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Arte sin artistas. Una mirada al paleolítico

Sergio Ripoll Lopéz

 

 

Cuando hace cinco años mi amigo Enrique Baquedano, director del Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid, me encargó el comisariado de una exposición sobre arte paleolítico, pensé que era un reto profesional de gran calado. A los pocos días ya teníamos el titulo principal: “Arte sin artistas”, y un planteamiento general muy ambicioso, que la “pertinaz crisis” nos ha obligado a recortar sustancialmente sin restar interés, espectacularidad, etc. a la misma. A pocos días de la inaguración, tanto el equipo del comisario, como todo el equipo profesional del Museo Arqueológico Regional estamos entusiasmados por la cantidad y calidad de las piezas que hemos conseguido reunir en esta muestra.

 

La Universidad Nacional de Educación a Distancia este presente en esta muestra no solo con los numerosos profesores que han colaborado en el catálogo, sino también con numerosas piezas del Laboratorio de Estudios Paleolíticos de la U.N.E.D.

 

Arte sin Artistas? Cuando una persona visita el Museo del Prado, puede contemplar el cuadro de Las Meninas y sabemos que fue pintado hacia 1656 por Diego Rodríguez de Silva y Velázquez. El problema con el arte prehistórico es que no sabemos quién o quiénes hicieron estas representaciones, ni cuándo las hicieron, ni tampoco el motivo. Hoy, tras algo más de 130 años de investigaciones, podemos intuir un significado, podemos poner una fecha aproximada y también podemos saber que lo hicieron unos hombres o mujeres muy parecidos a nosotros. Pero las incertidumbres son mucho más numerosas que las certezas.

           

El arte rupestre es un fenómeno, que, utilizando un término muy actual, podríamos decir que es globalizador. Existe en todos los continentes y se ha realizado a lo largo de muchas épocas, por muy diversas gentes y razas, pero con un denominador común que es el Homo sapiens. Nosotros.

          

Sin embargo, el primer despertar de la Humanidad para el arte y el sentido estético en cuanto a lo pictórico es, por ahora al menos, un hecho exclusivo del Sudoeste del Viejo Continente. De las más admirables pinturas prehistóricas científicamente comprobadas, es indubitable que corresponden a varios horizontes culturales del Paleolítico Superior y que fueron plasmadas por nuestros antepasados cazadores-recolectores y oportunistas que vivieron durante el final del último período interglaciar y fundamentalmente durante la última glaciación que cubrió de hielo gran parte de Europa.

           

De este frío período, junto con las obras de arte, se ha procurado ofrecer una visión de conjunto, a través de ejemplares muy característicos de los instrumentos y artefactos de toda especie que constituían el ajuar y los útiles para la vida. Numerosos son los Museos, Instituciones y particulares de distintos puntos de Francia y España, que han prestado generosamente sus colecciones para esta exhibición.

           

El descubrimiento inicial, no tan casual como suelen ser los más trascendentales en la Historia, es también un éxito de nuestra querida piel de toro. Un éxito aún mayor es haber mantenido algunos sabios españoles su convicción, mientras los más autorizados de Europa querían hacer ver que se trataba de una superchería moderna. Nos referimos, por supuesto, al genial descubrimiento de la cueva de Altamira por el insigne erudito don Marcelino Sanz de Sautuola y su valedor don Juan Vilanova y Piera, que con los más nobles acentos repitió la palinodia en numerosas conferencias en otras tantas prestigiosas instituciones.

           

No debe darse al olvido, en estos balbuceantes pasos de la aventura del descubrimiento de nuestra ciencia, al ubicuo abate Henri Breuil, que tantos importantes hallazgos realizó no solo en la Península Ibérica, sino en otros lugares del mundo.

           

Estas gentes nos dejaron su sentir estético sobre muy diversos soportes que podemos englobar bajo dos epígrafes genéricos: el arte rupestre o parietal y el arte mueble o transportable. El primero de ellos lo encontramos tanto en las paredes de cuevas profundas, como en abrigos rocosos e incluso al aire libre, mientras que el segundo se halla siempre en contextos arqueológicos cerrados.

           

Estos últimos cazadores-recolectores-oportunistas buscaron con preferencia asilo en las cavernas para resguardarse del frío, viviendo generalmente a la entrada de las mismas y reservando el interior para plasmar admirables figuras de aquellos animales que observaban durante sus esquilmos.

           

Aquellas manifestaciones artísticas nos demuestran la acertada visión y la frescura de la memoria visual de los cazadores, la obsesión de su atención, la libertad de manejo, la minuciosidad de determinados detalles; pero la creación artística no podía obedecer únicamente a un fin estético, inconcebible entonces, ni a capricho o particular juego de vocación artística, con toda seguridad. Numerosas han sido las propuestas para tratar de interpretar estos magníficos dibujos en las rocas. Hoy en día está muy en boga la teoría chamánica. Nosotros pensamos que puede haber alguna manifestación realizada en un estado entóptico, pero no se puede aplicar una tabla rasa para un arte que se desarrolló durante más de 20 milenios y en zonas tan distantes como son las que van desde los Urales hasta el Estrecho de Gibraltar. Carecemos del código de interpretación y por lo tanto cualquier teoría que se proponga puede ser válida…… o errónea.

           

El velo del misterio supersticioso comporta bien la circunstancia de que en el Suroeste de Europa, las maravillosas pinturas de animales, así como los enigmáticos signos y otras iconografías, estén puestas generalmente en lugares absolutamente oscuros y sólo visibles con luz artificial. En nuestra Península Ibérica poseemos numerosos ejemplos de estaciones al aire libre que contradicen los paradigmas al uso. En la mayoría de esas obras de arte, obsérvase la circunstancia de que se concibieron aisladas todas y cada una de las figuras, escasas veces formando grupos y, a veces, pintadas o grabadas unas encima de otras a lo largo de las centurias.

           

La exposición pretende recoger de una forma muy clara y didáctica diversos aspectos relacionados con el  arte paleolítico. Está estructurada en nueve ámbitos claramente diferenciados pero, a la vez, interrelacionados por un hilo conductor como son las manifestaciones artísticas y por ende, el SER HUMANO.

 

El próximo día 18 de diciembre, a las 11,30 horas se procederá a la inaguración de esta exposición que podrá visitarse hasta mediados del mes de abril de 2013. Este acto se desarrollará en el Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid (Plaza de las Bernardas s/n, Alcalá de Henares) con la presencia de numerosas autoridades así como por una amplia representación de la profesión y ciudadanos todos ellos interesados en poder echar una mirada al Paleolítico….

 

 

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Cómo citar esta noticia:

Ripoll López Sergio. Arte sin artistas, una mirada al paleolítico
En Rupestreweb, http://www.rupestreweb.info/notaprensaripoll.html

2013

 


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