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Perú


Litograbados indígenas en la arquitectura colonial del Departamento del Cusco, Perú (1)

1a. parte

César del Solar Meza cesardelsolar1902@yahoo.es (2)
Rainer Hostnig rainer.hostnig@gmail.com SIARB. Cusco, Perú (3)


1. Introducción y antecedentes de estudio

En el departamento de Cusco existen alrededor de 60 templos y varios centenares de capillas rurales, construidas a lo largo de la época colonial. Las iglesias de mayor importancia arquitectónica y artística, muchas de ellas restauradas en los últimos años, se han convertido en atractivos turísticos y forman parte de circuitos visitados por miles de turistas extranjeros y nacionales cada año. Son pocas las personas, sin embargo, que en estas visitas se fijan en los peculiares signos grabados en varias de las piezas líticas que forman parte de la estructura arquitectónica del templo.

El primer testimonio escrito sobre los litograbados de las iglesias virreinales del Cusco lo encontramos en un texto del sacerdote cusqueño Jorge Lira (1953: 46) quien los describió como "documentos paleolíticos", interpretándolos como "escritura fonética, además de simbólica e ideográfica". Consideró, además, que los de Chinchero contenían "el más completo de los signos", seguidos por Andahuaylillas, Huaro, Acomayo y Ccatca.

Entre 1975 y 1976, el arqueólogo español José Alcina Franch, entonces director de excavaciones de la Misión Científica Española en el complejo arqueológico inca de Chinchero, en la provincia de Urubamba, tomó especial interés en el estudio de los litograbados del templo colonial del lugar, y aparte de realizar una minuciosa descripción de motivos y estilo, aportó interesantes teorías sobre su función. Dio a conocer el resultado de sus investigaciones en varias conferencias y publicaciones científicas, relacionando los litograbados con un antiguo ritual funerario que, según él, subsistiera en la época colonial (Alcina, 1976, 1977).

En el año 2000, las entonces estudiantes de arqueología de la Universidad Nacional San Antonio Abad del Cusco (UNSAAC), Carmela Cáceres Silva y Carmen Jurado Carrasco, presentaron su tesis sobre la iconografía de los grabados de Chinchero. Su trabajo se basa en los estudios de Alcina Franch y no aporta elementos nuevos, con excepción del registro de tres litograbados hallados en las fachadas de casas civiles del pueblo y de varias fotografías que ilustran el texto y en las cuales se observa el uso de la tiza para resaltar los grabados, técnica que altera el carácter de los motivos originales.

El estudio sobre los litograbados fue retomado en los años 90 por el arquitecto cusqueño Germán Zecenarro (2001: 50-52), quien basó su análisis e interpretación en varias piezas encontradas en diversos templos y casonas virreinales del Cusco. En su libro "Arquitectura Arqueológica en la Quebrada de Thanpumachay" dedica un párrafo entero a las piedras grabadas y su carácter simbólico y sagrado, divulgando una primera lista de edificios con litograbados en la ciudad de Cusco y sus alrededores. Su ponencia sobre la materia, preparada para el I Simposio Nacional de Arte Rupestre realizado en Cusco, fue publicada hace poco, de manera resumida, en la revista de arquitectura Arkinka (Zecenarro, 2005: 88-97).

Otro investigador que aportó recientemente al estudio de los litograbados del Cusco, esta vez desde el punto de vista petrográfico y mineralógico, es el geólogo cusqueño Raúl Carreño Collatupa, quien, junto con otros miembros del Grupo AYAR, presentó los resultados de sus investigaciones en el simposio arriba mencionado con la ponencia titulada "Análisis geológico de algunos sitios rupestres del Cusco".

El presente trabajo es el fruto de una investigación conjunta llevada a cabo entre el 2002 y el 2004 por los dos autores, sobre la base de un estudio preliminar que Rainer Hostnig había iniciado en el año 2000, motivado por la lectura del informe de Alcina Franch sobre Chinchero. En esta primera etapa, Hostnig había identificado 36 iglesias coloniales con litograbados en el Cusco y departamentos vecinos, sin haber tenido todavía conocimiento de su existencia en las casonas del centro histórico del Cusco, habiendo publicado el resultado de ese trabajo inicial en el Boletín de la SIARB (Hostnig, 2002: 39-46).

La conjunción de esfuerzos a partir del 2002 permitió, mediante visitas sistemáticas y repetidas a los templos de la época colonial y a edificios civiles de la región, un avance significativo en el registro y documentación de los litograbados encontrados. Presentamos, a continuación, el resultado intermedio del estudio realizado, conscientes de que determinados aspectos -como la datación de los grabados, su función y su significado-; tienen que ser investigados con mayor profundidad, para poder llegar a conclusiones valederas.

2. Litograbados y petroglifos: diferencias y similitudes

El término arte rupestre abarca principalmente las modalidades de pintura rupestre y petrograbados o petroglifos; por extensión, también a los geoglifos. Los petroglifos son definidos como imágenes grabadas en superficies rocosas (4). Definimos los litograbados como grabados en piezas líticas labradas o canteadas, destinadas a servir como elemento arquitectónico en obras de carácter religioso o civil. La diferencia primordial entre petrograbado y litograbado consiste, por ende, en el tipo de soporte: roca o bloque pétreo en estado natural, en el primero, y piedra extraída de la cantera y convertida en pieza arquitectónica mediante un trabajo artesanal, en el segundo.

El investigador arequipeño Eloy Linares Málaga (1992, 2000) ha incluido los litograbados en una nueva categoría de modalidad rupestre, proponiendo para ello el término "arte mobiliar o mueble de tradición rupestre", que él definió como una forma de paleoarte hecha sobre objetos lo suficientemente pequeños como para ser transportados por humanos. Como objetos-soporte menciona: lajas de piedra, piedras labradas, tejas, conchas y huesos, que pueden ser trabajados mediante la técnica de aplicación de pintura o de incisión (grabados). Con excepción del término "paleoarte" que no corresponde, nos parece una definición acertada. Ha sido también Linares M. quien, por primera vez, se fijó en las piezas líticas con grabados existentes en algunas de iglesias coloniales del Valle de Colca y en la iglesia de la Compañía, en la ciudad de Arequipa, a los que registró bajo esta nueva categoría propuesta por él.

Conviene señalar que no consideramos como litograbados a las esculturas líticas en alto- o bajorrelieve, que abundan en la región del Cusco, ni a las piezas líticas decoradas con altorrelieves de serpientes u otros motivos sagrados de los incas (incorporadas en los muros externos de las casas incas del Cusco). Para evitar confusiones, y teniendo en cuenta las definiciones arriba dadas, nos abstenemos de emplear el término "petroglifo", "petrograbado" o "grabado rupestre" para los grabados sobre piezas líticas labradas.

A pesar de esta reserva, tenemos que admitir que existe un parentesco sorprendente entre los litograbados y petroglifos de la región en lo referente a la iconografía, la técnica de confección y, en algunos casos, también a la función. Muchos de los motivos petroglíficos encontrados en la región del Cusco se repiten en los litograbados, particularmente el símbolo de la espiral −en sus diferentes formas y combinaciones− (figs. 1-3, 5, 6), el signo serpentiforme (fig. 4), los motivos curvilíneos intrincados o laberínticos y, sobre todo, las cúpulas, solas o unidas a surcos (figs. 7 y 9). Tres motivos casi idénticos, identificados como tableros de juego, los autores hallaron en el año 2004 grabados en la superficie de afloramientos rocosos en la provincia de Espinar (calco 7aA y fig. 8).

Por otro lado, a diferencia de los petroglifos, no existen en los litograbados superposiciones de grabados, de pinturas sobre grabados o viceversa, y se observa, en algunos diseños (Chinchero, Zurite, Huarocondo, San Jerónimo), una mayor libertad en el diseño y un patrón estilístico menos rígido que en gran parte de los petrograbados de la región.

Fig.1:Anccomayo-Espinar

Fig. 2: Torrekunka - Paucartambo

Fig. 3: Cruzmoqo - Quispicanchi
Fig.4:Maukallaqta - Espinar
Fig. 5: Cruzmoqo - Quispicanchi
Fig. 6: Rumimoqo - Anta
Fig.7:Tipón - Quispicanchi
Fig. 8: Petroglifo en la superficie plana de un afloramiento rocoso en Suero y Cama, Espinar.
Fig. 9: Percabamba - Chumbivilcas Foto: L.Rodríguez y E. Catalán, 2000

3. Litograbados en complejos arqueológicos del Cusco y la región

Es muy probable que en la mayoría de los edificios sagrados de los incas fueran incorporadas piezas líticas con grabados cuyo significado estaba relacionado con la religión precolombina. Habiendo sido demolidas gran parte de las huacas o templos para construir encima las iglesias del Virreinato, lamentablemente muy pocos ejemplares se han conservado in situ. Hasta la fecha hemos logrado ubicar solamente dos sitios, Tarahuasi y Tipón, con litograbados incaicos emplazados en su ubicación original en estructuras arquitectónicas inca. Representan valiosas evidencias sobre la proveniencia de una parte de las piedras grabadas que hoy encontramos en estructuras arquitectónicas de la época colonial.

En tres sitios arqueológicos inca -Qocha Suntur en Urubamba, nuevamente Tipón en Quispicanchis, y Sillustani en la provincia y departamento de Puno-, se han encontrado grabados en piezas líticas sueltas, que seguramente formaban parte de la estructura de un edificio del cual se desprendieron.

Veamos más de cerca cada uno de los casos mencionados.

Tarahuasi

Es el nombre de un complejo arqueológico inca ubicado en el distrito de Limatambo, provincia de Anta, a 76 km del Cusco, en la margen izquierda de la carretera asfaltada a Abancay, cerca del pueblo de Limatambo que, como lo indica su nombre, fue un tampu en la ruta al Chinchaysuyo (fig. 10) (Foto: L. Rodríguez y E. Catalán, 2000).

Entre las piedras-alero que sirven de remate al muro de contención de la terraza de base de la plataforma ceremonial o usno, dos contienen grabados. El mejor conservado muestra una espiral simple de cuatro vueltas que ocupa la superficie de la piedra de un extremo a otro (figs. 11 y 12). El grabado en la segunda pieza está muy erosionado. Aún así se reconoce lo que debe ser una espiral, de cuyo centro parte un surco que atraviesa las vueltas de la espiral en el centro de la piedra y llega hasta el borde del otro extremo.

Llaman la atención en Tarahuasi dos cruces latinas grabadas sobre piedras incaicas almohadilladas ubicadas en la fachada del templo: una cruz encerrada por un círculo y, en el lado opuesto, otra cruz de la que sólo se ha conservado el pedestal y la parte inferior del brazo vertical. La parte faltante estaba grabada sobre la pieza adyacente que se ha perdido (figs. 13 y 14).

Fig. 10 Fig. 13
Fig.11

Fig. 12

Fig. 14

 

Tipón

En el Parque Arqueológico de Tipón, un sitio de filiación cultural preinca e inca, en el distrito de Oropesa, provincia de Quispicanchis, conocida por su extraordinaria ingeniería hidráulica vinculada a una sucesión de grandes terrazas de cultivo y fuentes ceremoniales (fig. 15), se han encontrado petroglifos de origen precolombino y colonial a lo largo del antiguo camino que sube a la cumbre del cerro Cruzmoqo, con una concentración mayor de petrograbados prehispánicos en la cumbre misma. Además, durante los trabajos de excavación del sector de las terrazas, fueron desenterrados varios sillares sueltos que contienen grabados en una de sus caras. Dos de ellos se exhiben actualmente encima de la sexta terraza, cerca de la fuente principal de agua. Una de las piezas tiene grabada una línea curva en forma de un gancho (fig. 17, grabado encontrado tizado) y la otra una cúpula con surcos que llegan hasta el borde de la piedra (fig. 16). Una pieza similar, pero más grande, sirve de remate para un pequeño muro a la entrada del sector de las viviendas incas, en el lugar conocido como Trankapunku (fig. 18). En esta pieza, de una cúpula tallada cerca del borde parten varios surcos que llegan hasta los bordes opuestos y que deben haber servido para la evacuación de un líquido usado en alguna ceremonia inca. Frente a una de las fuentes que manan del muro lateral de la sexta terraza, se encuentra una pieza lítica en forma de mesa, en cuya superficie están grabadas tres cúpulas. En uno de los costados de la misma ubicamos una piedra suelta, de forma piramidal, con una cúpula en la parte superior, de la cual se derivan dos surcos o canaletas hacia la parte inferior.

Es notoria la similitud entre los motivos de estos litograbados y aquellos empotrados en templos coloniales de la región.

Fig. 15: El núcleo del complejo arqueológico de Tipón, formado por andenes de cultivo con imponentes muros de contención y fuentes ceremoniales.

 

Fig.16
Fig. 17
Fig.18


Qocha Suntur

Es el nombre de un pequeño complejo arqueológico situado en el valle del río Chicón, a 5 kms del pueblo de Urubamba. Al costado de una casa campesina, erigida en las inmediaciones de un edificio inca en ruinas, descansa una pieza lítica de forma prismática rectangular, que probablemente sirvió de dintel en la portada del edificio (fig. 19). En una de las caras anchas de la pieza, colocada ahora en posición horizontal, están grabadas varias espirales de diferente tamaño, con 2 a 4 vueltas (fig. 20). Podemos fácilmente imaginar que varias piezas como ésta pueden haber sido retiradas de su emplazamiento original para ser integradas luego en obras de arquitectura virreinal.

Fig. 19
Fig.20

 

Sillustani

El complejo arqueológico de Sillustani, ubicado en una pequeña península a orillas de la laguna Umayo, cerca de Puno, es conocido por las grandes chullpas o torres funerarias de las épocas qolla e inca. A pesar de encontrarse a considerable distancia del Cusco, lo tomamos en cuenta en este estudio, porque los motivos de los litograbados (fig. 21, calcos 1aA-bE), localizados en el museo de sitio de Sillustani por Núñez Jiménez en los años setenta, guardan mucha similitud con aquellos emplazados en el entorno de los templos coloniales del Cusco. Núñez los llama "petroglifos muebles o móviles" afiliados a la cultura inca, describiéndolos como "líneas, espirales, círculos, rediformes, punteadas y otras." (Núñez J., 1987: 301, 304).

A corta distancia de Sillustani, en el pueblo de Atuncolla, Rainer Hostnig halló el 2001 un litograbado en forma de doble espiral invertida en la segunda grada de la cruz misional ubicada en el atrio del pequeño templo colonial. Representa el primer hallazgo de un litograbado en el entorno de un templo colonial puneño.

Fig. 21: Chullpas de Sillustani en una península del lago Umayo, Puno

 

 

4. Distribución actual de los litograbados

Al tratar el tema de la distribución de los litograbados, debemos subrayar que su ubicación actual sólo nos proporciona información relativa, considerando que muchos de estos elementos arquitectónicos han desaparecido en el transcurso del tiempo por diferentes motivos, principalmente durante las restauraciones y cambios estructurales de los templos, la demolición de casas coloniales y el colapso de edificios por terremotos y descuido.

4.1 Distribución geográfica

Hemos llegado a registrar un total de 78 lugares con litograbados (sin considerar los sitios arqueológicos) en 10 de las 13 provincias del Cusco. La mayoría de ellos se encuentra en el valle del Huatanay, desde la ciudad del Cusco hasta Oropesa, en el abra que separa el distrito de Huaro del de Urcos. La segunda área en cuanto a frecuencia es el valle de Vilcanota, desde el pueblo de Quiquijana hasta Yucay incluyendo Canincunca en el abra que separa el distrito de Huaro del de Urcos ; la tercera, la parte noroccidental de la pampa de Anta, incluyendo los distritos de Chinchero y Maras. Hay una cuarta concentración, algo más desperdigada, en la provincia alta de Espinar, en el extremo sureste del departamento, donde se localizaron tres lugares con litograbados. Los demás sitios se encuentran mucho más dispersos y distantes, como Colquepata, en la cuenca alta del río Paucartambo; Marcaconga en la provincia de Acomayo, Huanca Huanca, en la cuenca del río Apurímac; Vilcabamba, en la parte alta de la provincia de La Convención (ver mapa en fig. 22). El cuadro 1 muestra la distribución de los sitios con litograbados, en orden descendente de frecuencia.

Revisando la bibliografía sobre el arte rupestre y la arquitectura colonial del sur peruano, encontramos referencias sobre litograbados similares en contextos arquitectónicos coloniales del valle de Colca, en Arequipa (iglesias de Coporaque, Tisco y Yanque), y en la iglesia de la Compañía en la ciudad de Arequipa. Representan, junto con Atuncolla en Puno, los sitios más australes de existencia de litograbados en el territorio peruano. Hacia el noroeste, el área de distribución de litograbados se extiende hasta la provincia de Grau, en Apurímac, donde en las gradas de la cruz misional del templo colonial de Ayrihuanca ubicamos varias piezas con grabados.

Fig. 22: Mapa de distribución de templos con litograbados en el departamento del Cusco

 

Cuadro 1: Distribución de sitios con litograbados en las provincias del Cusco

Provincias
Edificios eclesiásticos
Edificios civiles
Total edificios eclesiásticos y civiles
Sitios arqueológicos
Museos
Cusco
10
30
40
-
-
Urubamba
06
04
10
01
-
Quispicanchis
07
02
09
01
(~80) (5)
Anta
04
01
05
01
-
Calca
04
-
04
-
-
Espinar
03
01
04
-
-
Paucartambo
03
-
03
-
-
Paruro
02
-
02
-
-
Acomayo
01
-
01
-
-
La Convención
01
-
01
-
-
Total
40
38
78
03
-

Cabe mencionar que al hacer una prospección sistemática de los templos, capillas y edificios civiles de la colonia en los departamentos de Puno, Arequipa y Apurímac y de las provincias altas del Cusco, el número de sitios con litograbados probablemente se incrementaría considerablemente, permitiendo establecer su patrón de distribución con mayor exactitud.

4.2. Distribución por tipo de edificios

4.2.1. Edificios eclesiásticos

La mayor cantidad de litograbados se encuentra en los templos, capillas y monasterios o conventos virreinales de la región, erigidos, en su mayoría, sobre adoratorios incaicos, conocidos también bajo el nombre de usno o huacas. Contabilizamos 36 templos, 2 capillas y 4 monasterios o conventos de origen colonial con piezas líticas grabadas, haciendo un total de 42 edificios de carácter eclesiástico. Algunos pocos, como la Catedral de Cusco, fueron construidos poco después de la invasión española, mientras que la mayoría data de fines del siglo XVI y comienzos del siglo XVII. El antiguo Seminario de San Antonio Abad (hoy Hotel Monasterio), por ejemplo, ha sido construido en 1595, la iglesia de Chinchero en 1607 (según una inscripción en el arco toral), sobre los cimientos de un palacio inca, mientras que la Capilla de Canincunca lo fue en 1620, también sobre un adoratorio de la época inca.

La historia de estos templos se caracteriza por sus múltiples remodelaciones, remociones y adiciones de elementos arquitectónicos, por lo que varios de los litograbados, originalmente integrados en su estructura, ya no existen o han sido desplazados a otros lugares, donde ya no son visibles.

4.2.2. Edificios civiles

Las construcciones incas no sólo fueron aprovechadas por los maestros de obra de los templos virreinales como fuentes baratas para el abastecimiento de piedras labradas, sino que también sirvieron de cantera para que los españoles construyeran sus casas en el Cusco, en los solares asignados por las autoridades coloniales.

Al examinar las paredes externas de las viejas casonas del centro histórico del Cusco, los autores encontraron varias piezas grabadas, que se sumaron a las ya registradas por el arquitecto Germán Zecenarro (op. cit.). Otra fuente importante de información sobre la ubicación de litograbados en casas particulares del Cusco es el Proyecto de Catalogación del Centro Histórico, iniciado por la Municipalidad del Cusco en el año 2003, bajo la dirección de la arqueóloga Mónica Paredes. Durante los trabajos sistemáticos de documentación del estado actual de las casas, manzana por manzana y predio por predio, ella y su colega pudieron registrar (entre las numerosas piezas líticas incaicas sueltas o integradas en muros, gradas, antepechos en el interior de las casas o en las portadas), numerosas piezas líticas con grabados de las cuales no se tenía conocimiento hasta la fecha.

En total, suman 30 los edificios civiles del centro histórico del Cusco donde se halló un total de 59 litograbados. En la mayoría de las casas sólo se han hallado una o dos piezas, siendo raros los edificios civiles que exhiben un número mayor.

En muchos patios y traspatios del Cusco existen piedras labradas amontonadas de origen colonial e incaico (fig. 42). No descartamos la posibilidad de que entre estas piedras se oculten litograbados aún no registrados, al igual que en las casonas del centro histórico donde no se ha logrado ingresar.

Fuera de la ciudad del Cusco encontramos litograbados en antiguas casonas y casas-hacienda de Huarocondo, Yucay, Urquillos, Huaro, Chinchero y en el pueblo colonial abandonado y en ruinas de Apachaco, en Espinar (figs. 30-32).

En el mapa de la figura 23 se muestra la localización de las casas con litograbados en el centro histórico del Cusco. Puesto que aún quedan muchos interiores de casas por inspeccionar, la distribución actual mostrada en el mapa tiene sólo carácter preliminar.

Fig. 23: Mapa de ubicación de litograbados en el centro histórico del Cusco.

4.3. El "Museo de Piedras Sagradas de Huaro"

En el centro poblado de Huaro existen varios litograbados en las gradas y plataforma del atrio y en el atrio del templo colonial, famoso por sus pinturas murales. También hallamos una piedra con una espiral grabada en la primera grada de una casa antigua cuya puerta da hacia la plaza del pueblo. Pero la razón por la que este pueblo requiere una mención aparte se debe a la existencia del llamado "Museo de Piedras Sagradas de Huaro", instalado en el año 2000 por iniciativa del antropólogo cusqueño Renato Dávila Riquelme (figs. 24-27).

Este museo, que consta de un solo ambiente ubicado en el patio de la Alcaldía distrital, forma parte de un circuito turístico de varias agencias cusqueñas y es visitado por un creciente número de turistas nacionales y extranjeros. Representa, sin embargo, bajo la consigna de la conservación y rescate cultural, un caso insólito de maltrato del patrimonio arqueológico del Cusco. En un afán coleccionista, el mencionado antropólogo ha reunido, hasta la fecha, aproximadamente 80 piezas, encontradas, según se informa en una página web(6), en los valles del Huatanay y del Vilcanota, desde San Sebastián hasta Quiquijana (Cusco) por Renato Dávila en los últimos 26 años. No contento con ello, el mencionado antropólogo, egresado de la UNSAAC, buscó retirar los litograbados del entorno de los templos coloniales de la región, como lo da a conocer su colaboradora Liliana Bringas en un articulo periodístico publicado en El Peruano, el 21 de junio del 2001. Alega que los pobladores apoyaron al museo con la entrega de piezas "como respuesta a la negativa de las iglesias regionales de entregar las piedras que forman las escaleras de atrios, los umbrales y muros de sus templos".

Lamentablemente no existe un registro de la procedencia de las piezas y, aún peor, la mayoría de las piezas ha sido intervenida por el Sr. Dávila mediante la profundización de los surcos con el fin de hacerlos más visibles. En unos casos, los surcos fueron retrazados siguiendo la imaginación del antropólogo, adicionando surcos o configurándolos de tal manera que se asemejen a un ser humano (fig. 26); en otros, al no ser posible extraer las piezas grabadas de los atrios o gradas de las cruces de piedra, se conformó con copiar algunos grabados, pero exhibiendo las piezas como originales (fig. 27, ver también calco de la pieza original en 5bE).

Fig. 24: Museo de Piedras Sagradas de Huaro: litograbados de dudosa procedencia amontonados en forma de un muro artificial.
Fig. 25: Pieza con surcos regrabados.
Fig. 26 (arriba): motivo antropomorfo inverosímil.
Fig. 27 (abajo): imitación de litograbado de Canincunca.

Los visitantes del museo no solo reciben explicaciones erróneas sobre el origen geológico de las piedras (meteorito obviamente suena más interesante y atrayente que roca andesítica o simples calizas) sino, también, interpretaciones fantasiosas en torno a los motivos grabados, algunos de los cuales son descritos como representaciones de cópulas o penetraciones ("El yanati, la hembra unida al macho") o de serpientes como "el cundalini, con 7 curvas que representan los 7 niveles de superación o reencarnación hasta llegar a la perfección". Los signos son interpretados como "escritura criptográfica inca", con mensajes metafísicos y esotéricos.

El caso tiene cierta similitud con el del tristemente célebre "Museo de Piedras" o "Biblioteca Gliptolítica" de Ica, montado por el ya difunto médico coleccionista Javier Cabrera D.

4.4. Distribución numérica de litograbados por sitios

El conteo de los litograbados registrados en edificios eclesiásticos y civiles del sur peruano, (incluyendo los del departamento de Arequipa −no visitados personalmente por los autores− y aquellos encontrados en sitios arqueológicos), arrojó la cifra de 551. De este universo de más de medio millar de bloques líticos con grabados, el 84.3% (465) corresponde a templos, capillas y monasterios o conventos coloniales, el 12.3% (68) a edificios civiles y el resto (3.2% ó 18) a complejos arqueológicos.

Considerando sólo las 450 piezas grabadas registradas en edificios eclesiásticos (templos, capillas y monasterios) del departamento del Cusco, constatamos que existe una gran variación en cuanto al número de litograbados por edificio y con respecto a la distribución entre edificios. Del total de 42 edificios, 27 tienen entre 01 y 10 litograbados; 10 edificios, entre 11 y 20 piezas; y solo 5 de ellos más de 21. La iglesia con mayor cantidad de litograbados es San Jerónimo, con 76 piezas (16.8% del total), seguida por la de Andahuaylillas, con 47 (10.4 %) y Chinchero, con 42 (9.3%). Si a San Jerónimo y Andahuaylillas le sumamos los litograbados del templo de Oropesa (18, o sea 4%), de la iglesia de Huaro (16 ó 3.5%), de la capilla de Canincunca (07, ó 1.5%) y de las iglesias del centro histórico del Cusco (18, ó 4%), vemos que la mitad (48.5%) de todos los litograbados hallados en el entorno de los edificios eclesiásticos coloniales del departamento corresponden al valle de Cusco.

5. Emplazamiento de los litograbados

El registro de las piezas líticas con grabados encontradas en edificios eclesiásticos virreinales del Cusco y la región permite concluir que existe, en cuanto al emplazamiento de los litograbados, una clara preferencia por las gradas de la cruz misional o catequística, que generalmente está ubicada en el atrio de las iglesias y capillas (figs. 28-35). En 22 de los 42 edificios eclesiásticos registrados en el departamento del Cusco, se han contado 240 piezas líticas grabadas (53.3% del total) –sea en la cara horizontal o vertical–, utilizadas como peldaños de las gradas en la base de la cruz. En 14 edificios, los litograbados se encuentran exclusivamente en las gradas de la cruz de piedra. El segundo lugar lo ocupan las gradas al atrio, con 113 litograbados (25.1% del total). Estos dos emplazamientos son ocupados por el 78.4 % de los litograbados hallados hasta la fecha. Las demás piezas grabadas fueron encontradas en las jambas o marcos de portadas, en las gradas a la portada principal o lateral, en la plataforma del atrio, en el zócalo y muro exterior del templo (figs. 36-40), en el muro exterior de la espadaña o en el interior de los edificios.

Fig. 28: Ubicación de litograbados en la cruz misional del templo colonial de San Jerónimo
Fig. 29: Litograbados en la base de la cruz de San Salvador

Fig. 31: Base estrellada de la cruz misional de Apachaco, con litograbados
Fig. 32: Litograbados espiralados y cúpulas en la base de la cruz misional de Apachaco
Fig. 30: Iglesia de Apachaco, Espinar, Cusco

Fig. 34
Fig. 33: Cruz de piedra del templo colonial de Yucay, Urubamba
Fig. 35

Fig. 36: Portada y fachada principal de la Capilla de Canincunca, Quispicanchi.

Fig. 37: Litograbados en las gradas al atrio, en el atrio, cruz misional y zócalo de la iglesia virreynal de San Jerónimo

Fig. 38a: Iglesia colonial de Huarocondo
Fig. 39
Fig. 38b: Portada del templo de Huarocondo. Los litograbados se encuentran al lado derecho en la cara vertical de un banco de piedras
Fig. 40

Llama la atención el caso de dos litograbados colocados, uno en el centro de la grada frente al altar del templo de Oropesa y otro en el mismo emplazamiento en el templo de San Salvador, precisamente en el lugar donde los feligreses suelen hincarse para recibir la sagrada hostia. En Ccatca, una piedra similar fue colocada en el centro de la grada que conduce al atrio de la iglesia. El caso de Oropesa manifiesta una intención deliberada de parte del maestro de obra de introducir un litograbado precolombino de probable connotación religiosa en el espacio sagrado del catolicismo. Lo mismo vale decir para las piezas líticas con grabados que fueron incorporadas en la base de las cruces erigidas en el atrio frente al templo.

Sorprende también la ubicación de una pieza lítica en el zócalo del muro del Claustro del Convento de la Merced en la calle Almagro, que tiene grabado el juego de alquerque o la versión peruana conocida como "leonera", apenas visible, en la cara que da hacia la calle. Otro litograbado fue incorporado en una de las jambas del Claustro del Convento de San Agustín. Obviamente se trata de casos de reuso, como material de construcción, de piezas líticas que originalmente tenían otro emplazamiento y función.

En los edificios civiles del Cusco (departamento), la ubicación más frecuente de los litograbados es en las gradas que conducen a la galería del segundo piso (19 del total de 68: el 27.9%), las jambas o marco de las puertas de ingreso (15 piezas, o 22%) y las piedras de albardilla en las galerías (10 = 14.7%), los que, en conjunto, abarcan el 64.6% de los litograbados encontrados en construcciones coloniales de carácter civil. En los patios de las casas se ha podido localizar un total de 13 piezas, en su mayoría sueltas (figs. 42, 43, 47) y algunas empotradas como losas. Las 10 piezas restantes se reparten entre los muros externos e internos de los edificios.

Fig. 41: Calle Hospital 792
Fig. 42: San Agustín 268
Fig. 43: Calle Desamparados s/n
Fig. 44: Calle Hospital 387

 

Fig. 46: Calle Ruinas 432
Fig. 48: Calle Ruinas 432
Fig. 45: Calle Hospital 387
Fig. 47: Calle Tambo de Montero 140
Fig. 49: Calle Nueva Baja 545

Fig. 41-49: Litograbados ubicados en casas particulares del Cusco (Fotos 41 a 43 y de 46 a 48: cortesía de la Aqlga. Mónica Paredes del Proyecto de "Catalogación del Centro Histórico del Cusco)

El emplazamiento preferencial en las gradas de las escaleras al segundo piso (fig. 41 y 49) y en la albardilla de las galerías de las casas (figs. 46 y 48), nos induce a pensar que ello encerraría una intencionalidad que desconocemos, quizás la de querer proteger a sus habitantes contra intrusiones maléficas mediante la fuerza mágica de las piedras sagradas, colocadas adrede en los accesos al espacio íntimo de la vivienda familiar.

...(sigue en la 2da. parte)


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