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Reviven ceremonia muisca de “correr la tierra” en Guasca, Cundinamarca. Cuando el patrimonio cultural, arqueológico y natural son uno solo.

Diego Martínez Celis. Editor Rupestreweb. rupestreweb@yahoo.com

Octubre de 2008

En el marco de la XI Semana Cultural del municipio de Guasca (Cundinamarca), se llevó a cabo el pasado 11 de octubre la primera carrera de observación en el páramo de la laguna de Siecha en conmemoración del rito muisca de "correr la tierra".

Segun narra el cronista Juan Rodríguez Freyle en su obra El carnero (1638), entre los diversos ritos que practicaban los muiscas el "correr la tierra" era un evento en el que los participantes recorrían el territorio de cinco lagunas sagradas: Guatavita, Guasca (llamada de Martos en el s. XVII), Siecha, Teusacá y Ubaque. Siendo una travesía muy exigente, algunos morían al intentar alcanzar los diversos santuarios y otros sitios sagrados (entierros) que se encontraban en la ruta.

“Aquí era a donde por llegar primero al cerro de santuario ponían todas sus fuerzas, y a donde se ahogaban y morían muchos de cansados, y si no morían luégo, aquella noche siguiente, en las grandes borracheras que hacían, con el mucho beber y cansancio amanecían otro día muertos. Estos quedaban enterrados por aquellas cuevas de aquellos peñascos, poniéndoles ídolos, oro y mantas, y los respetaban como santos mártires, habiéndose llevado el demonio las almas”. (Rodríguez Freyle, 1638).

Laguna de Guatavita.
Laguna de El Verjón, posiblemente la antigua Teusacá..
Laguna de Ubaque .
Localización aproximada de las cinco lagunas del rito de “correr la tierra”. En la actualidad es confusa la localización de la laguna de Guasca, la cual puede corresponder, según Álvaro Botiva, a una que ya se encuentra seca en juridicción de la vereda Monquentiva en el municipio de Guatavita. La de Teusacá parece corresponder a la actual El Verjón, pues es la que da nacimiento al rio Teusacá.Mapa base: Google Earth, 2008.
 

Los participantes de la región de Ubaque y Bogotá iniciaban el recorrido desde la laguna de Ubaque, y los del norte del territorio (incluidos los de Tunja y Ramiriquí), desde la laguna de Guatavita.

“En los últimos días de estas fiestas y que ya se tenía noticia de que todas las gentes habían corrido la tierra, se juntaban los caciques y capitanes y la gente principal en la gran laguna de Guatavita, a donde por tres días se hacían grandes borracheras, se quemaba mucho moque y trementina, de día y de noche, y el tercer día en muy grandes balsas bien adornadas, y con todo el oro y santillas que tenían para esto, con grandes músicas de gaitas, fotutos y sonajas, y grandes fuegos y gentío que había en contorno de la laguna, llegaban al medio de ella, donde hacían sus ofrecimientos, y con ello se acababa la ceremonia de correr la tierra, volviéndose a sus casas”. (Rodríguez Freyle, 1638).

Laguna del páramo de Siecha en donde se halló la balsa de oro que representa la ceremonia de “El Dorado”. Acuarela del Álbum de Liborio Zerda (ca. 1892), Museo Nacional de Colombia.
Balsa muisca de oro hallada en la laguna de Siecha. Fue llevada a Alemania donde se perdió tras un incendio. Acuarela del Álbum de Liborio Zerda (ca. 1892), Museo Nacional de Colombia.

La crónica de Rodríguez Freyle contextualiza esta ceremonia en 1538 en medio de una guerra que llevaban a cabo los ejércitos del cacique Bogotá (zipazgo) y los del Guatavita por acceso al dominio de territorios. En medio del campo de batalla en el valle de Guasca, los jeques o sacerdotes ordenaron una tregua para “correr la tierra y visitar las lagunas y santuarios”. En este crucial momento confluyen otros acontecimientos como la avanzada de ejercitos del Ramiriquí (zacazgo) en apoyo al Guatavita, la invasión de los panches por el sur del territorio muisca y la llegada de los españoles a la sabana de Bogotá (Correa, Francois. El Sol del poder, Universidad Nacional de Colombia, 2004).

Vista panorámica de la laguna de Siecha. Diego Martinez C., 2008

Si bien, no queda claro en la versión de Rodriguez Freyle si se trataba de un evento competitivo en el que resultara un ganador, este relato inspiró a la Alcaldia Municipal de Guasca y al comite organizador de la XI Semana Cultural a programar este evento, propuesto por el arqueólogo Álvaro Botiva, como un motivo para llamar la atención y promover la valoración del patrimonio natural y cultural del municipio.

El evento se llevó a cabo en el paramo de la laguna de Siecha, sector norte del Parque Nacional Natural Chingaza, donde recientemente se implementó un interesante sendero de interpretación eco-turístico. Este recorrido expone temáticas ambientales y culturales con base en la significación del paisaje, retomando las crónicas sobre los ritos muiscas y su contrastación con evidencias arqueológicas del área, entre ellas el arte rupestre.

Participantes del evento durante el recorrido por el sendero de interpretación.
Uno de los 20 paneles o estaciones del sendero. En este se expone el arte rupestre de la región.

Los participantes debían recorrer el sendero (cuatro horas aproximadamente) y responder ocho preguntas; los primeros de cada categoría, hombres, mujeres y niños, fueron premiados con reproducciones de cerámicas muiscas -encontradas en la zona de Guasca- y con tejidos artesanales a la manera de mantas, como remembranza de los objetos tributarios que elaboraban y utilizaban los indígenas del altiplano cundiboyacense.

Participantes del evento durante el recorrido por el sendero de interpretación.

Momento de la premiación a los participantes ganadores. Copas, múcuras y mantas fueron los trofeos.

Copa Ceremonial Muisca y laguna de Siecha. Clasificada arqueológicamente, como Guatavita desgrasante tiestos baño blanco su iconografía es alegórica a la leyenda de la diosa Bachué. La decoración blanca representa una laguna; las dos serpientes corresponden a la transformación y regreso de Bachué con su compañero al agua luego de procrear muchas veces hasta crear la humanidad Muisca. En la tradición popular del altiplano cundiboyacense una serpiente habita en las fuentes de agua para protegerlas. La decoración roja externa muestra el poder del sol y la luz, la interna representa a un animal encorvado cuya cola y cabeza en espiral son símbolo de la vida o la muerte, dualidad del existir. La base hueca sirve a la vez de sonajero. Se excavó en la finca El Molino, Vereda San José en Guasca. Fué elaborada entre los años 1.300 a 1.400 d.C .(Texto y fotografías, Álvaro Botiva C., 2008)

Esta experiencia, primera en su género realizada en el país, fue exitosa, toda vez que convocó a los diversos estamentos gubernamentales (Alcaldía, Casa de la Cultura, Parques Nacionales, Ejército Nacional, Bomberos), civiles (Guías de la ONG Suasie) y a pobladores y visitantes de otros municipios. El saldo pedagógico es positivo, pues al finalizar el recorrido se tiene la certeza de comprender mejor las relaciones entre las formas de significar el paisaje que los muiscas incorporaban a su cosmovisión, y las actuales urgencias de preservar los delicados ecosistemas de páramo de una manera sostenible y como una estrategia para garantizar la perdurabilidad del suministro de agua a las poblaciones de la zona, incluidas la ciudad de Bogotá (con casi 8 millones de habitantes).

Igualmente, durante esta semana y como parte de lo eventos del festival se presenta en la Casa de la Cultura del municipio la exposición itinerante Arte rupestre. Parque arqueológico de Facatativá. Patrimonio cultural, memoria e identidad, a la que se le ha anexado un panel relativo al arte rupestre de Guasca y otros municipios cercanos.

Texto del panel: Guasca patrimonio cultural arqueológico. La piedra “Pajarito” en la vereda Flores en Guasca es el único petroglifo (grabado) que se ha localizado en la Sabana de Bogotá. Son círculos concéntricos, unidos por un largo canal, cuya cantidad y distribución dan la idea de una danza inmóvil. Se encuentra al occidente de los pozos de agua caliente cerca al río Aves . En los alrededores de Guasca se localizan otras piedras pintadas como “La Corona del Rey” en La Calera, la “Piedra Llorones” (margen occidental del embalse de Tominé) y en la Peña del Pichonal (vereda Juiquín, vía Gachetá) en Guatavita.

Guasca se caracteriza por la riqueza arqueológica (s.XIII - s.XVI) representada en muchos asentamientos prehispánicos en los valles de los ríos Chipatá, Siecha y Aves, donde se han encontrado vestigios materiales representados en piezas de cerámica, orfebrería y piedra. Los cerros de Peñanegra, las cuchillas de Siecha y la Peña de Sopó, fueron escenarios de ceremonias en los que se ofrecían cerámicas antropomorfas y piezas de orfebrería. Durante la colonia sobresalió el conjunto doctrinero dominico o Capilla de Siecha, donde se llevó a cabo el proceso de evangelización de los indígenas de la región. La población actual es el resultado de la reducción de los asentamientos indígenas dispersos y del repoblamiento del centro urbano de hoy.

Fotografias: Pintura rupestre. “La Corona del Rey”. La Calera. / Pintura rupestre. “Los Llorones”. Guatavita./ Pintura rupestre. “Los Rombos”. Jardines del Embalse de San Rafael, La Calera.(Texto y Fotografías del panel: Álvaro Botiva C. Diseño: Diego Martínez C.)

El sentido y función originales del rito de “correr la tierra” aún se escapa de nuestra comprensión actual. La visión e interpretación condicionada que los invasores españoles tuvieron sobre las manifestaciones materiales y simbólicas de los muiscas, ha dejado que estos eventos se diluyan como meras anécdotas de un tiempo en que los elementos, la naturaleza y el hombre se concatenaban de manera mas armoniosa, lo cual se evidencia en la pervivencia de los grupos humanos y el equilibrio sostenible con el medio ambiente durante miles de años. Se suma a esto la importancia y la manera en que operaba la intermediación de las concepciones simbólicas y rituales en los conflictos que sostenían diversos grupos de la sabana.

Hoy día, nos encontramos ante la encrucijada de un mundo devastado por la explotación indiscriminada de los recursos naturales, la incertidumbre de la influencia de nuestro proceder con el medio ambiente en el calentamiento global, conflictos armados fraticidas en defensa de intereses particulares y puramente económicos... No estaría de más revisar en nuestro pasado, en nuestro paisaje, en nuestra propia herencia que llevamos impresa en la piel, que otras y mejores maneras de relacionarnos con el medio ambiente y con nuestros semejantes fueron y son posibles. La última ceremonia de “correr la tierra” registrada en 1538 fue interrumpida por los conflictos internos entre grupos muiscas y por la llegada de los españoles al altiplano. Quizás sea tiempo de volver a correr la tierra, no para agradecer o adorar a dioses antiguos, sino como un acto de reconocimiento y reflexión sobre nuestro pasado indígena, nuestro complejo presente y nuestra eternamente estrecha conección con la tierra. Tal como lo anotara el jefe indio Seattle en su famoso discurso ante el gobierno de los Estados Unidos en 1854:

“Una cosa sabemos: que la tierra no le pertenece al hombre. Es el hombre el que pertenece a la tierra. De eso estamos seguros. Todas las cosas están relacionadas entre sí como la sangre que une a una familia. Todo está relacionado. Lo que hiere a la Tierra, hiere también a los hijos e hijas de la Tierra. No fue el hombre el que tejió la trama de la vida: él es sólo un hilo de la misma. Todo cuanto haga con la trama se lo hará a sí mismo”.

Con esta experiencia se evidencia que, más que resultar en esteriles informes de campo y anécdotas del ayer, el conocimiento histórico y arqueológico puede tener un verdadero potencial en el apoyo de aplicaciones pedagógicas a causas más tangibles y urgentes, como lo son la educación y concientización medioambiental. Aquí es donde cobra sentido la frase que promulga el Convenio Andrés Bello: El patrimonio no es un pasivo de la nostalgia, sino un activo de la memoria.

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Agradecemos a los funcionarios de la Alcaldía por la excelente organización del evento, a Álvaro Botiva Contreras por su incansable labor en pro de la divulgación y puesta en valor del patrimonio arqueológico del Departamento y a los pobladores de Guasca, que expresan, mediante este tipo de actividades, su orgullo e identidad a través de la preservación del rico patrimonio cultural y natural que además es de todos colombianos.

¿Preguntas, comentarios? escriba a: rupestreweb@yahoogroups.com

Cómo citar este artículo:

Martínez Celis, Diego. Reviven ceremonia muisca de correr la tierra en Guasca, Cundinamarca.
En Rupestreweb, http://www.rupestreweb.info/correrlatierra.html

2008


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