Las pinturas rupestres de Nuevo Occoro, Huancavelica, Perú


Arturo Ruiz Estrada
aruizestrada@yahoo.com Instituto de Investigaciones Histórico Sociales de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos

 

RESUMEN

Se presenta una primera aproximación del arte rupestre de Letracucho localizado en el distrito de Nuevo Occoro, Huancavelica-Perú.  Son representaciones de motivos circulares concéntricos de distintos colores que motivan varias interpretaciones a falta de asociaciones que apoyen su real significado y posición cronológica. De la región de Huancavelica son escasas las informaciones de lugares con expresiones rupestres. Por esta razón se añade el presente trabajo en vista de la unidad iconográfica plasmada en el sitio que difiere claramente de otros centros rupestres con representaciones más complejas.

 

INTRODUCCIÓN

El arte rupestre de la región de Huancavelica, en la sierra central del Perú, es aún poco conocido, pese a que existen referencias sobre la presencia en su territorio de varios lugares donde aparecen dichas manifestaciones dejadas por las antiguas sociedades indígenas. Esta región, por encontrarse en territorios de altura entre las zonas ecológicas de Quechua y Puna fue y es actualmente propicia a la cría de camélidos andinos cuya piel y carne son aprovechados por las comunidades humanas modernas. El ganado prolifera debido al abundante forraje de altura que cubre los campos en grandes extensiones como pasto natural  resistente a las frecuentes heladas. Por ello, esta flora nativa fue el atractivo para la supervivencia de una fauna  de camélidos, roedores andinos y otras especies de aves y mamíferos. Estamos informados justamente de un sitio con antiguas representaciones de caza de camélidos en un ambiente cercano al lugar que motiva este informe y que respondería al paisaje y las especies mencionadas (Chaud y Rios 1978). Igualmente, un poco más alejado de este lugar se encuentran las cuevas de Quillamachay y Pomacancha (Hostnig 2003) ambas localizadas en la provincia de Acobamba (región de Huancavelica) en las cuales priman las escenas de camélidos. Pero en esta oportunidad abordamos sobre la identificación de  un abrigo rocoso en cuya pared se dejó a la posteridad varios dibujos de arte rupestre que difiere de aquellas representaciones de cazadores arcaicos. Se trata del sitio de Letracucho, localizado en la comunidad de  Nuevo Occoro, provincia de Huancavelica, en el cual existe un pequeño abrigo rocoso donde solo aparecen diseños geométricos de círculos concéntricos. Esta información se orienta entonces a documentar el sitio, por la singularidad que presenta, como referente para contrastar con otros lugares que posean similares manifestaciones rupestres.

 

NUEVO OCCORO

Nuevo Occoro es la capital del distrito del mismo nombre en la comprensión de la provincia de Huancavelica, sierra central del Perú (Fig. 1). Sus  coordenadas geográficas indican: Longitud Oeste 75°02´12´´, Latitud Sur 12° 35´27´´. Se halla a una altitud de 3825 metros sobre el nivel del mar, pero los sectores más altos del distrito alcanzan a uno 5500 metros. Tiene una población de 2638 habitantes según el censo del año 2005 pero actualmente se calcula que tiene 4900 habitantes con una densidad de 47.8 habitantes por km2.  La superficie total del distrito abarca 211.56 km2. Se localiza hacia el sector Norte de la ciudad de Huancavelica de la cual está separada por unos 50 kms. Limita al norte con el distrito de Laria; al oeste con los distritos de Manta y Acobambilla; al este con e distrito de Huando y al sur con los distritos de Palca y Ascención. El territorio de Nuevo Occoro incluye 6 anexos los cuales se denominan Occoro Viejo, Buenos Aires, Río La Virgen, Tambopata, Tansiri y Orjobamba, siendo estos dos últimos los que se encuentran a mayor altitud y cuyos pobladores están dedicados fundamentalmente al pastoreo de ganado nativo (alpacas y llamas) además de ovinos y ovejas. Cultivan algunos productos de altura como la papa, la cebada, las habas y, el trigo, pero también obtienen el maíz en los sectores mas abrigados de su territorio. Las transacciones comerciales para complementar sus necesidades cotidianas las realizan, en su mayor parte, con la ciudad de Huancayo, de donde, cada 15 días acuden negociantes a una feria local ya establecida formalmente.

Fig. 1.- Localización del abrigo de Letracucho, distrito de Nuevo Occoro, región de Huancavelica,Perú.

Originalmente el pueblo de Occoro, cuya fundación debió ocurrir en tiempos coloniales, estuvo asentado en un sector más alto del distrito pero posteriormente, la comunidad decidió en forma resuelta trasladarse a un lugar más bajo que es donde actualmente se localiza con el nombre de Nuevo Occoro (Fig, 2). La flamante fundación del pueblo data del 10 de Mayo de 1955 mediante Ley N° 12312, fecha desde la cual quedó asentado en un espacio geográfico algo más llano y abrigado cuyo nombre era el de Telajanchi. Dicho espacio fue elegido debido a que presentaba un mejor clima para los habitantes por el hecho de estar rodeado por los cerros de Ayamachay, Linles, San Bautista y San Cristóbal que en cierta manera lo protegen de los  vientos helados que asoman en tiempos de invierno.  Actualmente el sitio antiguo de Occoro es denominado Occoro Viejo. Por otro lado, Nuevo Occoro  en razón a la circunstancia de haber sido creado modernamente no  fue puesto bajo la advocación de ningún santo cristiano, como es frecuente en muchos pueblos antiguos de los Andes. No existe en consecuencia una festividad patronal que congregue al pueblo. Cuenta con tres instituciones educativas para la enseñanza primaria, secundaria y un instituto tecnológico, dedicado este último a la preparación en computación e informática.

Fig. 2.- Plaza Central del pueblo de Nuevo Occoro, a cuyo entorno se alzan cumbres elevadas que lo protegen de los vientos.

Según el diccionario de Germán Stiglich aparece Occoro definido como caserío y hacienda en la provincia de Huancavelica correspondiente al distrito de Conaica y que tenía 273 habitantes (Stiglich 1922:273). Desde aquellos tiempos la población actual se ha incrementado en por lo menos veinte  veces más, pese a los problemas sociales y económicos ocurridos en la década del 90 y que aún continúan ocurriendo  en algunos aspectos.

ORIGENES

Es posible que Occoro haya constituido en tiempos preincaicos un pueblo integrado por varios ayllus localizados en los anexos del distrito. De acuerdo a la ubicación de éstos se puede afirmar que ellos estuvieron involucrados  en una entidad socio-política mayor conocida como  Asto cuyos pobladores ocupaban los territorios al norte de la actual ciudad de Huancavelica. La sociedad Asto, al mismo tiempo, formaba parte de la etnia Angara en tiempos prehispánicos. De acuerdo al mapa del territorio Asto elaborado por la arqueóloga Daniéle Lavallée, se observa que Occoro ocupa un sector al sur de dicho antiguo espacio geográfico. Según los datos proporcionados por la misma autora sobre los Asto, apreciamos que la zona de Occoro fue poblada a partir del siglo X después de Cristo. Luego, en el siglo XV, se produjo la influencia incaica para finalmente ser sometida en el siglo XVI a la dominación hispana, siendo Amador de Cabrera el encomendero español que usufructuó sus territorios (Lavallée 1983). Se confirma también la localización de Occoro en el territorio de los Asto durante tiempos prehispánicos si tenemos en cuenta el mapa elaborado por el historiador Waldemar Espinoza Soriano quien ilustra las divisiones territoriales en los que estaba dividido lo que él denomina el reino de Ancara (Espinoza Soriano 1973). Desde luego que la historia y los orígenes de Nuevo Occoro debe remontar a tiempos más lejanos, pues existen cuevas y refugios rocosos próximos aún no explorados pero cuyo estudio puede revelar que el hombre vivió allí  en varios miles de años anteriores al siglo X d.C.

AMBIENTE

Debido a su altitud, próxima los 4000 metros sobre el nivel del mar presenta un clima seco y frio pero en términos generales se producen dos estaciones al año, una de verano en la cual la temperatura fluctúa entre los 12°C y  9°C y otra de invierno cuando tal temperatura desciende fuertemente hasta los 0°C produciéndose nevadas frecuentes. Es en verdad un ambiente de puna cuyos campos  se hallan en forma general cubiertos por pastos cortos y una gramínea como el “Ichu”.  La topografía que lo caracteriza denota un territorio accidentado entre quebradas profundas,  cerros elevados y planicies de puna. Entre la fauna local se pueden encontrar, además de los camélidos andinos (Fig. 5) y el ganado vacuno y ovino, animales como la vizcacha, el zorro, venados, patos silvestres,  una palmípeda como la “huachwa” o ganso andino, la perdiz, el ibis andino denominado localmente como “yanavico”, además del  gavilán, la gaviota y otras aves menores. Estos animales moran entre las varias lagunas localizadas en las partes altas del distrito.

Hacía la parte sur este del pueblo de Nuevo Occoro discurre un río por una profunda quebrada cuyo nombre varía según los lugares por donde atraviesa. Lo denominan simplemente como el río Occoro, pero también lo llaman Jamanillohuayjo o Huari (Fig. 3).

Fig. 3.- Quebrada por donde discurre el río de Occoro, en cuya margen izquierda se localiza varios sitios arqueológicos entre los cuales se encuentra Letracucho y la cueva funeraria de Qorimina.

 

LAS PINTURAS RUPESTRES

El sitio donde se encuentran las pinturas constituye un pequeño abrigo rocoso localizado en la margen izquierda del rio de Occoro   cuyas aguas fluyen al  río Mantaro. El abrigo se ubica justamente al pie del pueblo de Nuevo Occoro en una profunda quebrada a la cual se desciende por un camino que cae casi vertical  al lecho del río (Fig. 4). Este rio toma el nombre de Jamanillohuayjo en el sector donde se localiza el abrigo y éste se halla separado  por una distancia de no más de cien metros de la orilla izquierda del cauce fluvial. El abrigo tiene 4 m. de ancho,  1.30 m. de extensión con una altura de 4 metros. Las figuras  se encuentran a 4.50 m. de distancia del piso del antiguo lecho del río. No obstante que la superficie del  abrigo es rugosa y algo agrietada sin grandes espacios planos, fue aprovechado como soporte de la obra rupestre (Fig. 6 ). Se encuentra a   3708 m sobre el nivel del mar y su posición geográfica indica, 18L0498433, UTM 8607996.

Fig. 4.- Valle de Occoro. La flecha indica el sitio exacto donde se encuentran el abrigo rocoso con las pinturas rupestres de Letracucho.

Fig. 5.- Los sectores altos de Nuevo Occoro tienen abundante pasto nativo que sostiene a numerosas manadas de camélidos andinos

 

Fig.6.- Abrigo de Letracucho en Nuevo Occoro, Huancavelica. El panel central con las pinturas muestra únicamente12 círculos concéntricos.

Como lo mencionamos anteriormente, la configuración de los motivos se reducen solamente a circunferencias concéntricas de mediano y pequeño tamaño. En total se aprecian doce figuras circulares más o menos agrupadas. La dos figura más grandes tienen 0.20 por 0.20 m., en tanto que las más pequeñas tienen 0.06 m. El grosor de las líneas que forman las figuras no pasan de los 0.03 m.  La pintura utilizada alterna los colores rojo, amarillo y blanco en distintas combinaciones (Fig. 7). El espacio total en el que se ha pintado los motivos alcanza un panel de 1.30 m de largo por 1.10 m de ancho. Pero un primer grupo de figuras se halla algo separado del otro y ligeramente a mayor altura (Fig. 8). Separado de los doce motivos aparece una circunferencia concéntrica localizada en la parte baja del abrigo, lado izquierdo, a unos dos metros de distancia. En este caso se aprecia que las circunferencias son de color rojo únicamente y cuyo diámetro arroja 0.10 m. El color aplicado a las doce figuras anteriores varia y se suele combinar circunferencias rojas con blancas o blancas con rojo o rojas-amarillo-rojo, rojo con blanco, rojo con amarillo. Como ya lo indicamos la última circunferencia concéntrica, ubicada fuera del panel central, solo es de color rojo.  

Fig. 7.- Detalle de una sección del panel con los motivos de círculos concéntricos. La figura más grande muestra la combinación de círculos de color rojo, amarillo y blanco.

 

Fig.8.- Esquema de la distribución de las figuras rupestres de Letracucho.

 

OTRAS EVIDENCIAS ARQUEOLÓGICAS

Durante el trayecto desde la ciudad de Huancavelica a Nuevo Occoro identificamos un puente prehispánico en el sitio de Ñuñungayoj, cuya estructura es toda de piedra con cuatro arcos de tipo andino que forman las columnas de soporte. De igual manera, observamos el sitio arqueológico de Yanaqaqa emplazado en la cima de una alta cumbre adyacente al pago de Manchailla. Y ya muy próximo a Letracucho en la misma margen izquierda del río de Occoro inspeccionamos una pequeña caverna denominada “Qorimina” que antiguamente fue utilizada como cementerio en cuyo interior debieron haberse conservado las momias de algunos personajes importantes de la zona. Actualmente los pobladores locales han construido al interior de esta caverna un recinto de poca altura hecho de pircas el cual se encuentra colmado con numerosos  restos óseos humanos  desarticulados y fragmentados. Observamos huesos de niños, jóvenes y adultos de ambos sexos.  Una calota muestra dos cicatrices por efecto de fractura del cráneo. De estos yacimientos nos ocuparemos en trabajo aparte debido a la naturaleza del presente informe que apunta solo al arte rupestre.

 

DISCUSIONES

Las pequeñas dimensiones del abrigo de Letracucho no resultan aparentes para ser utilizado como un lugar de ocupación humana permanente, en vista de su poca extensión. A lo más, nos parece que fue un lugar de  tránsito o paradero de corto tiempo más no un refugio que permitiese proteger a varias personas. Esta situación obra a favor de considerar al sitio como una especie de altar o señal donde posiblemente se realizaba algún tipo de actividad mágico religiosa que no la podemos explicar en sus propios términos. La carencia de asociaciones culturales in situ impide comprender su antigüedad y  el significado que debió tener en tiempos remotos. El lugar, a orillas del río, no es un ambiente de tránsito usual pues los caminos que antiguamente unían a los pueblos de la zona, se ubican en las partes altas donde hasta hoy permanecen varios conjuntos arqueológicos.  Sin embargo, debemos tener en cuenta que muy próximo al abrigo de Letracucho se encuentra la cueva de Qorimina, una oquedad de acceso abrupto, que fue un lugar utilizado como cementerio donde se conservaban las momias de algunos individuos de tiempos prehispánicos. Actualmente se ha construido al interior de esta cueva un depósito hecho de piedras donde han acumulado todos los huesos humanos desarticulados y fracturados para evitar su total destrucción. Pensamos que estos huesos fueron  destruidos por el paso del tiempo y tal vez por las acciones de quienes persiguieron las costumbres nativas. Pero destacamos la presencia de esta cueva-cementerio de Qorimina por cuanto es posible que el alero con las pinturas rupestres pudiese haber tenido alguna relación a manera de una señal que indicaba la proximidad de esta cueva. Tal vez Letracucho constituía el sitio destinado a practicar los ritos funerarios después de la inhumación de los cadáveres, cuando se realizaba el turno de lavar los vestidos dejados por los difuntos. Práctica ésta que supervive hasta el presente pero ya desvinculada del abrigo con las pinturas. Un interesante aporte con reflexiones para el estudio del arte rupestre en la sierra peruana  consigna tres sitios con figuras circulares en espiral  similar a los de Occoro, pero identificados en la vecina región de Junín para las cuales se ha opinado que hipotéticamente habrían funcionado “para advertir de los límites territoriales de un grupo, como una especie de letrero (Rick 2000: 16). Esta hipótesis podría ser igualmente otra idea aplicable al caso del presente estudio entre otras que se podrán formular cuando se amplíen los conocimientos del arte rupestre en la provincia y región de Huancavelica. Resulta también sugerente la representación en Letracucho de doce circunferencias agrupadas que si quisiéramos especular sobre su significado, podríamos relacionarlas con una especie de calendario que señalaba los meses del año, por cuanto hasta tiempos del incanato subsistía el sistema de los 12 meses. Puede, finalmente, tener relación con una representación astromorfa si seguirnos el planteamiento metodológico propuesto por Domingo Sánchez (Sánchez, 2000) debido a que los círculos varían en cuanto a la combinación de sus colores y también difieren en tamaño, tal como se observan los astros en el firmamento. Pero estos alcances son solo ideas que pueden plantearse entre otros posibles argumentos. Porque, bien se ha dicho por ello con respecto a similares figuras que  La espiral es un símbolo universal al que se le atribuyen gran diversidad de significados: representación de la vida, del movimiento cíclico de la energía, de la rotación de las aguas y los vientos, del pensamiento, etc. Sin embargo, si no se sabe quiénes realizaron estos grafismos rupestres, sus intenciones o su manera de pensar, no es posible asignarle un significado concreto” (Martínez y Botiva 2007).    

En realidad, habiéndose solo registrado tres sitios con arte rupestre en la provincia de Huancavelica (Hostnig 2033:141), resulta por ahora escasa la evidencia para los fines de establecer  analogías e interpretaciones del arte rupestre de Occoro. Inclusive no se ha reportado aún la presencia de un abrigo o cueva que contenga solo círculos en la provincia mencionada.

Es interesante que el abrigo muestre una sola modalidad estilística consistente en la representación rupestre de circunferencias concéntricas. No se ha notado la  presencia o asociación de ningún otro tipo de imágenes. Tampoco apreciamos superposiciones con otras figuras. Esta modalidad nos autoriza a incluir, desde el punto de vista estilístico en las denominadas representaciones esquematizadas y geométricas de los andes peruanos, tal como se ha propuesto para similares manifestaciones rupestres (Bonavía y Ravines 1973; Guffroy 1999). Tal circunstancia ofrece un interés especial, debido a que en otros lugares de los andes peruanos, si bien se han identificado las representaciones de circunferencias concéntricas o en espiral pero en algunos casos están acompañados de motivos zoomorfos o geométricos, situación que no  ocurre en el caso del alero de Occoro. Esta particularidad nos sugiere un contexto iconográfico particular y posiblemente también una diferencia cronológica con respecto a muestras rupestres de mayor complejidad, como aquellas cuevas donde se han plasmado escenas de camélidos que existen en las partes más altas de Occoro y la vecina región de Junín. Por tal situación todavía es difícil señalar con seguridad una cronología para Letracucho, debido a la falta de asociaciones en el sitio identificado. Sin embargo, debemos adelantar como dato hipotético que los motivos de Letracucho de Occoro pueden posiblemente ser posteriores a las manifestaciones rupestres naturalistas y seminaturalistas del Perú para las cuales se ha señalado una antigüedad que podría atribuirse a fechas entre 5000 o 4000 años antes de Cristo (Guffroy,1999:50-51).  Es entonces en fechas más tardías cuando pudo haberse utilizado el abrigo para plasmar los motivos rupestres. Por eso, se requiere practicar una excavación a pie del abrigo de Letracucho para obtener algún dato que apoye su ubicación temporal. Queda entonces para futuros estudios la tarea de definir con firmeza la cronología que corresponde al sitio, en vista de los obstáculos que no permiten por ahora definir su interpretación y fechado.

Tenemos conocimiento que en la misma zona, esto es en el distrito huancavelicano de Manta se encuentra un abrigo rocoso en cuya pared se han plasmado varias figuras rupestres en la que aparecen motivos de circunferencias concéntricas pero en este caso se advierte su asociación con figuras antropomorfas y otras geométricas. Además, estas figuras circulares son solo de  color rojo. En cambio las de Occoro tienen hasta tres colores. Desde luego que existe afinidad en cuanto a la representación de los círculos pero  en Manta existe  un contexto iconográfico más diversificado. Esto, evidentemente tiene que ver tal vez con diferencias cronológicas o distintos significados que atribuyeron sus antiguos artífices a los espacios o paisajes por donde transcurrió su existencia. No podemos dejar de mencionar que un solo tipo de representaciones, como son las circunferencias concéntricas de Nuevo Occoro pueden revelar un solo momento cronológico en la historia de los grupos que habitaron la región en estudio.

 Debemos comentar también lo relacionado con el nombre del sitio por cuanto pensamos que el nombre actual de Letracucho, debió ser posiblemente el de Quilcacucho, porque la denominación actual está compuesta por una palabra castellana y otra quechua. Pues “letra” es palabra castellana y “cucho” significa rincón en el idioma nativo. El nombre del sitio habría sido entonces “Quilcacucho” o “Quelcacucho” , es decir el rincón donde se observan dibujos.

 

ALGUNAS CONCLUSIONES

“Letracucho” viene a ser un abrigo rocoso que  incrementa  el acervo de lugares rupestres en la sierra central, región peruana de Huancavelica. Al presente  existen muy escasos estudios sobre este tipo de manifestaciones, lo cual limita las posibilidades de entender con amplitud la naturaleza y significado del arte rupestre de Nuevo Occoro.

El estilo de los motivos es esencialmente geométrico con la única presencia de círculos concéntricos de pequeñas dimensiones sin asociación a otro tipo de  dibujos. Esta circunstancia lo singulariza frente a otros sitios de la zona altoandina del Perú, donde, en algunos casos, se observa la combinación con otro tipo de figuras. Responde entonces a una tradición diferente a las frecuentes representaciones de camélidos en la sierra central peruana.

Debido a que las condiciones del sitio no ofrecen la posibilidad  de haber sido habitada, en vista de su poca extensión, consideramos que “Letracucho” pudo haber funcionado como un sitio cultico o lugar ceremonial para sus ancestrales habitantes. La frecuencia de los círculos induce a pensar, a manera de hipótesis, tal vez en alguna relación con las representaciones de los cuerpos celestes. Pero en realidad,  la carencia de asociaciones en el sitio y la falta de publicaciones sobre otros paraderos con expresiones rupestres similares que faciliten contrastarla nos  impide por ahora formular su cabal interpretación y posición cronológica en la región.

La pintura utilizada debe corresponder a materiales locales u ocres que se encuentran con frecuencia en la zona. Un análisis de estos elementos tintóreos queda también como tarea pendiente.

 

Agradecimiento

Al señor Feliciano Pariona Ccente, gobernador del pueblo de Nuevo Occoro, por las informaciones que nos proporcionó sobre algunos aspectos de la realidad del distrito.  A Rafael Ruiz Rubio y Rober Huamán quienes brindaron su eficaz apoyo durante los trabajos de campo y al joven Luis Valladolid Gonzales quien como poblador local nos acompañó al sitio de Letracucho. 

 

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Cómo citar este artículo:

Ruiz Estrada, Arturo. Las pinturas rupestres de Nuevo Occoro, Huancavelica, Perú
En Rupestreweb, http://rupestreweb.info.com/occoro.html

2011

 

BIBLIOGRAFÍA

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CHAUD G., Carlos y Rómulo Rios S.

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1973    La coca de los mitmas Cayampis en el reino de Ancara. Siglo XVI. Anales Científicos de la Universidad del Centro del Perú. N° 2, Huancayo.

GUFFROY, Jean

            1999    El Arte Rupestre del Antiguo Perú. IFEA, IRD. Lima.

LAVALLÉE, Daniéle y Michéle Julien

1983    Asto: curacazgo prehispánico de los Andes Centrales. Instituto de Estudios Peruanos. Lima.

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2007    Introducción al arte rupestre. En Rupestreweb, www.rupestreweb.info/introduccion.html.

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2003    Arte Rupestre del Perú. Inventario Nacional. Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología. Lima.

 

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2000    Nuevas perspectivas del Arte Rupestre en la Sierra Peruana. Unay Runa. Revista de Ciencias Sociales 4. Lima.

 

SANCHEZ  P. Domingo

            2000    La astronomía en el arte rupestre: Una propuesta metodológica.

http://www.naya.org.ar/congreso2000/ponencias/Domingo_Sanchez.htm

STIGLICH, Germán

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