcárcel (1926: 9) publicó un artículo sobre los petroglifos de La Convención, dedicando un corto párrafo a “algunos otros petroglifos” del Cusco, en el cual menciona una peña en “Mantu” donde aparece pintado un rebaño de llamas, en colores rojo y blanco. Se trata del mismo sitio registrado por Bües. El uso del término “petroglifos” ha confundido a investigadores posteriores que mencionan este subsitio de Mant'o en sus textos, clasificándolo erróneamente como sitio con grabados rupestres.

En 1957, Luis Pardo retoma el tema de los petroglifos de La Convención y proporciona una descripción algo más detallada de las pinturas rupestres del subsitio 1 de Mant'o. Reproduce el dibujo de Bües, diferenciando gráficamente la representación de las pinturas de color rojo, punteándolas. Jean Guffroy (1999: 79) reproduce el dibujo de Pardo en su síntesis del arte rupestre peruano, pero interpreta los puntos como alineamiento de tacitas, asumiendo que se trata de petroglifos.

Judith Huamani y Maribel Miranda, en su tesis universitaria sobre el “Desarrollo turístico sostenible en Choquekancha y Mant'u (Lares)”, presentada en 1998, informaron por primera vez sobre otros sitios rupestres de Mant'o, indicando su ubicación y mencionando los principales motivos.

Otros autores que se refieren a las pinturas rupestres de Mant'o, fueron Gutiérrez (s.f) y Polentini (1999), vinculándolas con sus especulaciones y fantasías sobre el legendario Paititi en la selva del Manu.

El estudio hasta ahora más extenso sobre Mant'o se lo debemos a Wilbert Rodrigo Rojas y Francisco Huarcaya Quipse (2003) que incluyeron el sitio en su tesis de arqueología referida a cuatro yacimientos de pinturas rupestres de la Cordillera de Vilcanota. Su trabajo tiene el mérito de haber aportado los primeros dibujos técnicos de los soportes (planos frontales y laterales) y calcos de buena calidad de las pinturas de los cinco sitios conocidos por ellos, además de un análisis de la composición química de los pigmentos empleados en las pinturas. Ilustro el texto con cinco de los calcos elaborados por los tesistas mencionados, contando para ello con el permiso explícito del Sr. Huarcaya.(2)

En el mismo año, Mant’o ha sido visitado y registrado por arqueólogos del Proyecto Qhapaq Ñan del Instituto Nacional de Cultura de Cusco (Alegría T., 2003)

El autor de este artículo realizó un total de seis viajes a Mant’o entre los años 2001 y 2006, pudiendo documentar fotográficamente a detalle todos los subsitios con excepción de uno  (M2), registrado por Rodrigo y Huarcaya, que por lo escabroso del cerro Mant’o resulta ser de difícil localización.

En la primera visita de 2001, al revisar el abrigo debajo una gran roca rodeada por espesa vegetación en la base del Cerro Loaqay, hallamos paneles de pinturas rupestres que no habían sido registradas por Rodrigo y Huarcaya y que estilísticamente difieren de los demás sitios de Mant’o.


Descripción de las pinturas rupestres

Hasta la fecha se conoce un total de seis yacimientos o subsitios rupestres en Mant'o, que codifiqué con las siglas M1 a M6. Se encuentran distribuidos entre el cerro Mant'o, el sector Chupanipampa al pie del cerro Mant’o y el cerro Loaq'ay.

Cambié la codificación usada en el Inventario Nacional de Arte Rupestre (Hostnig, 2003) por la inclusión de un nuevo subsitio descrito en la tesis de grado de Rodrigo y Huarcaya (2003), a la que recién tuve acceso a en el año 2005.

En Chupanipampa, al pie del cerro Mant'o, se encuentra el subsitio M1 a una altura de 2,400 m.s.n.m. y, encima de éste, los subsitios M2, M3 y M4, a altitudes de 2,500, 2,500 y 2,600 m.s.n.m., respectivamente.

En la vertiente empinada del cerro Loaq'ay al oeste del Cerro Mant’o están ubicados, a 2,600 m.s.n.m., el M5 y a  2,440 m.s.n.m. el subsitio M6. (Fig. 1)


Subsitio Mant'o 1 (M1)

Se encuentra en un farallón al pie del cerro Mant'o, en el sector llamado Chupanipampa, una pequeña planicie en la confluencia de los ríos Lares y Amparaes. El panel, protegido por un pequeño alero, tiene un largo de 3 m. y una altura de 3,5 m. Se pueden observar en él pinturas de color rojo y blanco. Las figuras de color blanco (dos hileras de camélidos) son visibles desde el puente sobre el río Yanatile (Figs. 3 a 5); las de color rojo, que sólo se distinguen de cerca, están muy desvaídas y son notoriamente más antiguas que las blancas superpuestas. Muestran motivos principalmente abstractos que representan grecas, dos grandes círculos concéntricos en la parte superior (? 80 cm.), líneas quebradas y onduladas, un símbolo estrelliforme y una estructura integrada por pequeños rectángulos. En el dibujo de Bües, reproducido por Pardo, así como en el calco de Rodrigo y Huarcaya aparece en el lado derecho una figura humana de trazo simple, con las piernas y brazos abiertos que al parecer es el único motivo figurativo de este panel subyacente. (Fig. 6)




Fig. 3: Ubicación del subsitio 1 de Mant’o.

 
Fig. 4: Vista de cerca del farallón
con las pinturas.
 
Fig. 5: Detalle del panel de Manto 1.

 
Fig. 6: Calco del panel del subsitio M1
(Rodrigo y Huarcaya 2003)

Las figuras superpuestas de color blanco están conformadas por dos hileras de camélidos, una encima de la otra, de estilo tosco y esquematizado, orientadas hacia la izquierda del observador. Delante de la hilera superior un antropomorfo muy esquematizado y en posición dinámica, con los brazos y piernas extendidas, parece guiar la tropa de camélidos.

Cuadro 1: Distribución numérica de motivos en los paneles del subsitio 1

Mientras que el panel superpuesto no tiene afinidad estilística con ninguno de los otros subsitios de Mant'o, se observa cierta analogía entre los círculos concéntricos del panel subyacente y círculos similares, igualmente desvaídos, de color amarillo y rojo, del subsitio M6, lo que podría ser un indicio de contemporaneidad. Las figuras altamente esquematizadas de camélidos, reducidos a pocos rasgos relevantes (cabeza que se prolonga hacia atrás formando una oreja, cuello largo, dos patas, cuerpo corto, cola corta), se asemejan a las del sitio Huayoqhari cerca de la laguna Yanacocha en la Cordillera de Vilcanota entre Calca y Yucay, asignadas cronológicamente al Horizonte Tardío (Rodrigo y Huarcaya 2003; Hostnig 2006).


Subsitio Mant'o (M2)

En la cuchilla del cerro Mant'o, a 100 m encima de M1, está ubicado el subsitio M2, registrado por Rodrigo y Huarcaya en su trabajo de campo realizado entre los años 2001 y 2002. Según su descripción, se trata de un pequeño afloramiento rocoso que forma un abrigo poco profundo de 6,7 m. de alto por 4,5 m. de ancho.

En la pared del abrigo, a 2,9 m. del suelo, se encuentran pintados tres conjuntos de motivos, todos de color rojo granate claro. En el calco hecho por los tesistas se distinguen cuadrúpedos en movimiento, de formas no muy definidas, y al menos tres figuras antropomorfas asociadas  a los animales. Dos cuadrúpedos en el lado derecho del panel parecen ser camélidos por sus cuellos relativamente largos y colas cortas. Los dos animales en el lado izquierdo que se dirigen hacia la derecha, tienen cabezas pronunciadas, cuellos cortos, dos orejas y extremidades que terminan en tridígitos. El conjunto de motivos en la parte inferior está integrado por grecas verticales, dos figuras ovaladas, una línea sinuosa y lo que parece ser un pequeño camélido muy simplificado.

El panel se encuentra muy deteriorado por la chorrera de agua, el crecimiento de musgos y líquenes y la alteración química de la roca con la consecuente formación de manchas encima de las pinturas.  Por su mal estado de conservación es difícil determinar (al menos no sobre la base del calco) si existe afinidad entre las pinturas de este sitio con las pinturas de los subsitios M3 y M4 que se encuentran en la misma cresta de la montaña.



Fig. 7: Calco del panel del subsitio M2
 (Rodrigo y Huarcaya 2003)

Cuadro 2: Distribución numérica de motivos en los paneles del subsitio 2

Subsitio Mant’o 3 (M3)

Este subsitio se encuentra en un sector de grandes peñas en el empinado flanco nororiental del cerro. El afloramiento rocoso que sirvió de soporte para las pinturas, forma un abrigo con un alero pronunciado y una angosta cornisa de roca en la base (Fig. 8). Las pinturas rupestres fueron hechas en las dos caras de la pared del abrigo, una de ellas que forma el soporte para el panel 1, mirando hacia el noreste y la otra (panel 2), a una distancia de unos 4 m. de la primera, hacia la montaña al este y hacia la caída de agua en la margen derecha del río Amparaes.


Fig. 8: Alero del subsitio M3.

Fig. 9: Tres personajes vestidos con túnicas largas, panel 1

Fig. 10: Detalle del panel 2

Fig. 11: Figura de
mono de cola larga y serpenteante en el panel 1

Fig. 12: Posible símbolo solar.
A la izquierda lo que parece ser un
cérvido de astas descomunalmente largas



Fig. 13: Calco del panel 1 del subsitio Mant
'o 3
(Rodrígo y Huarcaya 2003)

El panel 1 (Fig. 13) es el más complejo y contiene una mayor variedad de motivos que el segundo. Está dominado en la parte central por una gran figura antropomorfa de color amarillo, en posición hierática, con los brazos levantados y vestida con una túnica de color rojo, decorada mediante un diseño compartimentado compuesto por franjas horizontales y verticales. Hay otras figuras antropomorfas similares, de color rojo, pero más pequeñas, en la parte superior derecha y en el extremo derecho del panel. Cuatro de los personajes llevan adornos cefálicos en forma de lo que parecen ser penachos de plumas.

Debajo y al lado de las figuras humanas se observan grandes serpientes, tres monos, dos camélidos de color amarillo con sus crías, un círculo radiado (semejante al símbolo solar) y un sub-rectángulo delineado. Dos pequeñas figuras zoomorfas parecen representar perros o zorros. Junto al círculo radiado está dibujado de color  rojo lo que podría ser un cérvido (de astas descomunalmente largas) o un camélido de orejas sobredimensionadas. Los tres monos tienen colas exageradamente largas y serpenteantes. Una de las serpientes en la parte inferior del panel está superpuesta sobre una hembra grande de camélido que amamanta a su cría.



Fig. 14: Calco del panel 2 del subsitio 3 de Mant’o
(Rodrigo y Huarcaya 2003)

El panel 2 está compuesto por 18 figuras antropomorfas y cuatro cuadrúpedos, que probablemente representen camélidos. En la parte inferior del panel se distingue una hilera de seis figuras humanas vestidas con túnicas, cinco de ellas con los brazos levantados y entrelazados. Cinco de las figuras están delineadas y la sexta, en el extremo izquierdo, es de tinta plana. Encima y en los extremos laterales del panel hay otras figuras en la característica posición de “orantes”, todas, excepto dos, vestidas con túnicas.

Dominan el panel dos figuras humanas grandes, vestidas de túnicas anchas y largas, con los brazos levantados, y como los demás motivos antropomorfos, dibujados en posición frontal, el uno en la parte superior, y el otro yuxtapuesto, al lado derecho. Contrariamente a las figuras del primer panel, ninguna de las figuras humanas de este panel lleva un adorno cefálico.

En la parte superior derecha se observa un hombre sujetando un camélido y, más hacia la izquierda y abajo, un camélido echado con una joroba, posiblemente la representación de una llama con carga. Encima de la figura humana grande a la derecha se encuentra el único motivo abstracto: un rectángulo delineado con punto central, símbolo muy común en sitios rupestres cuzqueños de épocas precolombinas tardías. En un recodo de la roca, al extremo izquierdo de las imágenes descritas, se puede observar la figura de lo que parece ser un cánido.

Cuadro 3: Distribución numérica de motivos en los paneles del subsitio 3

Subsitio Mant'o (M4)

En la base de una peña sobresaliente del cerro Mant'o (Fig. 15) se encuentran las pinturas rupestres más notables y hermosas de la zona, no sólo por el gran número de figuras, sino sobre todo por el estilo artístico en la representación de los camélidos. El panel principal tiene 6,5 m. de largo y 2,1 m. de alto. Los camélidos, muy probablemente llamas, agrupados en rebaños, constituyen el motivo predominante del sitio. (Figs. 16 y 17)

 

Fig.15: Afloramiento rocoso en la cima del espolón de Mant’o, soporte de las pinturas de M4.

 

Fig.16: Composición pictórica con predominancia de camélidos de estilo variado en el lado derecho del panel principal.

Fig. 17: Calco del panel principal y de la extrema derecha
del subsitio Manto 4 (Rodrigo y Huarcaya 2003)


Las pinturas de M4 destacan por su bicromía, el diseño peculiar de los camélidos, el gran número de felinos (al parecer jaguares) y el realismo en que estos fueron representados. En cuanto a los camélidos, se puede distinguir cinco tipos distintos de representación, usando un parámetro cromático de diferenciación:

  • Camélidos de color amarillo y cuerpo remarcado con una línea de contorno de color rojo (figs. 18B, 19A, 20A). Son los más frecuentes en este panel;
  • Camélido de color rojo con una línea de contorno de color amarillo (Fig. 18A);
  • Camélidos de color rojo, sin líneas de contorno (Figs. 19B, 18D-20D).
  • Camélidos con las cabezas, patas delanteras, lomos y punta de cola pintados de rojo y el resto del cuerpo en amarillo; tienen la boca ligeramente abierta y el cuello corto. Los tres camélidos de este tipo están acompañados por una cría (Figs. 18C-20C, 21);
  • Camélido de cabeza y parte del cuello de color rojo y cuerpo amarillo (Fig. 20B).


Cuadro 4: Tipología de camélidos (Figs. 18A-20D)

 

18

19

20

A

B

C

D

 

Todos los camélidos están representados de perfil y en posición estática, con sólo dos extremidades, una oreja, cuello muy corto y cuerpo extremamente largo. La oreja puede estar parada y alineada con el cuello (p. ej. 18A), curvado hacia adelante (19A) o hacia atrás (19B).

El ancho del cuerpo varía. En algunos casos los pintores se esmeraron en detallar el carácter bisulco de las patas y la curvatura de la cola. Hay grupos de camélidos caminando o mirando en la misma dirección; también los hay enfrentados (Fig. 22). El dimorfismo sexual está señalado mediante la ubre en las hembras y la presencia de crías mamando. Las crías son, en general, del mismo color que las madres. En una escena de amamantamiento en el panel central, la cría ha sido destruida por algún visitante, quedando sólo visibles las patas y restos del cuerpo. Otra escena similar, con la cría intacta, se encuentra en un panel lateral a la izquierda del panel principal. (Fig. 24)

La mayor parte de los camélidos está representada en grupos o rebaños; sólo dos camélidos se encuentran aislados, algo apartado de la composición principal. 

 

Fig. 21: Camélido representado en
el estilo local de Mant’o

Fig. 22: Dos camélidos enfrentados

Fig. 23: Superposición de camélido negro adulto sobre figura de color rojo.

Fig. 24: Camélido hembra
 amamantando a su cría

En el centro del panel, junto a los camélidos y felinos, se encuentra la única figura humana, de color rojo y negro, de tamaño pequeño (con sólo 8 cm de alto mucho más pequeña que los camélidos circundantes que miden hasta 45 cm de largo) y representada en posición frontal, vestida de túnica roja decorada con pequeñas manchas y flecadura de color negro. La cabeza trapezoidal está adornada con un tocado conformado por tres piezas triangulares de colores alternados negro y rojo, la pieza central rematada con un delgado ribete amarillo. El personaje tiene los brazos flexionados, el derecho hacia arriba y el izquierdo hacia abajo. (Fig. 48C)

A la derecha del panel principal se extiende la figura de una enorme serpiente que se desliza hacia arriba. El cuerpo, pintado de amarillo, está segmentado por anillos de color rojo. Asociado a los camélidos en el panel en el extremo derecho de la roca se encuentra un símbolo estrellado que posiblemente represente el astro solar, con rayos gruesos de color rojo separados del disco ovalado. (Fig. 50A)

Los felinos fueron pintados de forma bastante realista, con las garras extendidas y las manchas o motas del pelaje de color blanco, amarillo o rojo, lo que los identifica claramente como jaguares (Felis onca). De los nueve jaguares reconocibles, cinco parecen ser adultos y los demás  crías o animales jóvenes, tres de ellos pintados en color amarillo (Figs. 25-27). Los jaguares, adultos y juveniles, están representados con las patas traseras fuertemente dobladas, indicando posición de salto o, como en la madre, la posición de amamantamiento. Es interesante observar que tanto las crías como los jaguares jóvenes aparecen en pareja y que en el caso de los dos cachorros, el artista optó por invertir los colores del pelaje y de las manchas.


 

Fig. 25: Jaguar hembra con dos cachorros, M4.

 

Fig. 26: Dos jaguares en movimiento, M4.

 

Fig. 27: Dos cachorros de jaguar,M4.

 

Fig. 28: La gran “el amaru” de color amarillo, con anillos rojos, atraviesa
el panel de M4.

Existen otros animales pequeños de difícil identificación; algunos quizás representen perros o zorros. Superposiciones son raras. Una cría de camélido de color negro, en la parte central del panel, parece estar pintada encima de otra de color rojo (Fig. 23).

En el panel central, encima de los dos jaguares en movimiento (Fig, 26) y a la derecha del motivo helicoidal de color rojo (Fig. 50C) observamos dos figuras enfrentadas, compuestas de pequeños círculos y una línea doble zigzageante, formando un gancho. Al tratar la fotografía del motivo con Photoshop, estos extraños motivos adquieren la forma de dos jaguares muy estilizados. (Fig. 29)


Fig. 29: Figuras abstractas de dos jaguares enfrentados.

Cuadro 5: Distribución numérica de motivos en los paneles del subsitio 4


Subsitio Manto (M5)

Ubicado en la parte inferior de un farallón de unos 13 m. de alto, este subsitio contiene el panel más extenso de Mant'o. Sus dimensiones son: 15 m. de largo y 3,5 m. de alto. (Fig. 30) A pesar de cierta protección brindada a las pinturas por un pequeño alero, los agentes climáticos han causado estragos irreversibles en buena parte de los dibujos por el desarrollo de moho negro en dos franjas anchas verticales por las que corre el agua en época de lluvias desde lo alto del acantilado. Es por ello que Rodrigo y Huarcaya no consiguieron realizar un calco completo de este panel, limitándose a reproducir en sus dibujos aquellas secciones cuyas pinturas son todavía visibles.

Las pinturas en la parte superior del panel sólo pueden haber sido hechas valiéndose de un andamio o una escalera.



Fig. 30: Farallón con las pinturas del subsitio M5



Fig. 31: Calco del lado izquierdo del panel
(Fuente: Rodrigo y Huarcaya 2003)

En las pinturas del subsitio 5 se pueden distinguir diferentes estilos, temas y conjuntos de motivos. El lado izquierdo de la pared está dominado por varios personajes de gran tamaño, vestidos con túnicas anchas y largas de forma rectangular o cuadrada, decoradas en su interior con rectángulos o cuadrángulos simples o concéntricos o con listados verticales (Figs. 31-34, 45A-48A y 45B-48B). En los rectángulos o cuadrángulos concéntricos alteran el color rojo con el amarillo. En el diseño compuesto por 4 cuadrángulos simples que ocupan el espacio interior del unku, se usó el amarillo en las figuras de contorno rojo y el color rojo en los personajes contorneados con una línea amarilla. Los hombres tienen los brazos flexionados en ángulo recto, el de la derecha hacia arriba y el de la izquierda hacia abajo. La cabeza y las extremidades de tinta plana son de color rojo o amarillo, la cabeza es trapezoidal inversa, sin cuello, las piernas terminan en pies o sin ellos. En el dibujo de Rodrigo y Huarcaya aparecen junto a o cerca de estos personajes varios motivos en forma de cuadrángulos simples o concéntricos, que también deben representar figuras humanas cuyas cabezas y extremidades se han borrado quedando solo el contorno del unku o el diseño del interior (Figs. 31, 46B).

Los personajes se diferencian principalmente por el diseño de sus túnicas y por su tamaño. Al lado de uno de ellos se observa un pequeño camélido de color rojo (Fig. 32).
Otras figuras similares situadas a la derecha están ahora ocultas debajo de una capa de moho negro.

 

Fig. 32: Personaje con túnica decorada. Rectángulos concéntricos de colores alternantes.

 

Fig. 33: Personaje con túnica decorada delineada de color rojo. Al interior cuatro cuadrados de color anaranjado.

 

 Fig. 34: Personaje con túnica decorada delineada de color anaranjado. Al interior cuatro cuadrados de color rojo.

 

 Fig. 35: Figuras de guerreros vestidos de túnicas cuadrangulares con decoración interior.

El panel en la parte céntrica de la pared rocosa se encuentra delimitado por una fisura transversal de la roca al lado izquierdo, y una ancha franja negra vertical (resultado del escurrimiento de agua) a la derecha. Por los restos de pintura visible debajo de la capa de hongos se nota que este panel ocupaba originalmente un área mucho mas grande que en la actualidad. En el panel se distinguen, en la parte alta, dos personajes contiguos, uno encima del otro, ataviados con túnicas cuadradas decoradas con cuadrados concéntricos al interior y un tocado de plumas en la cabeza. Ambas figuras portan en su mano derecha un objeto alargado a manera de lanza. (Fig. 35)

A la altura de la cabeza de la figura inferior, a una distancia de 30 cm., ha sido dibujado un pequeño astro solar de color rojo. Otro conjunto de motivos relativamente bien conservado está compuesto por un círculo concéntrico de colores alternantes rojo y amarillo con una hilera de figuras antropomorfas en el lado izquierdo (Fig. 36).

 

 Fig. 36: Círculo concéntrico de colores alternantes, yuxtapuesto a una hilera de personas, M5

 

 Fig. 37: Hombre abatido
con lanzas o dardos


En la parte inferior del panel se distinguen figuras antropomorfas muy esquematizadas, de color rojo y tinta plana, dispuestas en hilera y con las manos unidas. Debajo de la hilera superior de figuras humanas fue dibujado un hombre caído, con los brazos levantados y el cuerpo atravesado por lo que parecen ser lanzas o dardos. (Fig. 37, 48D) .

Otros antropomorfos de forma y tamaño similar, pero con los brazos flexionados hacia arriba, son apenas visibles y están destinados a desaparecer bajo la capa negra de moho que se expande por los costados.

En el panel en el lado derecho de la pared se observa un motivo compuesto por una conglomeración de círculos, tres de ellos dispuestos en pares. Es posible que representen corrales de llamas. (Fig. 51A) También se distinguen, aunque ya muy diluidos, camélidos en movimiento y figuras humanas muy esquematizadas o vestidas de túnicas de tinta plana o delineadas. En el lado izquierdo de este tercer panel se puede observar un hombre jalando a un camélido. Estos motivos no figuran en los calcos hechos por Rodrigo y Huarcaya, probablemente por su mal estado de conservación.

Debido a que muchas de las pinturas rupestres de este subsitio están cubiertas completamente o parcialmente por moho negro, es imposible reconstruir los paneles en su conjunto o de establecer la distribución numérica de los motivos.

Subsitio Mant'o (M6)

Cerca del cruce de las carreteras Lares-Amparaes está la entrada a una cueva formada por el alero de una roca gigantesca que en tiempos remotos se debe haber desprendido de los farallones en la parte alta de la ladera (Fig. 38). Las pinturas rupestres, ya muy desvaídas y algunas apenas visibles, se ubican en la pared de fondo y en la bóveda de la roca, repartidas en tres paneles.


Fig. 38: Emplazamiento de la roca de Manto 6

 

Fig. 39: Registrando las pinturas rupestres
en el subsitio 6 de Mant’o, año 2001

 
Fig. 40: Detalle del panel principal
en la entrada del abrigo

Fig. 41: Parte superior del panel principal, con el antropomorfo bicromo y el camélido de color negro en el lado izquierdo arriba.

En el lado izquierdo de la pared se destaca un panel con varios motivos superpuestos, siendo los más antiguos de color amarillo. (Fig. 40) Predominan las figuras de camélidos muy esquematizados de distintos tamaños. En la parte superior derecha se observa la única figura humana de torso rojo y cabeza redonda y de color negro, quizás superpuesta sobre la cabeza original de color rojo. (Fig. 41) Encima, en el lado izquierdo, sobresale la figura negra de un camélido cuyas extremidades ya no se distinguen. El centro del panel es dominado por una fila de camélidos en sucesión oblicua. Dos camélidos sobresalen por su gran tamaño comparado con los demás animales. Procesando fotografías del panel principal mediante Photoshop, apareció en la parte superior del panel, al lado izquierdo de la figura humana, varias hileras verticales de pequeños subcírculos de color rojo apenas visibles.

Las figuras de camélidos de este subsitio son menos elaboradas y también menos estilizadas que las de M4, pero se distinguen por tener en su mayoría proporciones más realistas. Algunas muestran cuatro extremidades y dos orejas.

En el panel a la derecha, más al interior del abrigo, se pueden observar los vestigios de círculos concéntricos de color rojo y anaranjado y dos camélidos de estilo geometrizado de color anaranjado.

En la bóveda del abrigo, formado por una inmensa roca de superficies planas, encontramos un pequeño panel con la representación de lo que parece una escena de caza compuesta por cinco figuras antropomorfas (en el calco sólo aparecen cuatro), dibujadas en un estilo extremamente esquematizado y dos camélidos de formas más realistas, de color rojo claro. Los hombres tienen los brazos levantados y en ángulo, las manos con sólo tres dedos largos y gruesos. Los camélidos están en posición de carrera, rodeados por los cinco hombres que posiblemente representen cazadores. Por su forma, posición e interacción, las figuras de este panel no tienen similitud alguna con las pinturas en la pared lateral del abrigo o tampoco con los demás sitios de Mant'o y es probable que sean las más antiguas de la zona. (Fig. 42).


Fig. 42: Calco del panel de la bóveda del subsitio M6


Cuadro 6: Distribución numérica de motivos en los paneles del subsitio 6

Nota: No se incluyó los pequeños subcírculos apenas visibles del panel principal (parte superior) por lo difícil de su contabilización.

Estado de conservación

Los seis subsitios han sufrido daños por causas naturales o antrópicas. Las pinturas más afectadas y amenazadas por el deterioro natural son las de M2, M5 y M6, principalmente por el escurrimiento de agua en época de lluvias y, en el caso de M5, por la invasión de moho negro en los paneles, mientras que el panel de M4, en la cima del espolón interfluvial, corre mayor peligro por la acción vandálica de los visitantes. Si bien muchos buscadores del tesoros suponen riquezas debajo de las rocas con pinturas a lo largo y ancho del Perú, en Mant'o esta creencia ha sido reforzada por las especulaciones del sacerdote Juan Carlos Polentini, un apasionado buscador de la ciudad legendaria inca de Paititi, quien en su última publicación sobre el tema lanza la idea de un tesoro escondido en Mant'o, al sostener que “una gran roca parece ser una puerta que cierra la entrada de una chingana o  túnel. Junto a ella se aprecian figuras como de Incas, llamas, círculos y otros ingresando al túnel que parece esconder esa piedra. Allí podría estar el disco de oro del dios sol que adoraban en el Koricancha del Cusco” (Polentini 1999:111). Es precisamente delante de la pared con las pinturas de los subsitios M4 y M5, donde se puedan observar enormes hoyos como resultado de excavaciones clandestinas realizadas en tiempos pasados.

 

 Fig. 43: Daño por
escurrimiento de agua, M4.

 

 Fig. 44: Figura rayada por visitantes, panel principal de M4.

 

Consideraciones iconográficas

El análisis iconográfico de los paneles de los seis subsitios de Mant'o, que suman cerca de medio millar de motivos, permitió establecer diferencias y similitudes estilísticas en las representaciones zoomorfas y antropomorfas y en cuanto a la distribución de motivos. Se pueden observar ciertas similitudes entre las representaciones humanas de los sitios M3, M4 y M5, sobre todo en cuanto a su vestimenta (túnica ancha y larga) y el adorno cefálico. Otra  característica común es la clara predominancia de motivos zoomorfos (camélidos) sobre los antropomorfos y abstractos, con excepción de M3, donde el número de figuras humanas (en total 29) es ligeramente mayor que el de las figuras zoomorfas (24). En el subsitio M4 se contabilizaron 93 camélidos, 11 jaguares, dos posibles cánidos y una serpiente. La distribución numérica de las figuras humanas entre los sitios es muy desigual, con una representación única en M4, dos en M1, cuatro en M2, cinco en M6, 29 en M3 y medio centenar en M5.

En el cuadro siguiente se muestra la tipología de figuras humanas presentes en los paneles de Mant'o.

Cuadro 7: Tipología de antropomorfos (Figs. 45A-48D)

 

45

46

47

48

A

 

M5

M5

M5

M5

B

 

M5

M5

M5

M5

C

 

M3

M3

M3

M4

D

 

M3

M5

M6

M5

Muchas de las figuras humanas de Mant'o (M3, M4 y M5) están vestidas con túnicas anchas y largas. Estas pueden ser simples, con relleno de color rojo (46C y 47C) o decoradas en su interior mediante una variedad de diseños como cuadrados o rectángulos concéntricos, de color rojo o bícromos de colores alternantes rojo y amarillo (47A-48A, 45B-47B), un conjunto de cuatro cuadrados simples (45A-46A), mediante lisxtones verticales (48B), de tinta plana salpicada de manchas o puntos rojos (48C) o con un enrejado de listones horizontales y verticales (45C). Estas túnicas  representen una variedad de unku(3), la prenda de vestir masculina de los pueblos precolombinos andinos, aunque no es de descartar que en el caso de algunas de las vestimentas representadas que llegan casi hasta el tobillo de los personajes (M5), pueda tratarse también de una clase de kushma, vestimenta tradicional de determinados pueblos amazónicos. Un indicio a favor de la pertenencia amazónica de algunos de los personajes en las pinturas de Mant'o, son los adornos cefálicos a manera de tocados de plumas. Durante la época inca, el ornamento cefálico de plumas era uno de los principales distintivos para representar pictóricamente a los pobladores o “chunchos” del Antisuyo, tanto en la cerámica como en la textilería, y en los keros ceremoniales.

Figuras antropomorfas muy esquematizadas, sin representación clara de vestimenta, asidas de las manos, abundan en el subsitio 5 (46D, 47A, 8D). Pueden formar parte de una escena de conflicto armado y de caza de animales. Otro tipo de antropomorfo de mayor grado de esquematización son las figuras humanas (cazadores de camélidos) en el techo del abrigo M6, atípicos para Mant’o por su posición dinámica y el detalle de los gruesos y largos dedos tridígitos (Fig. 42). Las marcadas diferencias en las representaciones humanas de Mant’o, sobre todo en el Subsitio 5, podrían ser interpretados como un indicio de la diferenciación social y étnica, de diferencias de rango y funciones en el grupo humano que produjo las pinturas.

Las figuras zoomorfas y antropomorfas se encuentran integradas en composiciones (sin claros indicios de interacción) o en escenas y raras veces de manera aislada. Las figuras humanas están representadas frontalmente y parecen participar en actividades rituales o religiosas (M3, M4, M5), en un conflicto armado (M5) y en interacciones con camélidos, sea en actividades de pastoreo (M1) o de caza (M6) o jalándolos con una soga (M5).

Los motivos abstractos (alineación de puntos, grecas, círculos concéntricos, círculos radiados, espirales, cuadrados y rectángulos, etc.) tienen frecuencias muy bajas en todos los subsitios. Al menos cuatro motivos abstractos (Figs. 49B, 50B, 50C y 51B), uno en el sitio M3, otro en M4 y dos en M5, podrían representar el símbolo solar, y un motivo compuesto por varios subcirculos en este último subsitio, eventualmente un corral de camélidos (Fig. 51A).


Cuadro 8: Motivos astronómicos y abstractos

 

49

50

51

A

Motivo extraño con rasgos faciales, M4

Símbolo radiado, quizás un sol esquematizado, M4

Aglomeración de subcírculos (eventualmente representación de” canchas”), M5

B

Motivo “solar” asociado con posible cérvido, M3

Símbolo “solar”, M5

Círculos concéntricos de colores alternados rojo y amarillo, M5

 


C

Rectángulo con punto central, M3

Motivo helicoidal, M4

En cuanto al uso de pigmentos predomina claramente el color rojo, seguido por el anaranjado. Otros colores usados son el blanco y el negro. En M4 se distingue un camélido de color morado oscuro. La preferencia cromática es diferente de un sitio a otro. En M2 y M3, el rojo es exclusivo. En M1 se cambió el rojo por el blanco en el panel superpuesto. En los subsitios M3 (panel 1), M4, M5 y M6 hay una marcada predilección por la bicromía rojo-anaranjado.

El tamaño de los motivos figurativos varía más dentro de un mismo panel que entre los paneles. Las figuras humanas más grandes (M5) llegan a medir 50 cm. de alto por 25 cm. de ancho, mientras que en M4, el pequeño personaje central apenas alcanza 8 cm. de alto por 5 cm. de ancho. También las dimensiones de los camélidos oscilan en un amplio rango, desde los 5 cm. hasta los 45 cm. (M4). La figura más grande es la serpiente del subsitio M4, que mide 1,8 m. de largo por 5 cm. de ancho.

Estilísticamente, cada subsitio es distinto y denota también la mano de artistas diferentes. En el caso de M1, la diferencia estilística entre las pinturas superpuestas y subyacentes es lo suficientemente notoria como para suponer una diferencia temporal considerable entre la producción de estos paneles. Lo mismo vale para los paneles de M6, que se diferencian tanto por el tipo de los motivos (panel principal: rebaños de camélidos domesticados, panel 2: círculos concéntricos y panel 3: escena de caza) como en el estilo de representación.

Conclusiones preliminares

Las pinturas rupestres de Mant'o no tienen parangón con otros sitios rupestres de la región del Cusco o de otros departamentos del suroriente peruano, con excepción de un sitio en la parte alta de la vecina comunidad de Cachín, donde el especialista en turismo Jorge Ochoa encontró en el año 2005 un panel con pinturas bicolores (rojo-anaranjado) representando una hilera de seis grandes figuras humanas vestidas de túnicas y flanqueadas por dos grandes soles. Los cinco personajes, salvo por el tamaño, guardan cierta similitud con algunas de las figuras humanas de M3 y M5 y pertenecen posiblemente a la misma época. (Fig. 52)



Fig. 52: Calco del panel de Intipintasqa en Cachín, Calca
(en base a fotografía de Jorge Ochoa)


La imposibilidad de relacionar las pinturas con contextos arqueológicos en las inmediaciones de los sitios dificulta su datación relativa. Aunque muy cerca de los sitios ubicados en el espolón del cerro Mant’o se encuentran restos de construcciones y de un camino inca el que viniendo del abra de Lares y pasando por Choquecancha baja al valle del Yanatile, su existencia no permite relacionar todas las pinturas automáticamente con la época de dominación inca de la zona. Hay indicios (diferencias marcadas de estilo y superposiciones) de que las pinturas hayan sido hechas a lo largo de varios siglos anteriores a la llegada de los españoles, probablemente entre el comienzos del Horizonte Medio y finales del Horizonte Tardío. La omnipresencia de los camélidos en los paneles permite concluir que se trata mayoritariamente de manifestaciones rupestres de autoría andina.

Las pinturas rupestres de los personajes vestidos con unkus (M5) cuyos diseños interiores (cuadrado concéntrico y cuatro cuadrados simples dispuestos en dos filas) recuerdan los motivos geométricos con los que Guaman Poma de Ayala decoró las vestimentas de personas de rango de la sociedad incaica en sus dibujos, datan muy probablemente de fines del siglo XV o de comienzos del siglo XVI, cuando la zona se encontraba bajo el control de los incas. Un unku incaico, exhibido en el Museo de Textiles de Washington (Gisbert 1996; Rowe 1973), muestra en la parte inferior el mismo diseño que dos de las túnicas en las pinturas rupestres del subsitio 5 de Mant´o (45A y 46A).

Llama, sin embargo, fuertemente la atención lo singular y atípico del estilo de estas manifestaciones rupestres tardías, no sólo respecto a los demás sitios rupestres del departamento del Cusco, núcleo del imperio incaico, sino también comparado con pinturas rupestres tardías de otras regiones del centro o sur peruano. Recién en el norte de Chile, en el sur de Bolivia y en el norte de Argentina hallamos nuevamente en el arte rupestre representaciones humanas con unkus decorados mediante diseños variados (ajedrezado, aspa, círculos, etc.) que los investigadores de estos países vecinos relacionan con tradiciones locales contemporáneas con la ocupación inca o con la presencia de mitimaes que podrían haber introducido este estilo en los zonas a las que han sido trasladados durante la fase expansiva del Tahuantinsuyo. (Ruiz 2002, Gisbert 1996, Berenguer, com. pers.)

 

Fig. 54: Unku decorado con
cuadrángulos simples

Fig. 53: Militar inca con unku decorado
con cuadrados concéntricos.
(Guamán Poma de Ayala 1987)

Fig. 55: Figuras antropomorfas en
Manto 5 (extracto de calco hecho
por Rodrigo y Huarcaya 2003)

Figs. 56a y 56b: Uncu perteneciente
al Textile Museum de Washington
(Gisbert 1996; Rowe 1973)

La existencia de superposiciones en los subsitios M1 y M6 evidencia la reutilización de los soportes para la producción de pinturas en épocas distintas y es posible que en estos dos yacimientos rupestres de Mant´o un lapso considerable haya transcurrido entre el primer y el último uso. Mientras que las pinturas de M2 a M5 muy probablemente pertenezcan a épocas precolombinas tardías, las figuras de color rojo debajo del panel de figuras blancas del subsitio M1 y la escena de caza en la bóveda del subsitio M6, pueden datar de varios siglos anteriores a la presencia inca y a la llegada de los españoles.  

Ecológicamente, en Mant'o se da la transición de la yunga a la quechua, implicando un cambio drástico en el aprovechamiento de los recursos.

La concentración de sitios rupestres en Mant'o debe estar relacionada con la importancia estratégica y religiosa de la zona. Pasa por la zona un importante camino precolombino que une la tierra cusqueña con la selva amazónica. En Mant'o confluyen dos importantes ríos, el Lares y el Amparaes, formando el río Yanatile. En las alturas de Mant'o se practicaba un sistema de producción agrícola-ganadero basado en tubérculos y granos (maíz y tarwi) así como en la crianza de camélidos; en el valle templado del Yanatile se producía coca, maíz, ají y frutas, cultivos controlados probablemente por pobladores de la parte andina, mientras que más abajo debe haber comenzado el territorio de grupos amazónicos, dedicados a la caza y la recolección y, quizás también a la agricultura trashumante. Mant'o se ubica justamente en la transición yunga – quechua, en la mitad de la ruta entre el abra de Lares o Amparaes (4,300 m.s.n.m. y 4,600 m.s.n.m., respectivamente) y la zona cálida del valle de Yanatile (1,000-1,500 m.s.n.m.).

Culturalmente, Mant'o debe haber sido la frontera entre el mundo andino y el amazónico. El paisaje mágico, conformado por abruptas montañas, densa vegetación, ríos caudalosos, una caída de agua impresionante sobre la ribera derecha del río Amparaes, deben haber inspirado un profundo respeto entre los grupos humanos que por distintos motivos transitaban por esta ruta del “Antisuyo” o ocupaban la zona durante los siglos anteriores a la llegada de los españoles.

Es más que probable que por todo lo expuesto, Mant'o haya sido no sólo un lugar sagrado, en donde los grupos humanos que controlaban la zona o transitaban por ella practicaban ceremonias propiciatorias y rituales invocando los espíritus de las montañas, el sol y los seres mitológicos del mundo amazónico y andino como el amaru y el felino, sino también, por estar ubicado en el medio de una de las rutas principales de acceso a la selva cusqueña, un lugar concurrido por los caravaneros y sus recuas de llamas cargueras que transportaban bienes de la zona selvática hacia el valle del Willkamayo (Vilcanota o Urubamba) y hacia Cusco y viceversa. Mant´o, por su  ubicación limítrofe entre el mundo andino y amazónico, puede haber sido también un lugar de encuentro entre grupos humanos de ambos lados de esta frontera natural, cultural, política e ideológica.

En el capítulo sobre los ídolos y wakas de los Antisuyos, Guaman Poma de Ayala (1987: 260) nos informa, que los indios del Antisuyo adoraban al otorongo y que en las ceremonias de adoración quemaban sebo de culebra, maiz, coca y plumas de pájaros. Que aparte del otorongo (al que llamaban también achachi o yaya: abuelo, antepasado), adoraban al amaru, la serpiente o capac apo amaro (el señor poderoso serpiente). El mismo cronista nos da a conocer que el sexto inka, Inga Roca “… quizo llamarse Otorongo Achachi Ynga, Amaro Ynga” y que “se tornava en otorongo él y su hijo y aci conquistó todo Chuncho” (Guaman Poma de Ayala 1987: 96). El amaru, que por su movimiento peculiar es también comparado con el rayo, ha sido desde tiempos antiguos uno de los principales motivos de la iconografía sagrada. Es un animal de alto valor simbólico por vincular distintos espacios como el mundo subterráneo y la superficie, la tierra y el agua. La representación repetida del jaguar en el panel de M4 y la presencia de grandes serpientes(4) entre los motivos de los subsitios M3 y M4, puede estar relacionada con mitos amazónicos o con la cosmovisión andina de los pueblos que ocupaban esta zona de transición. En el subsitio M4 de Mant'o podemos observar una escena única que representa un conflicto armado en el cual uno de los contricantes yace abatido en el suelo, atravesado por flechas o lanzas. Las figuras humanas que intervienen en esta escena están pintadas en un estilo más esquematizado y en tamaño más pequeño que las grandes figuras “hieráticas”. Es probable que esta escena sea una remembranza o narración de uno de los frecuentes conflictos bélicos que tuvieron lugar entre pueblos andinos y amazónicos en la zona de Lares durante la época precolombina. Las leyendas calqueñas hacen alusión a las incursiones bélicas de los amazónicos en la zona andina y asocian varios de los restos arqueológicos con la defensa contra los “chunchos”.

Pero en las pinturas de Mant'o se refleja también el gran aprecio de los pueblos de entonces a los camélidos domesticados y, principalmente, a la llama, por sus múltiples funciones que facilitaron la subsistencia en la zona andina y el intercambio de productos entre los diferentes pisos ecológicos. Es probable que los calqueños precolombinos de la zona andina, en alianzas temporales con los pueblos amazónicos que ocupaban la ceja de montaña, hayan mantenido cocales, chacras de maíz y yuca y cultivos de ají y frutales en el valle del Yanatile y que con la incorporación de la zona al incanato, la producción cocalera, maicera y frutícola se haya intensificado con el uso de mano de obra de mitimaes, como señala Cieza de León (1977) refiriéndose a la política inca con respecto al aprovechamiento de los recursos naturales del Antisuyo. El control vertical de los pisos ecológicos de yunga, quechua y puna implicaba una fuerte dependencia de la llama como animal de transporte y proveedor de carne y lana durante una buena parte del año. Su representación en las pinturas rupestres de Mant´o en forma de  rebaños, recuas o como animales individuales guiados por hombres reflejan la importancia económica y ritual de este animal. Un ejemplo claro son las pinturas de M4, donde entre los grupos de camélidos aparecen varias hembras con sus crías, lo que sugiere una función propiciatoria de las manifestaciones rupestres de este subsitio respecto a la procreación y multiplicación de los hatos de llamas y alpacas.

Para concluir quisiera expresar la esperanza que el amplio material gráfico presentado no sólo sirva a otros investigadores del arte rupestre andino-amazónico para fines comparativos sino que los motive a profundizar el análisis y la interpretación de las complejas composiciones rupestres de Mant´o, complementando la investigación con la búsqueda de datos  etnohistóricos sobre la zona en el archivo departamental del Cusco y en los fondos documentales de los repositorios eclesiásticos de la región.


Notas


1. Los nombres de los cerros Jachupata y Lluoumazca, indicados en el extracto de la Carta Nacional, no corresponden a topónimos localmente conocidos. (Fig. 1)

2. El arqueólogo Wilbert Rodrigo Rojas falleció en 2005.

3. En el artículo “Unkus, caminos y encuentros” (2002:207), Marta Ruíz sostiene que el unku como prenda de vestir masculino ha sido “utilizada en los Andes por lo menos desde el Período Formativo” y que fue “popularizada en la iconografía del Período de Desarrollos Regionales  (Intermedio tardío) e Inka …”. De acuerdo al Diccionario Quechua-Español-Quechua de la Academia Mayor de de la Lengua Quechua (1995:685), el Unku representa una camiseta utilizada en el inkario, con diferentes variantes. Podía ser larga, corta, cosida íntegramente o tan solo medio cuerpo y suelta en el resto, con pequeña manga o sin ella, con flecos o sin ellos.

4. En la cosmovisión andina precolombina, el “amaru” representaba un ser mítico que comunica el Urin con el Kay Pacha, una divinidad vinculada con los cíclos hidrológicos, la lluvia, los ríos y la fertilidad. Es probable que  el concepto andino del amaru esté derivado de conceptos amazónicos que consideran la especie más grande de los ofidios americanos (Boa constrictor) como progenitor de los seres que habitan la tierra.


Agradecimiento


A Raúl Carreño, por la corrección de la primera versión de este artículo. A Mariana Creimerman y Donaldo Pineda por la revisión y corrección de la versión publicada en el libro “La Amazonía en el Cusco”. A Francisco Huarcaya por la gentileza de permitir la reproducción de varios calcos de su tesis de grado. Al especialista en turismo Jorge Ochoa por obsequiarme copias en formato digital de sus fotografías del sitio Intipintasqa en Cachín. A Diego Martínez por su paciencia y el tiempo empleado en el arreglo del artículo para la publicación en Rupestreweb.

Pido disculpas a los lectores por eventuales errores gramaticales y ortográficas que pueden haberse filtrado en el texto al preparar esta nueva versión para Rupestreweb.

¿Preguntas, comentarios? escriba a: rupestreweb@yahoogroups.com

Cómo citar este artículo:

Hostnig, Rainer.Mant´o: Sitio rupestre de características
singulares en los Andes amazónicos del Cusco
.

En Rupestreweb, http://www.rupestreweb.info/manto.html

2008

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